“A pesar de las dificultades, están intentando mantener la serenidad y la esperanza”
Francisca Ruiz Moreno | Vicedecana Colegio de Psicólogos
La vicedecana del Colegio de Psicólogos de Andalucía Oriental y fundadora del Grupo de Intervención Psicológica en Crisis y Emergencias explica el trabajo que se realiza con la familia de Julen
Dos expertos se turnan para estar las 24 horas junto a ellos intentado "calmar, serenar y regular las emociones que puedan distorsionar más aún la situación"
Málaga/El pasado domingo, a las 17:00, el Servicio de Emergencias 112 activó el Grupo de Intervención Psicológica en Crisis y Emergencias (Gipce). El rescate de Julen se intuía complicado y la asistencia psicológica a los padres se consideró necesaria. Desde entonces, un equipo de dos especialistas en cada turno está junto a los familiares sin descanso. Ya hace tres noches que la intervención se prolonga durante las 24 horas del día.
Francisca Ruiz Moreno es la vicedecana del Colegio de Psicólogos de Andalucía Oriental y fundadora del Gipce en Málaga. Este grupo se creó en 1998 tras la riada de Biescas en la que murieron 87 personas. Ante una tragedia de esta magnitud, el Colegio Nacional de Psicólogos y el Ministerio del Interior junto a Protección Civil formaron a profesionales para que pudieran actuar en casos de grandes emergencias. Desde 2006, también les activa el 112 “cuando hay menores implicados y alarma social”.
“El equipo está allí desde el domingo por la tarde, se van relevando, turnando, estamos en el puesto de mando junto con la familia y a demanda, lo que nos van pidiendo, si no nos necesitan nos retiramos pero son ellos mismos los que requieren que estamos allí”, explica Ruiz Moreno. Y apunta que no sólo tratan a los padres de Julen, también a otros familiares, tanto los que están desplazados a Totalán como los que se han quedado en El Palo.
“Hay momentos de más calma, de más tensión, noticias que llegan y nuestro trabajo depende mucho de este tipo de picos, somos muy flexibles”, agrega la especialista que destaca lo dura y larga de la intervención. “Nuestro trabajo consiste en canalizar las emociones lo más apropiadamente posible dentro de la dificultad que están viviendo en estos momentos, sobre todo para que no haya trastornos posteriores”, indica la vicedecana. Las psicólogas del Gipce, como reitera, están haciendo “mucho trabajo de contención, de calmar, serenar, regular las emociones que puedan distorsionar más aún la situación”.
Aunque en el grupo hay más de 40 personas expertas en este tipo de situaciones, son ocho las que hasta el momento han estado en contacto directo con el caso. “Se va a ampliar a más gente, ahora activadas 10 ó 15 personas”, apunta Ruiz Moreno. “Dentro de esa dificultad, la familia está intentando mantener la serenidad y la esperanza”, afirma la experta. “Hacemos una intervención muy respetuosa, depende de las necesidades de cada momento, ellos saben que estamos ahí”, añade y subraya que permanecerán con la familia hasta que acabe el rescate.
“Intentamos jugar con la información que están dando los equipos técnicos, mantener la serenidad, estar lo más racional posible dentro de una situación que entendemos que es muy difícil”, señala. La intervención del Gipce es inmediata y suele durar entre 48 y 72 horas, así que este caso está siendo singular. También lo fue el de Gabriel por su larga duración y la incertidumbre que generó.
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