Atropello mortal en la A-357: "Queremos justicia para Ray y que el responsable no quede impune"

Raimundo junto con su amigo Luis (gorra). / M. G.

A dos meses de cumplir 45, fue atropellado mortalmente cuando circulaba en su motocicleta por la A-357 -en sentido Cártama-, a su paso por Málaga capital, hace dos semanas. Era de madrugada y regresaba al domicilio en el que residía desde hacía unos tres o cuatro meses. En el camino, un vehículo conducido por un guardia civil que dio positivo en la prueba de alcoholemia supuestamente se le cruzó en el camino, arrebatándole la vida. Sus allegados, ahora, piden justicia para Ray.

Como cualquier otro fin de semana, la noche del pasado sábado 7 de octubre, Raimundo y Luis -excuñados, amigos y "casi como hermanos"- fueron al centro de la capital malagueña para tomar algo junto con otro acompañante. Aunque normalmente la víctima mortal volvía de copiloto en el coche de Luis, pues llevaban unos meses conviviendo, esa noche decidió llevarse su moto por si decidía regresar al domicilio antes.

Y así fue. Aunque les dijo a sus amigos que iba a otro "garito" a saludar a unas amigas y que regresaría al establecimiento en el que se encontraban, nunca lo hizo. Transcurrido un tiempo y viendo que Ray no volvía, sus amigos decidieron ir en su búsqueda al local al que había dicho ir. Al llegar, tampoco estaba.

Luis le escribió por whatsApp pero los mensajes ya no le llegaban. Al llamarlo, el teléfono aparecía apagado. Pensó que se había quedado sin batería y que había decidido marcharse a casa. Fue entonces cuando él también decidió retirarse de la fiesta y poner rumbo al domicilio, situado en la barriada de Colmenarejo -en el distrito de Campanillas-.

Durante el trayecto, por la A-357 -a la altura del campus universitario- Luis se topó con un accidente de tráfico. Entonces aminoró la velocidad para observar qué había ocurrido. Vio una moto de color blanco, implicada en el siniestro. Las características coincidían con la de su amigo. Cogió el teléfono y volvió a marcarle. Esta vez, rezando para que al otro lado de la línea Ray contestara. Pero, el teléfono continuaba apagado.

Decidió bajarse y acercarse al lugar de los hechos, donde vio una zapatilla de su amigo que reconoció al momento, pues las estaba estrenando. También vio un casco. "No tuve la menor duda de que era de él porque me lo había dejado alguna vez y sabía cómo era", cuenta. Unos pasos más adelante, alcanzo a leer la matrícula de la moto, pero no pudo creerlo hasta que un guardia civil, con la documentación de su amigo en la mano, le explicó lo que había ocurrido y confirmó la identidad del fallecido en el siniestro. "Ahí, se me vino el mundo encima", lamenta.

Recuerda que en el lugar había dos vehículos, "uno más claro y otro más oscuro" -que también habían estado implicados en el accidente-. Luis asegura que agentes del Instituto Armado le explicaron que su cuñado (así se refiere a Ray) recibió un primer impacto del coche en el que viajaba el guardia civil ebrio, lo que supuestamente le habría hecho caer y fallecer en el acto. Más tarde, otro vehículo lo habría arrollado debido a la dificultad para observar el cuerpo en la oscuridad de la noche, siempre según la versión ofrecida por este allegado de la víctima.

Luis manifiesta que "solo quiere que se haga justicia y que el responsable no quede impune porque le ha arrebatado la vida a una persona y ha dejado echa polvo a una familia". Defiende que "pague las consecuencias igual que cualquier otro ciudadano" y no tenga ningún beneficio "por ser guardia civil".

Hasta el momento, este periódico ha podido saber que el agente fue detenido por sus compañeros de Tráfico y trasladado ante el juez de Guardia, que decidió su puesta en libertad con cargos. El guardia civil carecía de antecedentes y, actualmente, sigue el caso pendiente del informe definitivo del atestado.

Así era Ray, el motorista fallecido en Málaga

No era especialmente motero, pero utilizaba la suya para ir al trabajo y desplazarse con mayor facilidad por la capital malagueña. En cambio, la bicicleta sí era su gran afición, participando en varias carreras sobre ruedas. Su amigo Luis lo define como una persona deportista. Durante los meses que compartieron techo, asegura que asistió al gimnasio casi cada día. De hecho, se estaba preparando para entrar a jugar en un equipo de fútbol de veteranos.

A Ray, que vivió casi toda su vida en el barrio de Huertecilla de Mañas -también en Campanillas-, le quedaban poco más de dos meses para cumplir los 45 años. Lo hacía el 28 de diciembre. Desde "muy jovencito" trabajaba en una empresa cárnica. Tenía mujer, una hija y tres hermanos, que se encuentran "totalmente consternados" por la pérdida.

Aunque su amigo lo define como una persona tímida y reservada, cuenta que le gustaba hacer vídeos "divertidos" para Tik Tok, la misma red social que ha utilizado ahora Luis para lamentar y denunciar lo ocurrido. "Por favor un poco de conciencia. Solo espero que no se repitan casos como este porque se pasa muy mal y se puede evitar", expresa ante cámara. "Un taxi vale muy poco y una vida vale mucho", reflexiona.

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