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Málaga/"Mi pequeño el otro día me rompió el mando de la televisión y el móvil. También me sacó un cuchillo y tengo miedo de él porque viene aquí a casa, que tiene las llaves", manifestó Ángela en un audio que envió a uno de sus cinco hermanos días antes de que el menor de sus hijos supuestamente la asesinara y depositara en una alcantarilla cercana al domicilio familiar.
En la nota de voz, la víctima confesaba estar muy nerviosa. "Espero que no vuelva a ocurrir lo mismo, pero no me fío del niño", manifestaba. Además, aseguraba que había informado de lo acontecido a la Policía -aunque no constan denuncias previas-. Ángela estaba en peligro y lo sabía, pero tenía "miedo" de las posibles represalias y tampoco quería "meter a nadie en sus cosas". Estas son las últimas palabras del mensaje que auguraba el peor de los desenlaces pocos días antes su muerte.
El hijo detenido por la Policía vivía con su padre, pero éste lo echó porque tenía actitudes "conflictivas" y se fue a vivir con la madre. Tanto la familia como los vecinos estaban al tanto de las numerosas peleas que se producían con frecuencia en el domicilio, situado en Carril del Capitán. La situación era tensa y, normalmente, estallaba por motivos económicos.
El 25 de mayo, Ángela sacó 900 euros del cajero. Normalmente le solía dar al "niño" -así se refiere la familia al pequeño de los hijos- "unos cinco o diez euros, no más". Pero ese día no se conformaba solo con un billete y madre e hijo comenzaron supuestamente a forcejear, según el relato del hermano.
"En cuanto mi madre dejó de contestar las llamadas y los whatsapps sabía que mi hermano estaba detrás", confiesa ahora Juan José, el hijo mayor de la víctima. "Mi tío se asustó, fue a la casa y cuando llegó vio todas las ventanas tapadas con sábanas. Si tú haces eso es porque alguien está pasando en el interior y no quieres que se vea", relata.
Hacía tres años que Juan residía en Sevilla, por lo que viajó a Málaga varios días después de la desaparición de su madre. Cuando llegó, asegura que se encontró a Ángel y a una familia amiga de este okupando la vivienda de Ángela. "Pedí que se marcharan, pero se negaron. Me decían que hasta que mi hermano no los echara no se iban", cuenta.
El hijo mayor de la víctima recuerda que nada más entrar le sorprendió el olor a lejía, además de los armarios vacíos. "Vi la ropa de la familia que había metido Ángel ya colocada, pero de las pertenencias de mi madre no quedaba ni rastro", señala. Asimismo, los vecinos de la zona le informaron de que habían visto al hermano pequeño días atrás tirando supuestamente numerosas bolsas de basura.
Al parecer, cambió de versión varias veces. En un principio optó por la ignorancia, "decía que él no sabía nada". Más tarde, le dijo a su hermano que la madre había hecho la maleta y se había ido de viaje; mientras que a otros familiares les contó que se había marchado con su novio. "Lo llevamos a Comisaría a ver si cantaba, pero no dijo nada, y los policías explicaron que no podían detenerlo porque no había pruebas", explica Juan.
Finalmente, el martes, tras encontrar el cuerpo de Ángela en una arqueta, a escasos metros de su domicilio, los agentes detuvieron al hijo menor en Torre del Mar, ya que se había refugiado en el municipio junto a su familia biológica. Fue su amigo, J. P, implicado también en los hechos y detenido este jueves, quien, al parecer, habría asegurado a la Policía donde se encontraba el cadáver. Al menor de 17 años se le imputan los delitos de asesinato y robo con violencia.
Además, se ha detenido a la madre de J. P., una mujer de 38 años, por supuestamente encubrir al hijo de la fallecida.
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