Un equipo que salva niños en el Materno de Málaga
El Materno ha conectado en 59 ocasiones a menores a un aparato que hace de pulmón y corazón artificiales para darles una oportunidad de sobrevivir
Málaga/Un aparato y un comprometido equipo de profesionales del Materno han permitido salvar ya la vida de muchos niños que estaban abocados a morir. El nombre de esta tecnología suena a chino para la mayoría, pero su función es muy clara: hacer de pulmón y/o corazón. Así se gana tiempo para que el niño se recupere y tenga opciones de vivir. El aparato se llama ECMO (oxigenador de membrana extra corpóreo, en inglés) y en el hospital malagueño ya se ha utilizado en 59 ocasiones desde su incorporación en 2014. Es un equipo que salva niños. Equipo, en la doble acepción de la palabra: la del aparato y la del grupo humano que lo maneja.
“No es una terapia curativa, pero nos da tiempo. Es una segunda oportunidad para el niño”, explica el jefe de sección de Cuidados Críticos y Urgencias Pediátricas del Hospital Regional, José Camacho.
Los pequeños que entran en ECMO son pacientes cardiacos cuyo corazón no tira tras una operación, que sufren patologías graves de este órgano o enfermedades respiratorias severas. Morirían si no los conectaran a esa máquina. Pero ahora, aproximadamente dos de cada tres se salvan gracias a este equipo y al complejo trabajo de los profesionales.
Camacho señala que la utilización de la ECMO supone “mucha, mucha, mucha carga de trabajo”, pero añade que para los profesionales un desafío: “Queremos crecer continuamente para darle una segunda oportunidad a esos niños”. Además, destaca el papel clave de la enfermería en estos casos, ya que realiza una labor muy cualificada e intensa por los cuidados de UCI que requieren los pequeños. “Estos niños necesitan muchos cuidados, pero es una técnica que nos da tiempo para pensar soluciones y para tratarlos”, añade Camacho.
De los 59 pacientes pediátricos que se han beneficiado de esta técnica, en cuatro casos incluso el equipo del Materno ha ido a buscarlos a hospitales de Jaén (dos) y Almería (otros tantos). Eso ha supuesto un despliegue que conmueve:una decena de profesionales en dos ambulancias escoltadas por la Guardia Civil para evitar vaivenes de tráfico que pudieran empeorar la situación clínica de los pequeños. Por seguridad, en estos casos llevan dos aparatos de ECMO.
También realizaron un traslado a Barcelona de un niño ingresado en el Materno para que se sometiera en la ciudad catalana a un complejo trasplante pulmonar. Ocurrió a principios de 2020 e hicieron historia. En aquella ocasión participó una veintena de profesionales. Fue la primera evacuación pediátrica de España en helicóptero de un menor conectado a un corazón y pulmón artificiales. Durante el vuelo, los sanitarios le realizaron hasta ocho analíticas por si había que hacer cambios en función de la altitud.
El Materno fue pionero en incorporar este equipo que –gracias al trabajo de muchos profesionales– ha salvado y salvará la vida de muchos niños. Habitualmente es una técnica que se incorpora en adultos y luego se amplía a las edades pediátricas. Pero en este caso, el hospital infantil fue el primero en utilizarlo en la provincia de Málaga, allá por 2014, cuando Guillermo Milano estaba al frente de la UCI de Pediatría. Ahora también lo tienen el Regional y el Clínico.
Camacho destaca el compromiso de los profesionales y el trabajo en equipo. Recuerda que este verano, un viernes por la tarde, había que ir a buscar a un recién nacido a Almería y traerlo al Materno conectado a la máquina. Lo pusieron en el grupo de Whatsapp y a los 10 minutos había en listado de voluntarios para participar en el traslado. El facultativo también resalta el apoyo de la Consejería de Salud, del SAS y de la dirección del hospital.
Antonio Morales es el facultativo de la UCI de Pediatría responsable de la ECMO. También hace hincapié en que “el trabajo en equipo es esencial”. En el proceso participan cirujanos cardiovasculares, enfermeros de Cuidados Intensivos y –según las patologías– neumólogos o cardiólogos. Aclara que no es una técnica que pueda emplearse con todos los pacientes ya que hay algunos casos que son irreversibles. “Se usa cuando vemos que puede existir la opción de salvarle la vida”, aclara. El porcentaje de éxito oscila entre el 56 y el 70%, según las enfermedades.
Morales explica que el aparato saca la sangre del cuerpo del niño y la pasa por un mecanismo complejo que sustituye la función del pulmón y/o el corazón. Más allá de las explicaciones técnicas, este facultativo –que ha participado en casi todos los traslados realizados por el equipo del Materno– también aporta la visión humana de los profesionales sobre este trabajo. “Es una sensación muy plena porque sientes que puedes contribuir, con una tecnología muy puntera y una organización muy minuciosa, a que el paciente tenga una oportunidad. Porque ves también a los padres... Si hay éxito y el objetivo se cumple, la sensación es de plenitud porque has ayudado a un paciente y a su familia. Te hace creer en nuestra profesión”.
Tanto Camacho como Morales insisten mucho en el trabajo en equipo no sólo dentro del Materno, sino con los profesionales de otros hospitales cuando tienen que hacer traslados, para traer o llevar niños. Ambos también resaltan la importancia de la formación continua y el desafío profesional que supone para los sanitarios.
De media, estos pacientes están ocho días conectados al aparato. Pero en el Materno un pequeño llegó a vivir 54 días con este corazón y pulmón artificiales. Y salió adelante...
Entre las estancias en el hospital, los profesionales que atienden al menor y los traslados –en aquellos casos son necesarios– resulta una técnica costosa. Y la ofrece la sanidad pública. Pero Camacho concluye con una reflexión:“Qué es caro si se saca adelante la vida de un niño?”
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