El avance de la plaga del mejillón cebra sigue imparable en Málaga

Medio Ambiente

Las larvas han llegado a las puertas de la planta de El Atabal y los regantes alertan de adultos en sus instalaciones.

Ejemplares adultos de mejillón cebra.
Raquel Garrido Málaga

30 de junio 2016 - 01:00

Poco efectivo resultó ser el tratamiento con un producto químico que la Junta de Andalucía aplicó en octubre del año pasado a lo largo de todo el canal principal de abastecimiento y riego que conecta con los pantanos del Guadalhorce, el sitio donde la presencia del mejillón cebra se detectó por primera vez en la provincia hace casi dos años. La plaga continua imparable y, tras unos meses de relativa tranquilidad coincidiendo con el invierno, el molusco vuelve a estar de actualidad hasta el punto de que sus larvas han llegado de nuevo a las puertas de la planta desalobradora de El Atabal, que abastece a la capital, y los propios regantes de la zona del Guadalhorce están encontrando ejemplares adultos adheridos a sus propias conducciones de riego.

No hay solución para erradicar por completo esta especie invasora, que llegó a los embalses del Guadalhorce en octubre de 2014, que parece haber llegado para quedarse. Lo reconoció el propio delegado territorial de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Adolfo Moreno, que aseguró que "debemos aprender con el mejillón y combatirlo lo mejor que se pueda con los medios actuales".

De hecho, adelantó que la Junta mantiene una colaboración con la Universidad de Huelva para estudiar posibles nuevos tratamientos a base de sustancias químicas como los sulfuros. Pero de momento poco más se puede hacer después de que se haya comprobado con estudios posteriores que el tratamiento que se aplicó el año pasado sobre el canal no ha dado los efectos deseados.

Durante dos días se vertió un producto químico a través de un dispositivo instalado en la presa de La Encantada y donde una bomba impulsaba el producto químico una vez mezclado con el agua que transporta la red de canales desde los pantanos del Guadalhorce hasta la capital para atacar a las larvas y ejemplares adultos de este molusco, que se caracteriza por su rápida proliferación y el consiguiente peligro de obstrucción de las canalizaciones donde se asienta. La tarea la realizó Tragsatec, que forma parte del grupo de empresas de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) adscrita al Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas y a la que la Junta de Andalucía le encargó el proyecto por su experiencia en el tratamiento de esta plaga en la cuenca hidrográfica del Ebro.

Pero además la Empresa Municipal de Aguas (Emasa), ante el riesgo de que el molusco obstruya las conducciones que llegan hasta El Atabal, lleva a cabo su propio control y tratamientos contra su imparable invasión. Pero precisamente los testigos que tiene instalados antes de la entrada del agua de los pantanos a la propia planta de tratamiento de la capital, y que consisten en una especie de red a la que se adhieren las larvas, confirman su proliferación. Actualmente, y según el concejal de Sostenibilidad Medioambiental en el Ayuntamiento malagueño, Raúl Jiménez, el último análisis de las muestras recogidas concluye que hay aproximadamente cuatro larvas del mejillón por cada litro de agua.

Por ello, se aplica de forma continua un tratamiento de productos oxidantes -fundamentalmente hipoclorito sódico y permanganato potásico- en el punto de entrada a la estación para eliminar a las posibles larvas que logren adentrarse. Además, para más seguridad se hace una hipercloración mensual del agua durante cinco días consecutivos.

La mesa del agua reune hoy a la Junta y regantes

La Delegación Territorial de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio ha convocado a las organizaciones agrarias y regantes de la zona del Guadalhorce una mesa del agua en la que se expondrá en particular la delicada situación en la que se encuentran los pantanos, y que la semana pasada cruzaron la línea roja que establece el Plan Especial de Sequía de las Cuencas Mediterráneas Andaluzas (PES) para activar el primer nivel de aviso ante un posible nuevo periodo seco. Esta primera fase no implica restricciones, aunque sí medidas de carácter general para optimizar el gasto de recursos hídricos disponibles.

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