Tribuna Económica
Carmen Pérez
Un bitcoin institucionalizado
MÁLAGA/Las despedidas de soltero son cada vez más comunes en el centro histórico de la ciudad, llegando a igualar los niveles previos a la pandemia. Normalmente, grupos ruidosos, disfrazados o vestidos de forma estrafalaria y sin eludir objetos fálicos y sexuales se hacen con las calles de la capital malagueña provocando el malestar de vecinos y hosteleros.
Con el objetivo de minimizar estas celebraciones y erradicar “el turismo de borrachera”, algunos bares y restaurantes han comenzado a restringir la entrada de estas reuniones. “Despedidas de soltero o soltera NO” es el cartel que da la bienvenida al número 5 de la calle Ramón Franquelo. Hace un mes que Daniel Romero, el propietario de Drunk-O-Rama, decidió colgar este mensaje en la puerta de su negocio. Megáfonos, disfraces indecorosos, ruido y comportamientos incívicos son algunas de los motivos que llevaron a este hostelero a tomar la determinación. Si bien, aclara que “se trata una medida disuasoria” ya que el derecho de admisión en determinados casos no les ampara.
El principal objetivo de Romero, tal y como él mismo indica, es velar por la tranquilidad de los vecinos y mantener “su clientela fija”. No obstante, apoya que cada establecimiento actúe con total libertad y señala que para algunos bares estos grupos constituyen la mayoría de sus beneficios.
En la taberna Uve Doble, situada en la calle Alcazabilla, las despedidas de soltero pueden seguir asistiendo, pero cumpliendo “unas normas”. El dueño del establecimiento, Willie Orellana, explica que no pueden entrar al local disfrazados. “Cuando nos sale la reserva de un grupo, le mandamos el menú por correo acompañado de un parrafito en el que pedimos que no vengan con indumentaria obscena si van a festejar una despedida”, manifiesta. Con esa postura, Orellana quiere contribuir a un "turismo de calidad”.
Según fuentes de la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos), los restaurantes de la capital “están muy concienciados con la importancia de la calidad, lo que resulta incompatible con comportamientos indecorosos que muchas veces protagonizan estos grupos”. Unas limitaciones que, apuntan, no solo se han impuesto en establecimientos del centro histórico, sino que se han extendido a otros muchos lugares de la ciudad.
El Balneario -situado en la barriada de Pedregalejo- es uno de ellos. Javier Muñoz, uno de sus encargados, cuenta que hace un par de meses decidieron dar un paso al frente y prohibir en la medida de lo posible la entrada a estos grupos. “Hemos tenido muchos problemas relacionados con peleas y ruido”, confiesa. Además, añade que “aunque la mayoría llegan a comer, se quedan hasta la noche y cuando las familias se acercan para cenar, ven el ambiente y se van”.
Los hosteleros coinciden en que este tipo de reuniones se suelen dar entre ciudadanos nacionales. “Málaga se está convirtiendo en la ciudad de España por excelencia para celebrar despedidas de soltero”, critican. También comparten la necesidad de imponer más medidas restrictivas o promover sanciones para quienes tengan comportamientos indecorosos.
Estas mimas peticiones, llevaron al Ayuntamiento de Málaga, hace apenas tres semanas a triplicar la vigilancia en el centro de la ciudad. Con el aumento del llamado ‘Plan de la Movida’, se refuerza la presencia de agentes, pasando de 15 a 45 en horario de 23:00 a 06:00, sumándose así al servicio ordinario habitual de cada noche y al servicio de movida de los viernes y sábado.
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