El barrio creado para alejar a la clase obrera

El barrio de Huelin, uno de los más populares de la ciudad, fue construido a mediados del siglo XIX, junto al núcleo industrial que se estaba formando en la próxima playa de San Andrés. Fue el industrial y comerciante Eduardo Huelin Reissig, descendiente de un comerciante inglés asentado en Málaga desde finales del XVIII, quien promovió en 1968 la construcción de una zona obrera en unos terrenos de uso agrícola plagados de cañas de azúcar y situados junto al mar fuera de los límites previstos para el ensanche de la ciudad.

El proyecto, suscrito por Juan Nepomuceno Ávila, preveía edificar unas mil casas unifamiliares destinadas a trabajadores de las fábricas cercanas, aunque finalmente se hicieron sólo la mitad. Se trataba de la mayor promoción privada de viviendas de la ciudad y, según el historiador Víctor Heredia, la idea era crear "un nuevo modelo de habitación para los obreros que les alejara de los lugares de socialización obrera, tan propicios para la expansión de las ideologías consideradas peligrosas para la burguesía de la época".

Huelin ya había construido en aquel lugar un conjunto de casamatas con un patio adyacente antes de plantear su proyecto. Las obras comenzaron en 1870 y cinco años más tarde, aunque no había terminado todas las obras de urbanización, el empresario cedió al Ayuntamiento las calles y plazas del nuevo barrio.

No obstante, surgió con notables deficiencias en lo que respecta a infraestructuras sanitarias, que no fueron corregidas en las décadas siguientes. La familia Larios adquirió la propiedad de la mayor parte de las viviendas en 1899 y poco después se produjeron denuncias del deterioro progresivo del barrio. Un informe del arquitecto municipal Rivera Vera de 1915 afirmaba que las casas carecían de retretes y las calles de alcantarillas, mientras que el pavimento, el alumbrado y el abastecimiento de agua tenían un estado deficiente.

Pese a todo, el expertó contó que algunas calles de Huelin eran "un hervidero de gente en torno a los mercados callejeros, con instalaciones precarias generalmente, que se montaban para abastecer a sus vecinos de productos alimenticios". A partir de los años 30 se impuso una política municipal de concentración de los puestos callejeros y de habilitación de mercados provisionales en la plaza de la Merced, El Carmen y Huelin, entre otros. La construcción de mercados municipales en los barrios se inició con el de la calle Mármoles en 1948 y continuó por toda la ciudad hasta que en 1977 se abrió el de Huelin.