Una batalla ganada por la igualdad

Ayer iba a ser el día uno de su huelga de hambre. Mar Cambrollé, presidenta de la Asociación de Transexuales de Andalucía, y Ángela Gutiérrez, de Conjuntos Difusos, estaban dispuestas a emprender su particular batalla a las puertas del Parlamento Andaluz con el único objetivo de desbloquear la ley integral que garantiza la no discriminación de las personas transexuales. Llevaban esperando la reacción del Gobierno de la Junta de Andalucía desde hacía años y por fin consiguieron su compromiso. Antes del 15 de diciembre será registrado en el Parlamento el marco legal que amparará al colectivo.

El de ayer fue un día para apuntar en el calendario de las cerca de 900 familias andaluzas que viven de cerca la transexualidad. Entre ellas los padres y madres malagueños que luchan para que sus hijos tengan una vida normalizada en todos los sentidos, desde la escuela al médico o el cambio de nombre en el DNI. "En diciembre de 2012, el Parlamento Europeo recomendó a todos los países miembros modificar sus leyes para no discriminar a los transexuales y proponer como referencia la ley argentina, la única a nivel mundial que ha dado autonomía a estas personas", comentaba la semana pasada Mar Cambrollé, presidenta de ATA. Esta respuesta se ha hecho esperar pero finalmente se ha conseguido. Por ello, ayer mostraban su satisfacción.

Cambrollé subrayó que el acuerdo alcanzado con PSOE e IU viene a satisfacer las demandas de los colectivos trasexuales y, sobre todo, que haya una fecha para el registro de la iniciativa. La presidenta de ATA indicó que el texto de la futura norma recoge las demandas del colectivo y se va a convertir en "una herramienta para defendernos contra la discriminación". Cambrollé puso de manifiesto que Andalucía fue pionera en crear la primera unidad de atención a personas transexuales y, de nuevo, se va a situar a la vanguardia de España y de Europa en una norma por la no discriminación por identidad de género y que garantiza los derechos de los colectivos transexuales.

Esta futura ley actúa en tres ámbitos esenciales, la educación, la sanidad y el trabajo, "abarca todos los ámbitos en los que los transexuales no somos considerados en igualdad con el resto de la ciudadanía", según comentó Mar Cambrollé la pasada semana. Y criticó que los transexuales estén, por el momento, "segregados para su atención médica en la sanidad pública en una unidad especial que lo que hace es tratarnos de forma desigual, someternos a una praxis que son patologizantes, nos somenten a unos test de evaluación psicológica a criterio subjetivo del profesional, las preguntas vulneran el derecho a la intimidad y se desprende de estos text que, a priori, se considera que estamos enfermos mentales".

La futura norma posibilitará la descentralización de la atención a las personas transexuales, de manera que puedan ser atendidas en sus provincias, excepto la cirugía de reconstrucción genital, que se deriva al Carlos Haya de Málaga. "Esta ley trabaja en lo que nos iguala y no en lo que nos diferencia", señaló ayer la diputada socialista Soledad Pérez, para quien, sin duda, estamos ante un "éxito compartido", fruto de una experiencia enriquecedora.