La Baviera Romántica X Múnich I

EL JARDÍN DE LOS MONOS

No salíamos de nuestro asombro ante la magnificencia exhibida en todas y cada una de las facetas del Oktoberfest

La Baviera Romántica IX: El palacio Herrenchiemsee

Una camarera en el Octoberfest de Munich
Una camarera en el Octoberfest de Munich

ANTES de llegar a la capital de Baviera estuvimos visitando la benedictina Abadía de Ettal (Kloster Ettal), ya que vino a cruzarse en nuestro camino. Fue fundada por Luis IV, apodado el Bávaro, en 1330, siendo Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y Duque de Baviera, perteneciente a la dinastía de los Wittelsbach, la misma que Luis II. Recordemos que Baviera fue reino a partir de Napoleón, y que su primer rey fue Luis I, el abuelo de nuestro Rey Loco. Antes, Baviera, solo fue un ducado.

La ubicación del monasterio benedictino fue elegida estratégicamente, cerca de los Alpes, en un valle rodeado de montañas, lo que ofrecía tanta belleza como aislamiento para los monjes. Esta abadía es famosa no solo por su belleza arquitectónica, sino también por su historia y su relevancia en la vida religiosa y cultural de la región. La iglesia de la abadía, dedicada a la Virgen María, es un ejemplo sobresaliente del estilo barroco, yo diría que del rococó alemán, con una impresionante decoración y una cúpula espectacular que se puede ver desde lejos. La fachada está adornada con detalles muy elaborados, y su interior está lleno de frescos y pinturas que representan escenas religiosas. Aunque, quizá lo más interesante de la abadía sea que, aparte de su función religiosa y educativa, activa desde el medievo, se dedica a destilar un licor famoso, mejor llamémosle “bebida espirituosa”, conocida como “Hierbas de Ettal”, ya que ayuda a elevar el espíritu y a la contemplación divina dentro de un entorno paradisíaco.

Ya en plena ciudad muniquesa, junto al río Isar, encontramos un camping, típico de las grandes ciudades, llamado Thalkirchen (algo así como Valle de la iglesia), en el que nos quedamos a pesar de estar atestado, ya que por su situación nos era muy cómodo. Nani y yo ya conocíamos Múnich, de hecho, no hacía aún un año que estuvimos en la extraordinaria, magnífica y divertida fiesta de la cerveza, el Oktoberfest que dura dos semanas (última de septiembre y primera de octubre), y se viene celebrando todos los años desde 1810. Es la fiesta folklórica (wolksfest) más grande y multitudinaria de Alemania y una de las mayores del mundo. Una feria en la que a Múnich llegan más de siete millones de visitantes dispuestos a beberse siete millones de litros de cerveza.

Una feria que nunca olvidaré. Fuimos invitados por el Hipo-Bank, socio hipotecario del Banco Popular, por haber sido el primer cliente español en financiar con ellos una importante promoción de viviendas en Málaga. Recuerdo que nos recibieron el presidente y el consejero-director general, llamado Zimmerman. En la recepción, para hacer el brindis, nos sirvieron una copita de ginebra Larios. Debieron pensar que para lisonjearnos nada mejor que una bebida tan malagueña. Nos enseñaron la sede del banco, un magnífico edificio de 29 plantas, con unas increíbles panorámicas de la ciudad, inaugurado en la década de los ochenta, y desde donde vi y conocí por primera vez los denominados “huertos urbanos”, solares en plena ciudad, dedicados al laboreo de productos hortícolas. Eran alquilados con todos los servicios y una caseta de aperos. Una vez terminada la visita, acompañados por Herr Doktor Zimmerman y una simpatiquísima y guapa traductora, María, nos llevaron a comer y, tras un descanso en el hotel, nos recogieron para ir a la caseta de la feria que usaba el Hipo-Bank.

No salíamos de nuestro asombro ante la magnificencia exhibida en todas y cada una de las facetas del Oktoberfest . La caseta tenía un aforo de 5.000 personas. Las jarras de cerveza tenían un litro de capacidad. Las camareras solían servir unas seis jarras en cada viaje, por lo que, para sostenerlas, se tenían que ayudar de los pechos, ciertamente generosos en aquellas hermosas germanas. La media de jarras bebidas, incluidas las de la cena, no bajaban de cinco per cápita. Precisamente por ello, es incalculable el volumen de urea evacuada en los servicios públicos habilitados. Y, lo más increíble, éstos se mantenían impolutos, ni una gota fuera de su sitio.

Es imposible de olvidar. Mirara a quién mirase, todo el mundo me parecía el sonriente Gambrinus (el Maestro Cervecero) de Cruzcampo, brindando con su jarra de espumosa cerveza en la mano. Todo eran sonrisas y lágrimas de alegría. Un concierto de jarras chocando, brindis a la luna. Sinfonía de ilusiones en una fiesta que no tiene fin. Y, por remate, la emoción de robar, colgada del cinturón, por detrás, tapada por el abrigo, una de las jarras, esa que siempre nos recordará esta inolvidable feria muniquesa. También vi que, en las calles del recinto ferial, se espetaban pescados como en Málaga. No eran sardinas, eran arenques de un cuarto de kilo, más o menos, braseados de igual forma, salvo que en lugar de estar ensartados en cañas, lo estaban en pinchos de hierro.

Múnich es una ciudad que flota entre la modernidad y la tradición. La fundó en 1158 Enrique el León que fue Duque de Sajonia, como Enrique III desde 1142, y Duque de Baviera, como Enrique XII desde 1156. Su nombre proviene del término alemán München, que significa “lugar de los monjes,“ en referencia a los monjes benedictinos que vivían en la zona y que jugaron un papel crucial en el pequeño asentamiento original. En el siglo XIII se le otorgó el estatus de ciudad, y fue a partir de ahí que empezó su ascenso, convirtiéndose en un centro de comercio y cultura. Fue en el siglo XVI cuando los príncipes de la dinastía Wittelsbach la consolidaron como la capital de Baviera, dejando una huella profunda en su arquitectura y patrimonio cultural.

Múnich prosperó durante los siglos XVII y XVIII, especialmente bajo los príncipes electores bávaros que buscaban hacer de la ciudad un centro de arte y conocimiento. Los palacios, iglesias y teatros construidos en esa época aún marcan el perfil arquitectónico de la ciudad. Sin embargo, el siglo XX trajo consigo una serie de eventos dramáticos. La ciudad fue un caldo de cultivo para movimientos políticos, incluido el ascenso del nazismo. Fue en Múnich donde Adolf Hitler y el Partido Nazi comenzaron a consolidar su poder. En 1923, la ciudad fue escenario del fallido Putsch de la cervecería, un intento de golpe de estado que, aunque fracasó, permitió a Hitler ganar notoriedad.

La Segunda Guerra Mundial dejó una huella profunda en Múnich, con bombardeos que destruyeron gran parte de la ciudad. Pero al igual que en toda su historia, Múnich demostró una gran resistencia y un gran espíritu de superación ante las adversidades. Después de la guerra, la ciudad se reconstruyó rápidamente, adaptándose a los nuevos tiempos y convirtiéndose en un importante centro económico y cultural en Alemania. Hoy en día, Múnich es conocida no solo por su historia y cultura, sino también por su vibrante economía y como sede de empresas multinacionales, universidades de prestigio y una vida cultural que sigue siendo tan activa como lo fue en sus días de esplendor. La ciudad es un claro ejemplo de cómo el tiempo puede transformar y renovar, pero también de cómo el pasado nunca deja de ser parte de la identidad de un lugar.

Entre los signos de identidad de Múnich está, sin duda, su rica tradición cervecera, de la que dan fe sus famosas cervecerías que ofrecen una experiencia única de la cultura bávara. Entre las más famosas están la Hofbräuhaus que data de 1589 y fue fundada por el duque Guillermo V de Baviera. Es, quizá, el más conocido símbolo de la ciudad; la Augustiner Bräu, la más antigua de la ciudad, fundada en 1328; la Franziskaner Bräu, fundada en 1363; la Paulaner, fundada en 1634; la Schwaben Bräu, fundada en 1681; o la Lowenbräu que es otra de las históricas. Para los cerveceros, Munich es la capital del reino de la malta fermentada, aunque el gran maestro cervecero por excelencia, mi querido amigo Alfonso Heras, me dirá que, imperdonablemente, le falta la Cruzcampo, fundada en Sevilla en 1904.

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