Los bomberos malagueños en La Palma: “Estamos impactados con el fenómeno natural”
Siete miembros del Consorcio Provincial participan en labores de limpieza y rescate derivados de la erupción
La ayuda se ofrecerá durante una semana una vez al mes
Málaga/Francisco Soriano, María García, Antonio Manuel Cobos, Salvador Olivas, Joaquín Molina, Marta Soria y Jair Pereira son los siete miembros del Consorcio Provincial de Bomberos de Málaga que el pasado domingo viajaron a La Palma para desempeñar labores de limpieza y rescate derivadas de la erupción del volcán Cumbre Vieja, que cumple ya 79 días activo.
“Estamos impactados con el fenómeno natural”, asegura el director técnico del grupo, Francisco Soriano, quien manifiesta que cada vez que se acercan a las inmediaciones del volcán y observan cómo expulsa lava, gases y piroclastos se quedan impresionados: “Piensas, ¿cómo es posible que esto esté ocurriendo?”, expresa. Pese a los años en la profesión y las experiencias en emergencias internacionales, ninguno de ellos había presenciado un suceso de este tipo.
La situación más al límite que recuerdan haber vivido recientemente es el incendio forestal de Sierra Bermeja, desencadenado el 9 de septiembre y catalogado como de sexta generación: “Estuvimos durante seis días las 24 horas, y participamos 100 efectivos con 20 vehículos”.
El grupo forma parte íntegramente del dispositivo de Emergencias de Canarias organizado por la erupción del volcán, como si de una dotación de allí se tratase y, por ello, participan en todas las actuaciones que se les solicitan. “Nuestra misión principal es estar como en un parque de bomberos para dar apoyo a nuestros homólogos de La Palma y actuar en caso de accidentes y rescates, entre otras emergencias”, explica Soriano.
El día de los siete voluntarios malagueños empieza a las 8:00 horas cuando se levantan para estar a las 9:00 horas en el Puesto de Mando Avanzado, donde se produce una reunión de coordinación y se deciden las tareas prioritarias a realizar.
Una de las labores que están llevando a cabo es la de limpieza de cubiertas, apunta Soriano, que también cuenta que han rescatado animales y hasta un dron -empleado por el Gobierno de Canarias para tomar imágenes del volcán- que había quedado a 20 metros de altura en un pino situado en la parte alta de la ladera junto a la cresta del volcán.
El director técnico explica a este periódico que se han delimitado dos zonas: la zona norte y la zona sur. Esta última es la que presenta más riesgo debido la presencia de gases tóxicos y los vientos. Aunque ha informado de que el grupo está mayoritariamente trabajando en la zona norte, también lo hacen en la parte sur, sobre todo, para acompañar a los vecinos cuyas viviendas se encuentran en esa área y necesitan recoger pertenecencias.“Ahí puedes hablar con ellos y descubres la gran resiliencia que tienen pese a lo que están sufriendo”, manifiesta Soriano.
En torno a 2.000 viviendashan sido sepultadas desde que el pasado 20 de septiembre entrara en erupción el volcán, 1.100 hectáreas han sido afectadas y hasta 5.000 personas desalojadas.
“No tiene nada que ver con lo que se ve en televisión; cuando sales a la calle y empiezas a ayudar, el panorama es desolador. Hay zonas que parecen el escenario de una guerra”, asegura Salvador Olivas, uno de los siete bomberos que ha viajado a la Palma con el objetivo de “ayudar en lo que se pueda”.
Olivas manifiesta que le ha marcado especialmente la fortaleza de las personas que han perdido todo, así como sus compañeros de profesión de la isla, a quienes define como “héroes”.
Motivado y con muchas ganas de seguir trabajando se muestra Jair Pereira, otro de los integrantes del grupo. Tras quince años en la profesión y experiencia en grandes emergencias como la explosión del puerto de Beirut (Líbano) en agosto del año pasado, Pereira confiesa estar impresionado con la gratitud de los palmeros. Maravillosos y entrañables son los adjetivos que emplea para definirlos.
Por su parte, María García también destaca de esta experiencia el impacto social:“Es grandioso ver un volcán, es un fenómeno de la naturaleza imponente e incontrolable, pero el drama humano te llega más”, confiesa.
Una de las historias que más le ha marcado es la de un hombre de 87 años. Cuenta que todos los días está en el puesto de control de la Guardia Civil esperando para poder ir un rato a su casa y recoger algunas pertenencias: “Le cuesta mucho perder el contacto con su hogar”. Aunque asegura que están haciendo todo lo posible, la vivienda está llena de ceniza volcánica y hay muy pocas posibilidades de que la estructura aguante y se salve, lamenta García.
“El impacto psicológico que te dejan este tipo de emergencias es brutal, no te quieres ir hasta que se arregle”, expresa
María García ha participado en otras catástrofes como en el terremoto de Nepal (2015) junto a otro miembro de la cuadrilla en La Palma, Antonio Manuel Cobos. Con gran experiencia a sus espaldas, Cobos destaca el conocimiento que está adquiriendo gracias a científicos y vulcanólogos, y las lecciones de vida que le están dando los palmeros: “Son gente con mucha fuerza y ganas de seguir adelante”.
Para otros compañeros, como Joaquín Molina, es la primera vez en una emergencia de mayor envergadura. “Todos los días les mando whatsApps a mis tres niños y a mi mujer a través de un grupo familiar”, explica.
Cuenta que en el hotel en el que se hospedan hay una familia con tres hijos con los que empatiza especialmente: “Yo los veo y, pienso, podría ser yo”.
También es la “primera emergencia real” para Marta Soria, quien se muesta emocionada y agradecida con los palmeros: “Nosotros les estamos ayudando en todo lo que podemos y siempre nos ofrecen su mejor sonrisa”.
Asimismo, afirma que volvería con los ojos cerrados, incluso se quedaría si pudiera: “Ya me organizaré yo con el marido y con los niños”.
Soria recuerda el testimonio de una mujer que enterró hace dos años a su hijo y lo ha tenido que exhumar para volver a enterrarlo en otro lugar, ya que la lava ha arrasado con el cementerio. Soria, impresionada, cuenta que la señora le daba, sonriente, las gracias. “Tendría que darle las gracias yo por la forma en la que nos tratan”, manifiesta.
Así lo demuestra un vecino de La Palma a través de un audio de WhatsApp, que facilita el grupo de bomberos a este periódico, en el que muestra su gratitud a la labor desempeñada por el grupo del Consorcio Provincial de Bomberos de Málaga:“No tengo palabras para agradecer lo que están haciendo por todos nosotros. La gran sorpresa es lo amables y trabajadores que son ustedes altruistamente”. El ciudadano añade que “el sentimiento con esta catástrofe no puede ser peor, pero el sentimiento por los que nos están ayudando ante esta catástrofe no puede ser mejor”.
Este grupo conforma la primera dotación de bomberos de la provincia que ha viajado a la Palma, pero no será el único, pues está previsto que se desarrollen este tipo de labores de cooperación al menos una semana al mes mientras sea necesario.
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