El boom desmedido de las energías renovables en Málaga
Más de 120 proyectos esperan la aprobación en la provincia
Málaga/Con más de 3.000 horas de sol al año la situación de la provincia de Málaga es inigualable. Buen clima y calor casi todo el año que llaman la atención de turistas en Europa y el resto del mundo, que vienen a disfrutar de los más de 320 días al año que brilla el sol. Una recarga de melanina y vitamina D al contacto con el Lorenzo que hace a la provincia tremendamente atractiva.
Pero no son los turistas los únicos que han puesto el ojo en las innumerables propiedades que el sol en cantidad puede aportar. Multitud de empresas se han fijado en la provincia para poner en marcha proyectos de huertos solares, llegando a los más de 120 proyectos esperando aprobación en Málaga. En caso de que los organismos competentes den el visto bueno a todos y cada uno de los dossiers presentados más de 1.000 hectáreas en el territorio se verían cubiertas por paneles fotovoltaicos.
Esta imagen le sirve a Antonio Pérez, alcalde de Aloizana y presidente de la Mancomunidad de la Sierra de las Nieves, para decir que el interior de Málaga se convertiría en “una gran vitrocerámica que funcionaría como interruptor para el encendido y el apagado de las grandes ciudades”. La Sierra de las Nieves, además acaba de ser catalogada como Parque Nacional, poniendo en alza la biodiversidad de la zona en fauna y flora –alberga el 65% del pinsapar nacional–. La implantación de estos megaparques supondría “un impacto visual y paisajístico demoledor para el Parque Nacional”, en palabras del presidente de la Mancomunidad.
Pérez teme que el impacto de estos proyectos sea “irreversible; en principio hacen un proyecto a 20 años, pero nadie te dice que no se queden más tiempo”. Además, asegura que los vecinos tienen miedo de que declaren los parques fotovoltaicos Bien de Interés General y los expropien al valor catastral, un precio mucho menor del rédito que les darían anualmente; “desconfiamos que vayan a cumplir el contrato y el pago a los agricultores”.
Otra de sus preocupaciones es que la conversión de terrenos dedicados a la agricultura u otras actividades en terreno industrial acabe influyendo en el empleo de una zona que ya adolece de falta del mismo en muchos casos. “Los puestos de trabajo que se crean en estas plantas son irrisorios, hay algún especializado en mantenimiento y vigilancia, que se hace con cámaras”, asegura Antonio Pérez.
Pese a ello, asegura que no están en contra de las energías renovables, pero “no de este modo”. Por eso Pérez es uno de los alcaldes del PSOE que se han unido para pedir una moratoria a estos proyectos que permitan gestionarlos y organizarlos de una manera más ordenada y con un estudio más calmado.
No sólo los alcaldes del PSOE han pedido esta moratoria, la Diputación de Málaga también ha votado por unanimidad esta moratoria, exigiendo a los organismos competentes que se diseñe consensuadamente un mapa que fije los lugares más idóneos para su instalación, “respetando los valores ambientales, turísticos, culturales, agrícolas y paisajísticos del territorio y se tenga en cuenta la opinión de cada ayuntamiento a la hora de aprobar actuaciones que transformarán de manera notable su término municipal”, aseguran desde la Diputación.
La provincia de Málaga generaba en 2020 160,98 MW de energía fotovoltaica conectada a la red, casi cuatro veces más que lo que se producía en 2011. Además, el parque energético está basado en un 49,5% en energías renovables, según el último Informe de Infraestructuras Energéticas de la Junta de Andalucía para la provincia.
Jesús Guzmán, coordinador de Ecologistas en Acción Málaga, asegura que en caso de llevarse a cabo todos los proyectos que están en estudio se produciría cuatro veces más energía de la que se consume en la provincia. El coordinador se muestra en contra de los megaparques en la provincia, “vamos tarde con las energías verdes, pero no por eso debemos hacerlo corriendo y sin un plan”. Asegura que la Consejería debe “crear un mapa de parques fotovoltaicos, igual que se hizo el mapa de los parques eólicos”. Además, teme que detrás haya una intención especulativa del terreno; “se está comprando el terreno muy barato y cuando se acabe la vida útil de las plantas no sabemos qué va a pasar con ellas”.
Enrique Salvo Tierra, que dirige la Cátedra de Conservación de la Naturaleza en la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), cree que la incidencia de los parques fotovoltaicos y los aerogeneradores están teniendo una presencia excesiva en la provincia. “Creo que falta un modelo de planificación territorial que establezca cuáles son los lugares idóneos para el aprovechamiento de esa energía”.
Puntualiza que si, además, los parques no se ven “acompañados de las medidas correctoras suficientes aumentará el nivel de erosión de los suelos al situarse en las zonas de crestería”. Además de la pérdida de biodiversidad preocupa la pérdida de valor biológico del suelo.
Otro de los puntos negativos que supondría la implementación es la posibilidad de la alteración de la cuenca hidrográfica por la modificación de las cresterías, que suponen el primer escollo para los fenómenos lluviosos. No es sólo el sol lo que se juega la provincia con estos huertos solares.
Los mega parques traen un aumento de la temperatura
Eliminar un manto verde que aporta sombra y cobijo por una plancha metálica que poco aporta a la permeabilidad del suelo puede ser catastrófico desde el punto de vista ambiental para el profesor de la Universidad de Málaga Enrique Salvo Tierra. “Hay que renovar los conceptos del impacto ambiental, en Canadá han muerto 100 personas al alcanzar los 50 grados y en Siberia se han superado los 48”, señala el experto. Estas olas de calor pueden llegar “si no generamos infraestructura verde y, además generamos infraestructura gris”. Esto, unido al albedo, es decir, la reflexión de los rayos solares sobre superficie que no la absorbe, como la arboleda, “calienta aún más y hace que la isla de calor urbano sea más intensa”, apunta el profesor. Esto puede ser especialmente perjudicial en Málaga, donde estamos un grado por encima del histórico desde principios de siglo, según los datos de Aemet.
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