“Estamos en un boquete y es necesario un horizonte, tener un sitio al que salir”

Patxi Velasco | Director CEIP María de la O de Los Asperones

El director del colegio de Los Asperones señala la necesidad de dar oportunidades a los vecinos para su autogestión

Pide que se tenga en cuenta la realidad de los que más sufren y cree que "hay gente con mucho talento que está paralizada, se ha hecho un asistencialismo incapacitante”

Patxi Velasco, el segundo por la derecha, junto a trabajadores y vecinos del barrio.
Patxi Velasco, el segundo por la derecha, junto a trabajadores y vecinos del barrio.

En diciembre se inició un movimiento ciudadano en Los Asperones para pedir mejoras. Una vecina había fallecido de cáncer de pleura, muy posiblemente a causa del amianto, y el miedo se propagó como la pólvora. A partir de ahí surgieron otras reivindicaciones urgentes, como el alumbrado público en la fase 1, sin funcionar desde hace medio año o una parada de Metro. Pero todo pasa por el desmantelamiento de un barrio que tiene en el colegio María de la O un referente. Su director, Patxi Velasco, ve a diario la dura realidad de muchas familias sin más expectativas que seguir subsistiendo.

–¿Cuáles son las necesidades principales del barrio?

–Le hace falta un horizonte. Estamos en un boquete y es necesario un sitio al que salir. Animo a los niños a que vayan a otro colegio, a que conozcan otras realidades. Es verdad que hay una pobreza y una miseria grande y que nosotros cubrimos necesidades básicas, pero hay que tener un horizonte. No se puede querer llegar a un sitio que no se ve. Lo más acuciante es salir fuera y tener formación. Algunos niños lo están consiguiendo.

–Otros están encerrados...

–Sí, y eso genera mucha enfermedad mental, mucho sufrimiento y faltas de expectativas. Hay gente con mucho talento que está paralizada. Nosotros hablamos de asistencialismo incapacitante.

–¿Qué es ese “asistencialismo incapacitante”?

–Se les paga la luz, el agua, la vivienda y eso no es un favor. Toda esa inversión se debería destinar a promoción, formación y empleo. Hay que hacer cosas que capaciten a la gente. La gente tiene que ser dueña de su gestión, hemos atrofiado la ciudadanía de las personas y eso no está bien. No hay que pedir otra ayuda social sino una oportunidad.

Una de las calles de Los Asperones.
Una de las calles de Los Asperones. / Javier Albiñana

–¿Algunos tienen miedo a marcharse?

–Sí, piensa en que los niños que llegaron con 5 años tienen 35 y no han visto en su vida un recibo de la luz, ni del agua. Hay mucha gente muy capaz de seguir adelante y hay que procurar que se valga por sí misma. Tienen que tener una oportunidad más allá de un sitio que no tiene recursos. El otro día llevé a una vecina a arreglar unos papeles, aparqué en SARE y no sabía por qué había que echarle dinero a una máquina. Nunca había visto esto porque es como si no viviera en Málaga.

–¿Es necesario el desmantelamiento?

–Todas las organizaciones y entidades que trabajamos allí creemos que debe de haber un plan integral e integrador que nos incorpore a la ciudad y que trabaje todos los aspectos de educación, de salud, de formación, y que se haga un seguimiento. No va a ser fácil, hay mucha atrofia social, mucha exclusión y dolor, pero creo que se puede hacer y que tiene que ser integral. La vivienda no es la única solución. No se trata de un cambio de casa si no de vida.

–¿Es diversa la realidad de Los Asperones?

–Bastante. Hay gente que hace su vida fuera y que solo va a dormir y otras familias que no salen nunca y no han visto ni el mar.

–Ha escrito una carta a los Reyes Magos, ¿qué ha pedido?

–Que los Reyes vengan, que vean la realidad, que los niños tengan un futuro y los ancianos un plato de comida, que traigan un poco de cordura a los políticos. Pero esto es como predicar en el desierto.

"Lo que me da miedo es que haya intereses cruzados y que solo cuando sea rentable en otros parámetros se intervenga"

–¿Sigue sin haber luz en la Fase 1?

–Sí. Intuyo que hay un problema entre el Instituto Municipal de la Vivienda y el Distrito, entre lo que es mantenimiento e instalación, y no se ponen de acuerdo. Al final no se arregla y sigue sin haber luz.

–¿Los Asperones continúan en el olvido?

–Sí, sin duda, es algo recurrente que parece que ya no es noticia. Pero es un lastre que tiene la ciudad, igual que otros barrios. Los que trabajamos allí no queremos ser cómplices, estamos secuestrados por la marginalidad y ya vemos normal lo que no es, que un niño llegue descalzo o sin calcetines a clase. Uno se acomoda a lo que vive pero no queremos ser cómplices.

–¿Hay que insistir con las reivindicaciones?

–Sí. La idea es hacer visible esta realidad. También sería bueno que formara parte del debate público ahora que vienen las municipales. Los más pobres, no solo los vecinos de Los Asperones, tienen que formar parte del debate, aunque muchos de ellos no voten porque no tienen esa conciencia política. Pero la ciudad sí tiene que tener conciencia de ese dolor. Luego la gente es buena, el tejido social es sensible. Málaga si tiene corazón, lo que le falta es una mejor gestión. Es importante que haya un compromiso y una búsqueda del bien común. Lo que me da miedo es que haya intereses cruzados y que solo cuando sea rentable en otros parámetros se intervenga.

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