El Cachulo ya disfruta de su libertad en El Palo tras cumplir condena y pasar 10 veces por prisión

"Es un personaje a borrar de las mentes. No perdurará mucho en el imaginario paleño cuando deje este mundo", reniegan vecinos del barrio que le vio nacer

Quién es El Cachulo y por qué es uno de los presos más conflictivos de la cárcel de Alhaurín de la Torre

La prisión de Botafuegos vista desde el exterior.
La prisión de Botafuegos vista desde el exterior. / Erasmo Fenoy

Lo recordarán. Mató a puñaladas, cuando aún no había cumplido la mayoría de edad, a un vecino de El Palo. Corría mayo del año 2000 cuando marcó con sangre su historial de antecedentes. El de Rafael F. R., alias El Cachulo, fue uno de los primeros casos que puso en tela de juicio la Ley Orgánica 5/2000, conocida como la Ley del Menor. Su aplicación hizo que fuera juzgado bajo el sistema juvenil. Y, con ello, que eludiera una condena de mayor severidad pese haber acabado con la vida de una persona cuyo único pecado fue recriminarle que vejara a su novia en un bar. Salió libre en enero de 2001 tras purgar una condena solo ocho meses después de consumar el asesinato. La sentencia le obligaba a pasar ocho años en internamiento en un centro de régimen cerrado para menores, un reformatorio. Desde entonces, su nombre no ha dejado de sonar en los círculos policiales, que ya lo consideraban un delincuente peligroso. Ahora, El Cachulo, tras pasar hasta en 10 ocasiones por prisión, recupera su libertad de forma definitiva, si no vuelve a delinquir.

"Es un personaje a borrar de las mentes"

Su intención, según proclamaba poco antes de salir de la cárcel, era regresar al barrio que lo vio nacer. Allí no olvidan su trayectoria, marcada por un asesinato y una pena atenuada por su edad. Los hay que, lejos de aplaudir su libertad, reniegan de él, por el perjuicio, recalcan, que causó a la imagen de la barriada, que durante años se vio envuelta en una espiral de violencia y amenazas. "Es un personaje a borrar de las mentes. No perdurará mucho en el imaginario paleño cuando deje este mundo", sentencian vecinos consultados por Málaga Hoy. Temen que su liberación no signifique el final de una extensa carrera criminal, sino el comienzo de un nuevo capítulo en su currículo delictivo.

Vecinos se muestran convencidos de que su liberación puede ser el comienzo de un nuevo capítulo de su historial delictivo

Su última penitencia la ha cumplido en la cárcel de Botafuegos, en Algeciras, a la que había sido trasladado en noviembre de 2023 por un incidente ocurrido en el centro penitenciario de Alhaurín de la Torre, donde tenía el dudoso honor de ser considerado "como uno de los internos más conflictivos". La Asociación Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM) denunció entonces que había atacado a un recluso y agredido a un funcionario, que resultó herido. Los trabajadores pudieron “frenar la agresión y evitar un mal mayor”, debido, remachaban, “a la gran corpulencia del agresor y a su historial violento”. Como castigo, el reo ingresó en el módulo 15 de aislamiento. El traslado, como en su caso, se aplica a aquellos presos que provocan graves problemas de seguridad entre rejas.

Su última muesca

El Cachulo permanecía encerrado tras haber sido detenido poco antes por asestar una puñalada al perro de unos vecinos, con los que mantenía ciertas rencillas. Los hechos se remontaban al 4 de octubre, cuando un aviso al 091 alertaba de una agresión en una vivienda. Allí, la Policía localizó al animal con una herida sangrante en el cuello. Según el relato de la dueña, unos minutos antes un conocido había saltado el muro perimetral de la casa y desde el patio había comenzado a amenazar de muerte a uno de sus familiares. El comportamiento violento del agresor hizo que los moradores, amedrentados, no se atrevieran a salir al exterior. Antes de marcharse, explicaron desde la Comisaría provincial de Málaga, "centró su ira en el perro de la familia", al que asestó una cuchillada. El animal salvó la vida.

El perro que fue apuñalado en Málaga
El perro que fue apuñalado en Málaga / Policía Nacional De Málaga

Rafael F. G. volvió a estar en el centro de la polémica tras beneficiarse nuevamente de un régimen de libertad condicional. En 2019, desafiaba, otra vez, a la Justicia, entonces por un delito de quebrantamiento de condena. La Policía había encontrado en calle Martínez de la Rosa un sistema de localización permanente por GPS. La investigación apuntaba a que se había arrancado la pulsera telemática que debía llevar como responsable de un delito de violencia de género.

Ahora, su regreso a las calles, a los 42 años, ha reavivado el debate sobre la aplicación de las penas y las posibilidades de reinserción de personas con antecedentes de violencia tan extensos. En el ámbito judicial, hay voces que defienden que la aplicación de la Ley del Menor en su momento fue adecuada, ya que el sistema penal juvenil tiene como objetivo la rehabilitación y reinserción social de los menores. Sin embargo, las críticas apuntan a que la reincidencia de El Cachulo pone en cuestión la eficacia de este enfoque. No en vano, el crimen lo había perpetrado cuando, siendo un adolescente, disfrutaba de un permiso que le permitió salir de un centro de menores de Sevilla, donde fue recluido cuando tenía 17 años por un intento de homicidio cometido antes.

Unos años después, había escapado de las garras de la muerte tras recibir un disparo a manos de un hombre en una pelea que se produjo entre las parejas de ambos. Y volvió a ser esposado en otras tantas ocasiones cuando todavía no había terminado de saldar sus cuentas pendientes con la Justicia.

stats