Parecido a una ciudad

Calle Larios

Pues sí, el hotel de Moneo en el Hoyo de Esparteros es de momento una mole descomunal y la reproducción de La Mundial parece un chiste de mal gusto

Pero denle su tiempo, hombre

Las obras de construcción del hotel y de la réplica de La Mundial, en marcha: algo parecido a Málaga. / Domingo Mérida

Málaga/En algún artículo (son tantos que ya no se acuerda uno) he confesado lo mucho que disfruto los hoteles, cuánto me gusta la habitabilidad alternativa que procuran, como un estilo de vida ajeno que te es dado a probar y de pronto se esfuma. Comprendo que quienes los frecuentan con asiduidad puedan tener una opinión distinta, pero, para un servidor, los hoteles constituyen el primer eslabón de la cadena con la que llegas a conocer una ciudad. Por eso me gusta visitar también los hoteles de Málaga: en su interior y en su entorno la ciudad es otra, una presencia de paso, efímera, algo distante pero no por ello menos real que la acostumbrada. Aguardo de hecho con ganas que el calendario previsto de inauguraciones hoteleras se vaya cumpliendo: ya tenemos abierto el de La Equitativay pronto, parece, estará listo el de Rafael Moneo en el Hoyo de Esparteros, con su réplica de La Mundial bien pegadita. Así que iremos allí a tomar un café a ver qué se cuece. Cuenten con otro café por mi parte en la torre-hotel del Puerto si es que los antimalagueños del Gobierno permiten su fenomenal elevación, ahí es nada. Respecto al de Moneo, cuya estampa se alza ya insobornable en el corazón de la ciudad, resulta digna de atención la polémica suscitada en los últimos días en medios y redes sociales a cuenta de lo que el edificio, el más alto del centro, da ya de sí. Y es que, efectivamente, la mole se las trae.

El prometido espacio para el tránsito peatonal será, más o menos, esto. / Domingo Mérida

Recuerdo una intervención en Málaga del propio Rafael Moneo en la que el arquitecto destacaba el carácter sensible del enclave señalado para el emplazamiento de su hotel y de cómo su diseño, incluida la sustitución de La Mundial por otra nueva desplazada al otro extremo del solar, se adaptaba de manera pormenorizada a esa sensibilidad. Justamente, lo que cabe advertir es que, por ahora, lo que las infografías del proyecto anunciaban en un primer momento presenta diferencias harto notables con lo delatan las obras, ya no sólo por la impresión de la altura del bloque respecto a los edificios colindantes sino por la delimitación de ciertos espacios abiertos al tránsito peatonal que, de momento, no tienen mucha cabida en el conjunto resultante. La Mundial replicada y encajada en un hueco apurado hasta la asfixia suena demasiado a chiste de mal gusto, por no decir a solución parcheada que esta ciudad no se merece. Y, bueno, nunca está de más recordar que todo esto sucede a los pies de la herida urbanística más dolorosa que todavía tiene que soportar Málaga. Si se trata de conocer la ciudad a partir de aquí, la primera imagen que se llevarán los usuarios del hotel será la del Guadalmedina abandonado a su suerte. En cualquier caso, estamos en condiciones de afirmar que los que pensaban peor, fuesen cuatro, fuesen veinte mil, tenían razón. Los que desde ciertos púlpitos se mofaban de quienes se manifestaron a favor de la preservación de La Mundial porque eran muy pocos, en cambio, no la tenían.

Se puede afirmar que los que pensaban peor, fuesen cuatro, fuesen veinte mil, tenían razón

Claro que igual es cuestión de darle a esta historia su tiempo y no meter tanta prisa. En cuanto a las infografías señaladas, siempre se puede argumentar la respuesta que dio Picasso cuando le reprocharon que su retrato de Gertrude Stein no se parecía en nada al modelo original: “Ya se parecerá”. No es difícil aventurar que llegará un momento, no muy tardío, en que esto que han hecho en el Hoyo de Esparteros armonice perfectamente con el entorno. Pero no porque se parezca a las infografías sino porque sea el resto del centro lo que acabe pareciéndose al hotel de Moneo. Ya nos ha quedado claro que las limitaciones contempladas en el Pepri Centro, como todo en la vida, tienen un precio. Así que será cuestión de ponerse para que las elevaciones tanto o más descomunales cundan a uno y otro lado del río y así nuestro hotel no desentone tanto. A día de hoy, lo que tenemos en aquella zona tan sensible que diagnosticó Rafael Moneo es un telón que oculta la ciudad desde numerosas perspectivas y que convierte en un pasillo estrecho una de las principales vías de acceso al centro. Pero no habrá que esperar mucho a tener otro telón invisibilizador en la Plaza de la Merced, haya lo que haya ahí abajo, con tal de que no quede ni asomo de la Alcazaba. De modo que si en un futuro alguien insiste en que Málaga es una ciudad, o algo parecido, habrá que creerle o no hacerlo, porque tampoco habrá muchos medios para demostrarlo. Ya sabemos cómo tomarnos, por cierto, las infografías de la promotora de la torre del Puerto. Cualquier parecido con la realidad es, será, pura coincidencia.

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