Calor húmedo o seco: este es el que peor se lleva y que más se da en Málaga

No todos los calores son iguales, no en todas las zonas de España hace el mismo tipo de calor y no todos se toleran de la misma manera. Mucho se discute, más aún en verano, sobre si es peor el calor húmedo o el seco y lo cierto es que ni son iguales, ni soportarlos depende únicamente de lo acostumbrado que se esté a ellos.

En las provincias del interior de Andalucía, como Sevilla o Córdoba, se alcanzan durante el estío temperaturas realmente elevadas y salir a la calle puede resultar misión imposible, por lo que es comprensible que con 44 grados encima muchos miren con cierta envidia hacia la costa malagueña. Pero, calor y humedad en Málaga son un cóctel habitual que no hace más agradables muchos días. Porque con solo 30 grados y una humedad relativa de entre el 80 y el 90% -como sucedió durante la primera ola de calor del verano- la sensación térmica es mucho más alta y el bochorno resulta asfixiante. Entonces, ¿cuál de los dos es peor?

El calor seco se da cuando hay baja humedad en el ambiente, lo que significa que el aire contiene poca agua. Este tipo de calor es común en zonas desérticas y en áreas del interior de España, como por ejemplo Madrid, o del interior de Andalucía, como Sevilla o Córdoba. En estos lugares, las temperaturas pueden llegar a ser muy altas, pero el calor seco hace que el sudor se evapore más fácilmente de nuestra piel. ¿Resultado? Eso ayuda a regular mejor la temperatura corporal.

El caso contrario sucede con el calor húmedo: el aire contiene mucho vapor de agua. Esto es típico de zonas costeras y regiones tropicales, en España, es habitual en el litoral mediterráneo, en Málaga, Valencia o Barcelona. En estos ambientes, la humedad dificulta la evaporación del sudor y eso aumenta la sensación térmica, generando la impresión de estar pegajosos o mojados todo el tiempo.

¿Qué tipo de calor se lleva peor?

En el caso de Málaga, está claro que el que predomina es el calor húmedo, aunque los días de terral este se combina con el viento cálido y reseco. Tanto el calor seco como el húmedo pueden ser desagradables, pero el húmedo tienen a ser más agobiante, ya que al no evaporarse el sudor se dificulta la regulación de la temperatura corporal, de ahí la sensación de bochorno y sofoco. Hay más probabilidades de sufrir un golpe de calor porque al organismo le cuesta más enfriarse por sí solo.

En cuanto al calor seco, aunque las temperaturas que se alcanzan son más altas, este tipo de calor sigue permitiendo que el sudor se evapore, el cuerpo regula su temperatura mejor y no se da esa sensación constante de sofoco.

Con cada tipo de calor hay que tener precauciones distintas. Por ejemplo, la deshidratación es un riesgo común en ambos tipos de clima, pero es más fácil que ocurra en ambientes de calor seco. Por su parte, el calor húmedo puede causar problemas de fatiga extrema y golpes de calor debido a que el cuerpo no puede enfriarse bien.