La cantera de caliza de la fábrica de cemento de Málaga se agotará en 60 años
Industria
La compañía lleva un año probando el orujo de aceituna como combustible para unir al coque de petróleo y a los neumáticos usados
La reutilización da una nueva vida a 115.000 toneladas de residuos que acababan en el vertedero
En 1925 se inauguró la fábrica cementera de La Araña. Asentada entre el mar y una gran extensión de roca caliza, la explotación industrial comenzó a extraer en su entorno los recursos naturales que le han hecho sobrevivir en el lugar casi un siglo. Desde los 112 metros de altura de la torre de ciclones –un intercambiador de calor para que la harina cruda coja temperatura antes de entrar en el horno– se observa cómo la cantera se ha comido ya una gran parte del monte. Los cálculos de la firma estiman que aún tienen materia prima para 60 años más.
Después, afirman los responsables de la empresa, se agotará y, probablemente, tengan que buscar un nuevo lugar para seguir produciendo cemento cuyas materias primas son la caliza y la pizarra principalmente. Pero antes de que esto ocurra, FYM-HeidelbergCement continúa buscando combustibles alternativos para su producción. Estos son, en la mayoría de los casos, procedentes de residuos de otros procesos, con lo que colaboran a reducir el uso de materiales naturales y a reutilizar lo que era considerado un desecho.
Si los trozos de neumáticos usados ya se mezclan con el coque de petróleo casi en un 50%, desde hace un año se está probando de forma experimental el orujo de aceituna. También se ha utilizado la ceniza volante proveniente de la quema del carbón en las centrales eléctricas y se probó con los lodos de las depuradoras de agua. “Esto no resultó viable porque necesitábamos más volumen”, explica Enrique Álvarez-Cascos, director de la fábrica de cemento de Málaga. “Nuestro objetivo es reducir nuestra dependencia a los recursos naturales”, agrega.
La empresa, que creó el pasado noviembre una Comisión de Sostenibilidad con las asociaciones vecinales y las instituciones, está llevando a cabo un plan de apertura en su entorno. “Queremos salir de manera orgullosa para contar lo que hacemos y que nos conozcan un poco mejor, queremos ser unos buenos vecinos”, asegura Tomás Azorín, director de relaciones institucionales de la multinacional, el primer productor mundial de áridos y el segundo de cemento.
La de Málaga se encuentra, según sus responsables, entre las cinco fábricas más eficientes de Europa. “Y somos la única en España y de las pocas del mundo que publicamos periódicamente los datos de nuestras emisiones en una web”, añade Azorín.
En la última década, han invertido más de 26 millones de euros en mejoras medioambientales, que se suman a los 130 millones con los que renovaron las instalaciones para hacerlas más eficientes. Con la apuesta por la economía circular, la fábrica evita que 115.000 toneladas de residuos acaben en el vertedero.
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