Un capricho para el paladar
La provincia de Málaga no es solo una ciudad donde se puede disfrutar del sol y la playa, de un gran patrimonio histórico o de paisajes naturales mágicos. Los amantes de la buena comida tienen otra excusa para viajar a la ciudad. ¿Y qué mejor fecha que ahora que Málaga está de Feria? La capital se inunda de miles de turistas procedentes de muchas partes del mundo y ninguno quiere perderse los productos gastronómicos más típicos de la Costa del Sol.
Tortilla de patatas, platos de jamón y queso, gazpacho, ajoblanco, porra y que no falte el pescaito y el marisco. Las gambas, los espetos de sardina junto al mar, los calamares fritos, el adobo, la rosada.... Decenas de exquisitos aperitivos que no se disfrutan igual en otra parte. Y los que pasan por aquí no dudan en darse un buen capricho para el paladar.
Para los que en Feria disfrutan del centro de la ciudad tienen una amplia variedad de bares y restaurantes en los que se puede catar el mejor sabor malagueño. Además, la buena localización y las terrazas en el exterior crea un ambiente aún más atractivo. En la calle Granada, en uno de los tramos más estrechos, se sitúa uno de los locales más conocidos de la ciudad, El Pimpi. Por él han pasado más de un centenar de famosos. Popular por su buen vino y el flamenco, exalta en su esencia el estilo más andaluz. Marisco e ibéricos son los tentempiés más solicitados y por supuesto, un buen plato de jamón. Unos metros atrás, en la misma calle, se halla La Campana, un restaurante al que no le faltan comensales. En su carta ofrecen una larga lista de opciones, pero algunos ya tienen sus preferidos. José, un cliente asiduo, lo tiene claro, "el pulpo frito y la brocheta de gambas, sin duda"
Pepe y Pepa es otro de los bares más clásicos. Allí ofrecen cerveza, tapas muy típicas de la tierra y mucho más. Adobo, rosada, paella, tortilla de camarones... Son solo algunos de los platos más solicitados. Desde primera hora de la tarde, el local está de lo más concurrido. "Vinimos porque nos lo recomendaron y la verdad es que hemos comido rápido y a muy buen precio", coincidieron un grupo de jóvenes madrileños.
Casa Vicente, abierto desde 1960, mantiene siempre alto su listón por su especialidad en las gambas. "Ahora viene mucha gente de fuera, siempre estamos llenos", señalaba uno de sus camareros. Pero no solo son los crustáceos los que hacen que al mesón no le falten clientes, "también tenemos boqueroncitos muy buenos, almejitas, calamares, bacalao, queso y jamón...", una gran variedad de especialidades que hacen a cualquiera querer volver.
Entre estos y otros muchos rincones gastronómicos, turistas y residentes disfrutan de los manjares de la cocina malagueña, que no quiere ser menos en Feria que durante el resto del año.
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