A la cárcel el detenido por matar con una escopeta a su compañero de piso en Campanillas

El Juzgado de Instrucción número 14 de Málaga, en funciones de guardia de detenidos, ha acordado este lunes el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza de un hombre que fue detenido por matar presuntamente a tiros a otro en la barriada de Santa Rosalía de Maqueda, en el distrito de Campanillas. El arrestado, que se acogió a su derecho a no declarar, está investigado por la presunta comisión de un delito de asesinato, según la calificación del fiscal. La causa será instruida por el Juzgado de Instrucción número 11 de Málaga, según han informado fuentes judiciales.

El crimen ocurrió el pasado sábado por la noche. La Policía Nacional, que se hizo cargo de la investigación para tratar de esclarecer las circunstancias del suceso, detuvo a un individuo de 70 años como presunto autor, que convivía en el mismo domicilio de la víctima, otro hombre, de 54 años. Al parecer, efectuó los disparos con una escopeta de cartuchos.

Fuentes policiales precisaron entonces que, gracias a la colaboración ciudadana que alertó de los disparos, se pudo identificar al autor de los hechos, el cual fue localizado posteriormente en un restaurante. En el momento de su detención, está persona reconoció su autoría.

Crímenes del 2024 en Málaga

El año que acaba de terminar, el 2024, se cerró en la provincia de Málaga con una veintena de crímenes. El año comenzó negro y no ha terminado mucho más afable. Los crímenes que desencadenan la violencia de género y los ajustes de cuentas siguen señalando a Málaga como una de las provincias españolas donde más sangre y lágrimas se derraman. La cara más violenta de la Costa del Sol, refugio y -en ocasiones- campo de batalla del crimen organizado eleva las estadísticas por homicidios dolosos y asesinatos consumados con al menos una veintena al cierre de 2024.

Ana fue la primera víctima mortal (de la violencia machista) del año 2024 en la provincia malagueña. Su hijo la encontró en su piso de Torre del Mar tendida en su cama, boca arriba, junto a una vela y con evidentes signos se asfixia. A pocos metros, en su casa, encontró al hombre con el que su madre mantenía una relación sentimental desde hacía un año con una soga al cuello. Natural de Rumanía, modista de profesión y dedicada entonces al cuidado de personas mayores, aquel viernes no llegó a trabajar. Así se lo confirmó la anciana de la que se encargaba a su hijo. A él tampoco le cogió el teléfono. Solo era 12 de enero y Ana sería la primera de las cuatro que le sucederían.