"Se están cargando el sector social y estamos volviendo a la beneficencia"
José Antonio Naveros
Naveros asegura que las ONG tienen que atender a más usuarios cuando menos recursos tienen y que los impagos están asfixiando a las entidades y provocando la pérdida de servicios.
En un contexto similar al que se vive hoy, en la crisis económica de 1992, surgió Arrabal AID, fundada por un grupo de estudiantes de Trabajo Social que vieron la necesidad de trabajar con algunos de los colectivos más desfavorecidos, como los jóvenes y los reclusos. José Antonio Naveros dirige esta ONG en uno de sus momentos más complicados.
-¿Arrabal AID nació porque había una necesidad que no cubrían las instituciones?
-La ONG hace un trabajo al que la administración no llega y, además, resulta más barato que si lo hace la propia administración.
-En estos veinte años se han ido incrementando los programas exponencialmente, pero todo mermó hace un año...
-Sí. En el último año hemos perdido unos ocho programas.
-¿También han sufrido un ERE?
-Sí. Éramos una plantilla de 53 personas a finales de 2011 y en el segundo semestre del año pasado nos quedamos en 18 empleados. Sí es verdad que la mayoría de los que estaban trabajando han seguido viniendo como voluntarios. Conseguimos mantener el 90% del trabajo de antes gracias al trabajo de los voluntarios.
-¿Cómo ha asfixiado la crisis al tejido social?
-Principalmente por los recortes en programas sociales, que se producen cada día más, y por los impagos y retrasos de la administración, que unido a la falta de financiación de los bancos están haciendo que esto sea un desastre total. Las entidades sociales que colaborábamos en hacer un trabajo social somos los últimos en cobrar. Esta asfixia financiera está llevando a entidades a cerrar, a cortar programas y, sobre todo, a tener que despedir a profesionales.
-¿Cómo están otras ONG?
-Estamos todos con servicios mínimos pero atendiendo a más población que nunca. Aquí con menos recursos que nunca atendemos a más usuarios que nunca. En otras entidades hay situaciones muy críticas. Las trabajadoras de la FAMF, por ejemplo, llevan ocho meses sin cobrar.
-Entonces, ¿ahora tienen que hacer más con menos?
-Ahora la situación de desempleo, con estos niveles de paro que hay, hace que haya mucha más gente que antes requiera de servicios sociales. Mucha población normalizada que nunca había acudido a los servicios sociales se está viendo ahora obligada a buscar ayuda. Se están acabando las prestaciones y cada vez son más las familias en las que todos sus miembros están en paro, eso lleva a una situación extrema.
-El tercer sector se ha visto especialmente golpeado por la crisis, pero ¿no es ahora cuando debería ser mantenido con especial fuerza?
-Creo que una de las consecuencias de esta crisis es que se están cargando el tercer sector y estamos volviendo a la beneficencia. Se están desmontando los servicios sociales que había y se está volviendo a un sistema muy caduco en el que se utiliza la caridad. Cada vez hay más campañas que dan el pescado y no la caña.
-En diciembre se hicieron grandes y mediáticas campañas de solidaridad. ¿Qué opina de éstas?
-No queremos que nadie pase hambre, pero no podemos basar las campañas y las políticas solamente en cubrir las primeras necesidades de la gente. Éstas hay que cubrirlas pero también hay que intentar promocionar a los ciudadanos y que salgan de la situación en la que están. No puedes abrir una ventana y dar bocadillos todos los días, porque entonces no estamos haciendo que esa persona salga, la gente tiene otras necesidades. Eso es lo más fácil y lo más barato.
-Y ¿podría hacer que los usuarios se acomodaran?
-Es verdad que en un panorama de necesidad como el que estamos surgen muchas iniciativas que, con toda la buena intención, pretenden paliar esa situación, pero creo que la obligación de la administración es hacer otra política que no sea paliativa, sino que promocione a las personas.
-¿Vale aquí la manida frase de pan para hoy y hambre para mañana?
-Bueno, hay lugares como el comedor de Santo Domingo que además de dar de comer hacen un programa integral con los que acuden a él. Se hace un trabajo de acompañamiento y los usuarios tienen que asumir compromisos.
-¿Cree que la sociedad valora realmente el trabajo que se hace en las ONG?
-Sí, creo que la población en general sabe el trabajo que hacemos, aunque algunos ejemplos negativos hacen mucho daño al sector porque después se generaliza. Lo que sí tengo siempre es una queja: que la administración no apoya lo suficiente al movimiento social, creo que tendría que trabajar más en cooperación con este sector.
-Su campo es el empleo ¿les es ahora más difícil que nunca encontrar un trabajo para los que acuden a su oficina?
-Sí, desde luego. Desde aquí siempre hemos intentado innovar, hacer cosas nuevas y no repetir lo que no funciona, pero ahora más que nunca. En estos momentos no hay formación para los desempleados, no existen servicios de orientación laboral, las oficinas de empleo están bajo mínimos... ante ese panorama optamos por agudizar la imaginación.
-¿Y qué sale de esa imaginación?
-Pues hemos optado por organizar cursos de formación con nuestros propios medios y contando con entidades privadas como la Obra Social La Caixa. Estamos dando una formación muy práctica y muy en contacto con las empresas. Estamos organizando cursos en los que gran parte está dentro de las empresas, son ellas las que forman a los trabajadores.
-A falta de otros recursos, ¿las asociaciones fomentan más el voluntariado?
-Es importante el voluntariado y ahora tenemos más demanda de gente que quiere colaborar, pero nosotros que defendemos el empleo digno no podemos suplir el trabajo técnico por un trabajo voluntario. Hay determinadas funciones que tienen que hacer técnicos profesionales y los voluntarios pueden ayudar en tareas muy concretas. Aunque ahora hemos desvirtuado mucho eso, porque hay gente que viene ocho horas a trabajar al día voluntariamente. Los estamos explotando igualmente, pero es que estamos en una coyuntura muy complicada.
-¿En Málaga hay espíritu voluntario?
-Siempre hace falta más apoyo, más voluntarios, pero en general los malagueños sí apoyan las causas sociales. El problema que nos encontramos es que el movimiento de voluntariado hay que gestionarlo y no tenemos cómo.
-¿Cree que la sociedad integra a los reclusos?
-Todavía la sociedad tiene muchos prejuicios con respecto a los reclusos y creo que no se para a pensar en las consecuencias que tiene la cárcel, todo lo queremos arreglar con mandar a la gente a la cárcel y yo no creo que sea solución de nada. Tenemos aún que luchar por que la cárcel no estigmatice a las personas para toda la vida. Hay muchos prejuicios por parte de las empresas, las más grandes incluso más reacias que las pequeñas.
-¿Hay aún que trabajar en la segunda oportunidad?
-Hemos hecho una campaña a nivel nacional para sensibilizar a las empresas y pretender que prueben a tener a alguien recluso trabajando con ellos. Intentamos mandar el perfil profesional que pide la empresa y, por tanto, que la persona haya superado los problemas que le llevaron a la cárcel.
-Y si es reclusa y mujer...
-Doblemente marginada. Las mujeres tienen menos programas, menos atención dentro de prisión y más problemas en el tercer grado, porque tienen cargas familiares y, en general, la situación del empleo para la mujer con poca formación es peor. Cuando vienen de una historia delictiva se les castiga más por parte de la sociedad. Es muy complicado para las mujeres.
-¿También tienen especialmente difícil el panorama laboral los jóvenes en general?
-Es el gran problema ahora. Estamos en lo que ya llaman la generación perdida. Hay que motivar la cultura emprendedora en los jóvenes. Nosotros queremos abrir un foro de debate, implicar a los jóvenes, a los empresarios e instituciones, que nos cuenten sus preocupaciones de primera mano y sean escuchados por los políticos.
-¿Qué hace falta para fomentar la cultura emprendedora entre los jóvenes?
-Hay que facilitar a los jóvenes que se metan en un proyecto y para ello tiene que haber financiación, ahora ni con avales te dan un préstamo. El gobierno se preocupa de que llegue el dinero del rescate a los bancos pero no del siguiente paso, que es que presten dinero.
-Ahora hay instituciones que dicen que mejor trabajar para los de aquí que para otro país, ¿en qué punto está la cooperación internacional?
-Nosotros no hacemos cooperación, pero creo que no podemos alentar ese tipo de políticas porque lo que hacen es fomentar el racismo y las actitudes xenófobas. Provocan una actitud negativa hacia los inmigrantes y los proyectos de cooperación son igual de necesarios. Es verdad que nosotros estamos peor, pero ellos están igual de mal o peor que antes.
-Cuando charla con familias que no tienen ni para pagar la luz, ¿qué se le pasa por la cabeza al escuchar lo de las cuentas secretas de Bárcenas?
-La frustración nuestra es grande. Intentamos trabajar con muy pocos recursos con gente que lo está pasando muy mal, cuando además se nos culpa de la crisis, así que al ver esta historia... tenemos que hacer un ejercicio todos los días de automotivación y de motivar a los demás.
-¿Cómo alentan a la gente?
-Trabajamos con muchos colectivos muy desfavorecidos que están instalados en la cultura del subsidio e intentamos que dejen el subsidio para convertirse en alguien activo, que pague impuestos y cotice a la seguridad social. Cuando surgen estas historias y lleguan, además, tras señalar a la gente que cobra el desempleo como parte del problema... es indignante. Pero vemos esto y no pasa nada, eso es lo peor, que no pasa nada y esto nos tiene que llevar a que reaccionemos.
-Pero parece que la gente está poco reactiva...
-Creo que los medios de comunicación no meten la suficiente caña, nosotros, el tejido social, tampoco, nadie lo hace y la gente está poco reactiva.
-¿Cuál sería para usted un proyecto de ciudad necesario?
-Me encantaría que los edificios de El Ejido fuesen un centro de innovación cultural y social, donde existiesen proyectos de emprendimiento de jóvenes.
-¿Cree que el metro debería de ir soterrado o en superficie?
-Soterrado. Nos habían vendido el metro y no un tranvía, sé que es el discurso del PP, pero creo que en esto tiene razón y los demás se equivocan.
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