El carril bici de la Alameda, 'punto negro' para ciclistas y peatones en Málaga
La asociación Ruedas Redondas afirma que el Ayuntamiento "les enfrenta" a los viandantes con ese trazado
El carril bici es “muy escaso e inseguro” más de una década después de su impulso
Carriles bici que se despegan en Málaga
Málaga/Ir paseando por la acera norte de la Alameda Principal y que al querer cruzar desde la zona más próxima a los edificios a la de las marquesinas se ha convertido en un pequeño riesgo diario. No es difícil que autóctonos y turistas choquen con ciclistas o personas en patinete eléctrico. O, al menos, que se lleven un susto. Esto le sucedió a un vecino que, por suerte, sólo cuenta con rasguños, según contó él mismo en sus redes sociales. Pero, a poco que uno se pare a observar, resulta evidente que el carril bici de la Alameda se está convirtiendo en un auténtico punto negro de la movilidad ciclista y peatonal de la ciudad.
Lo refrenda José Luis Martín, presidente de Ruedas Redondas, que hace alusión al choque anteriormente citado, "él lo hizo público, pero diariamente muchas personas tienen accidentes similares", dice en conversación con este periódico.
Lo cierto es que el trazado no ayuda. La división entre el carril con prioridad para personas que circulan en vehículos de movilidad personal (VMP) y la acera normal sólo se marca por una fina línea blanca adhesiva al acerado que, además, con la lluvia u otros fenómenos se ha despegado en múltiples ocasiones.
Esto, según señala el afectado en su mensaje en redes sociales, contraviene la normativa andaluza de accesibilidad. Esta recoge que si un carril bici cruza un itinerario peatonal deberá estar señalizado en otro color y con un pavimento diferente. También señala que los carriles bici irán lo más próximo posible a la calzada, para evitar así que interfiera con el tránsito de los peatones.
Ninguna de las dos se cumple, pero ambas normas se eximen debido a que la Alameda Principal se trata de un entorno urbano singular con unos condicionantes arquitectónicos que permiten la excepción.
Antes de la renovación de la vía, el carril bici corría sobre la calzada –lo que pretenden que vuelva a suceder desde Ruedas Redondas–, pero las obras de la arteria con la reducción del tráfico sumada con las obras del Metro dejaron en una "muy mala posición" el carril. Seguramente no había opción buena y desde el Consistorio se entendió que la actual era la menos mala.
José Luis Martin afirma que se propuso que el carril fuese por una zona más cercana a los edificios, pero las paradas y vallas del Metro lo impedían. Pegadas a la calzada por la zona norte colocaron las marquesinas, "además de forma transversal, de manera que se marca la cola cruzando el propio carril bici, cuando se podía haber puesto paralelas a la calzada", se queja Martín. Otra solución podía ser la acera sur de la Alameda, "pero ahí el problema eran los puestos de flores".
Así, el carril bici quedó por la zona de máxima sombra, por lo que en cuanto llegan los días de sol en los que aprieta el calor no es raro ver el carril bici repleto de peatones y los VMP circulando por el resto de la vía. "Es lógico que cuando hace calor el peatón se resguarde en la sombra, en el Ayuntamiento nos enfrentaron y nos siguen enfrentando con los peatones a diario", afirma Martín.
Además, señala, que consiguieron que les pusieran estacionamientos para bicicletas en la Alameda, pero en la acera contraria al carril "con el descontrol que eso genera para el usuario, es todo un despropósito".
De momento, el de la Alameda seguirá siendo un punto negro para viandantes y ciclistas. Y, a poco que vuelva el sol a subir los mercurios, volveremos a ver a los paseantes agolpados sobre los adhesivos blancos, pisando la bicicleta que marca que la preferencia, en este caso, no es del caminante.
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