Así actúan los carteristas que fingen ser turistas en el Centro de Málaga: el 99% "son mujeres"
Expertas en hurtos actúan "a diario" en grupos de tres, según fuentes policiales. Con gorras, shorts y melena rubia, se hacen pasar por viajeras para sustraer monederos a pasajeros que llegan en crucero
La Plaza de la Marina, calle Granada y el entorno de la Catedral, los puntos negros
Detenida una mujer experta en 'hurtos cariñosos' buscada en Málaga y otras provincias
Tenía 29 años y hasta tres identidades distintas para huir de la Justicia. Estaba siendo reclamada por 11 juzgados de varias provincias -como Málaga- acusada de protagonizar robos a mayores a través de abrazos cariñosos. La Policía la detuvo en una veintena de ocasiones por hechos similares, pero su historial delictivo iba más allá de hurtos: Marbella, Vélez-Málaga o Cádiz habían dictado contra ella órdenes de búsqueda y detención por delitos contra el patrimonio cometidos entre 2018 y 2020. Tras años huida, la fugitiva ha sido cazada de nuevo, esta vez en Alicante. De nacionalidad rumana, como la mayoría de sus compinches, actuaba también en el Centro neurálgico de la Costa del Sol, donde, advierten fuentes policiales, permanece asentada una red de carteristas que, prácticamente, "a diario", sustraen al descuido monederos y, a veces, también móviles a turistas llegados de cruceros.
Los investigadores han detectado cómo, desde el corazón de la ciudad, el grupo de rateros se mueve en trenes de cercanía por zonas exclusivas de la provincia. "Aquí tienen una base operativa y alquilan pisos, en los que pueden vivir de cuatro a siete personas. Un día se desplazan hasta Marbella y otro a Fuengirola...Tienen mucha movilidad por la Costa", explican a este periódico policías que han lidiado en no pocas ocasiones con estos especialistas en hurtos. El "99%" de ellos, son mujeres, ataviadas como un extranjero más para camuflarse entre la multitud. Visten camiseta de tirantes, shorts, gorra y hasta lucen la melena rubia que les permite pasar por cualquier escandinava. Pero su pasaporte las delata: la mayoría de ellas tienen nacionalidad rumana y búlgara, y destilan la suficiente habilidad para disimular sus rasgos.
Turistas que se niegan a denunciar
Los hurtos, alertan las mismas fuentes consultadas, son "continuos" en el centro histórico y, más concretamente en el entorno del Puerto malagueño. "Carteristas hay todos los días. Málaga está de moda y los turistas van a seguir viniendo", apostillan. Y a renglón seguido, denuncian que no existe "un plan estratégico" para erradicar o, al menos, poner coto a este fenómeno, como sí se ha hecho con las claveleras, que antaño robaban con violencia a turistas cuando estos iban a pagarle unos claveles. "Se empezó a actuar contra ellas administrativamente. Desaparecieron porque había interés y las administraciones se lo tomaron en serio", recalcan.
Zonas con más hurtos del Centro histórico
La Plaza de la Marina y de la Aduana, calle Granada y las inmediaciones de la Catedral son los puntos negros. La escena del hurto suele ser idéntica en todos los casos: una mujer se acerca a un extranjero y le abre el sistema de cierre de la mochila que porta en la espalda. Con esmero, logra sacarle la cartera, que normalmente encuentra repleta de billetes. Los turistas, contrarios por lo general, a presentar denuncia, son el blanco de estas delincuentes, que buscan garantizarse una mayor impunidad.
En un solo día, la Policía Local, que cuenta con una amplia red de informadores -o aguadores-, ha llegado a detener a entre siete y ocho carteristas. Un ejemplo de ello se remonta al pasado mes de noviembre, cuando una patrulla del Grupo de Investigación y Protección (GIP) de este Cuerpo arrestó a seis mujeres de entre 18 y 42 años en dos actuaciones desarrolladas en menos de una hora. Todas ellas habían sido sorprendidas perpetrando hurtos a turistas en el Centro de Málaga.
Aquel día, la primera intervención tuvo lugar sobre las 15:15, cuando agentes de paisano detectaron a cuatro mujeres reincidentes, que pudieron reconocerlos tras haberlas sorprendido en ocasiones anteriores. La presunta autora material, avisada por una compañera, soltó lo que había hurtado. Solo unos 35 minutos después, los mismos efectivos se percataron de que otras dos mujeres, en este caso de 20 y 45 años y también conocidas en Comisaría, estaban siguiendo a un hombre que tenía un bolso colgado. Una de ellas había utilizado una prenda de ropa para ocultar su mano, mientras otra carterista, en actitud vigilante, se aproximaba a ella para hacer de pantalla y así ocultar el hurto. Al igual que en el caso anterior, la presunta ladrona advirtió la presencia policial y puso en alerta a su compinche, que con premura se acercó a una jardinera para tirar lo que ya había logrado sustraer del interior del bolso: dos tarjetas bancarias, 100 euros, un permiso de conducir y una tarjeta de acceso a un crucero.
La otra técnica es el abrazo cariñoso, que aunque también ha supuesto detenciones, no son frecuentes. “Las autoras suelen ser rumanas y van buscando Rólex y piezas de oro. Una muchacha guapa se acerca a un hombre mayor y, al darle un abrazo o dos besos, le quita la cadena o el reloj. Roban por toda Europa, pero aquí aparecen solo de vez en cuando”, sostiene otro policía. Hace un año, fue detenida en Estepona una pareja de carteristas que se dedicaba, presuntamente, a robar en establecimientos comerciales de dicho municipio y otros de la Costa del Sol. Los arrestados eran un hombre y una mujer de 60 y 55 años, respectivamente, y de nacionalidad rumana.
La Comisaría Local estableció entonces un dispositivo de prevención y de vigilancia secreta ante el aumento de robos al descuido en la zona. Los policías descubrieron in fraganti al matrimonio tras robar la cartera a un turista en un centro comercial de Marbella.
“Los malagueños ya buscan otros delitos”
“El autóctono casi se ha perdido. Hay muy poca presencia entre los carteristas, que buscan otras alternativas delictivas”. Fuentes policiales aseguran que los malagueños ya dejaron hace un tiempo de protagonizar hurtos y robos en el Centro. “Están muy marcados; van creciendo y cambiando. O bien lo han dejado porque ingresaron en prisión por acumulación de delitos”, aseguran. También las técnicas continúan perfeccionándose. Además de los métodos tradicionales, especialistas en la investigación de estos delitos hablan del método de la mancha, que consiste en verter intencionadamente una sustancia viscosa –similar a los excrementos de aves– sobre la víctima para, posteriormente, acercarse a ella y ofrecerle su ayuda para limpiarla. Con el pretexto de la limpieza, el autor consigue la proximidad necesaria para sustraer las tarjetas bancarias y dinero al afectado.
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