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Catamaranes muy especiales en Málaga

Bajo el patrocinio de una fundación francesa, el Artexplorer, ha recalado en aguas malacitanas con el objetivo de acercar la cultura al mayor número de personas posibles

El primer barco-museo llega al puerto de Málaga de la mano del Louvre y del Pompidou

Catamarán ‘ Lo Spirito di Stella’ en su escala malagueña de 2023. / J. C. Cilveti

DESDE hace algunos días, el puerto de Málaga alberga a un interesante catamarán que navega convertido en un museo flotante realizando una ruta por diferentes puertos del Mediterráneo. Bajo el patrocinio de una fundación francesa, el Artexplorer, que así es como se llama este catamarán, ha recalado en aguas malacitanas con el objetivo de acercar la cultura al mayor número de personas posibles; un objetivo que se pretende conseguir ofertando un amplio y muy variado programa de actividades.

Ante esta interesante propuesta a la que habría que añadir que este buque de 47 metros está considerado como el catamarán de aluminio a vela más grande del mundo, hoy, quiero recordarles una escala que, a finales de 2023 realizó un barco muy similar.

Luciendo la bandera de Italia y con el nombre Lo Spirito de Stella, el muelle número dos recibió a este catamarán de 18 metros; un buque construido en que se han hecho desaparecer todas las barreras arquitectónicas. Inmerso en una navegación alrededor del mundo iniciada en 2023 y que tendrá su final en 2025, este catamarán, además de mostrar sus interiores efectuó varias salidas de corta duración a la que fueron invitados diferentes personas con diversas discapacidades.

Teniendo unos interiores totalmente acondicionados, este catamarán que dispone de dos elevadores y varias pasarelas habilitadas para sillas de ruedas, además, en su cubierta principal lleva un asiendo deslizable que permite moverse para la realización de las maniobras. Con el añadido de que tanto su motor como su timón pueden ser manejados por control remoto, el Lo Spirito de Stella cumple a la perfección los siete principios de diseño universal, unas directrices que fueron instauradas internacionalmente en 1997 y que deben posibilitar la existencia de unos espacios seguros e igualitarios para todos.

Y aunque existen muchas diferencias entre un catamarán convertido en un museo flotante y uno que, sin barreras arquitectónicas posibilita que naveguen en él personas con diversas discapacidades, lo que sí queda claro es que son dos barcos muy especiales. Un par de catamaranes que con algo menos de un año de diferencia han pasado por las aguas del puerto malagueño.

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