Creado en 1831 bajo la advocación de San Jorge por empeño del cónsul británico William Mark para garantizar las mejores condiciones para los enterramientos de la población protestante de Málaga, condenada a despedir a los suyos en la arena de la playa, a merced de los perros, dada la exclusividad católica de los camposantos, el Cementerio Inglés de Málaga es el primer cementerio para heterodoxos de la Península Ibérica.