De chapuzas
Territorio Comanche
Parece ser que se les ha olvidado que tenían que llegar los trenes a una estación que es el centro neurálgico de una ciudad en la que a eventos multitudinarios difícilmente nos ganan
La Junta ya sabía hace más de una década que la estación de Atarazanas era pequeña
Viva la calle
Málaga/CUALQUIERA de nuestros visitantes se podrá percatar con cierta facilidad de nuestra maestría en el arte de lo inacabado. Nos la pintamos solos hasta el punto de que parece que está en nuestra propia idiosincrasia. Desidia e indolencia en muchos casos y así nos ha ido. Empezando por la propia Catedral, La Manquita, a la que no se sabe bien si le falta o le sobra una torre. Es nuestro emblema, y ese sí que es un icono, básicamente porque los vecinos de Málaga a lo largo del tiempo lo hemos incorporado como tal. Ni está terminada ni difícilmente lo estará. Una pena porque en sí misma tiene una traza y planta espectacular, pero ahí se quedó en medio de múltiples leyendas, que vinculan su carácter inconcluso a nosecuantas gestas y acontecimiento solidarios, cuando parece que lo más simple es que se terminó la fuente de financiación porque llegaron malos tiempos. Si hubiera sucedido ahora cabe más pensar que los continuos recrecimientos presupuestarios habrían imposibilitado su construcción hasta solo hacer la única torre que hay en pie. No nos quejemos que aún podría haber sido peor. Pero eso son conjeturas cuando la cruda realidad coloca a la chapuza en nuestro propio adn. Y una chapuza alcanza esa condición la lleve a cabo Agamenón o su porquero.
1.- Se necesita ser muy torpe para mostrar un grado de incoherencia similar al conseguido con el intento de privatización de la torre del aeropuerto. Vamos a ver, se está utilizando como ariete contra la Junta de Andalucía el intento de privatización de la sanidad, hasta el punto que por parte del Gobierno autonómico ha habido varios recules. Algo parecido también con la educación y ya no digamos con todas las manifestaciones relativas a las universidades privadas. Pues el Gobierno con sus santas narices, sin venir a cuento y sin dar la menor explicación lógica, inicia una huida hacia delante pretendiendo la privatización de la torre del aeropuerto con todos los agentes sociales en contra y a unos pocos meses de unas elecciones. ¿Aquí la privatización es buena? ¿Cuándo es mala y cúando no? Chapuza.
2.- Lo de la red de carriles bici de Málaga tampoco se queda atrás dentro del hit parade de chapuzas. Hablar de carril bici en la ciudad que pretende ser la sede de la Expo 27 bajo el lema de “hacia la ciudad sostenible” es sencillamente utópico. Si es en la zona oriental se ha de compartir con el paseo marítimo, siendo el más barato del planeta tierra. Concretamente ha costado una lata de pintura azul y una brocha de 6 centímetros de grosor. Un poco más caro ha costado en el centro, porque ha sido necesario invertir en varios cientos de metros de cinta americana, adherida debidamente sobre el pavimento, y eso sí, con un mantenimiento de quita y pon. Todo ello, sin menoscabo de los trozos en los que directamente desaparece, o termina en un muro. Ni por mucho es esta una apuesta sostenible, ni nada que se le parezca por más infografías que se quieran realizar. Este tema han de tomárselo en serio. Hay un Plan Director de la Bicicleta que está guardado en el mismo sitio que el famoso proyecto de renaturalización del Guadalmedina realizado por Pepe Seguí, y que fue el ganador del concurso de ideas sobre la integración urbana del rio.
3.- Apunta a chapuza las letras que se están colocando en las distintas playas, y que por más que uno las mire de forma benevolente lee Er Paro en vez de El Palo. Por supuesto que no pasa nada, solo que hay que darle la vuelta a las l si se quiere mantener la tipología de las mismas.
4.- Pero en el top ten de las chapuzas está el último tramo del Metro, estación incluida. Con tanta inauguración de las traviesas, del alicatao de los cuartos de baño, del kiosco de venta de tickets, hasta de la gorra del maquinista… Parece ser que se les ha olvidado que tenían que llegar los trenes a la estación, y que de los mismos entraban y salían criaturitas, en una estación que es el centro neurálgico de una ciudad en la que a eventos multitudinarios difícilmente nos ganan. Que si la Feria, que si la Semana Santa, que si las procesiones especiales, que si las luces del centro, etcétera. Que de las dos líneas tan solo una llegue al Centro, con lo que el viajero o va a patitas o hace trasbordo, suena casi a broma, básicamente porque con tanta inauguración se les ha olvidado que por ahí deben pasar trenes. Ahora se explica todo. Pero el hecho de que la dimensión del andén de la estación final, sea de la mitad de lo que debiera ser, 4 metros frente a 8 metros, es sencillamente de chiste de leperos, con perdón de los leperos. Ahora empieza el lanzamiento de responsabilidades entre la administración actual, que no llegó ayer, por cierto, y la anterior, como si eso fuera lo importante, y no la imagen de chapuza integral del hecho en sí, o la sensación de imprevisión.
En este Territorio Comanche insistimos una y otra vez en la necesidad de la ordenación del territorio, basada en la aplicación del sentido común a las decisiones y recursos sean naturales o antrópicos. Estos ejemplos no son sino referencias contrarias de mala praxis, pero a su vez son la evidencia de que la política deriva en más ocasiones de las que debiera, por unos cauces bastante alejados del sentido común. Aunque corren tiempos de botafumeiro, de grandes “petaladas”, y de la exaltación del líder que para eso paga, no estaría de más que en muchas de las decisiones territoriales que se llevan a cabo por las distintas administraciones también se aplicase un poquito de sentido común, aunque solo sea por el mero hecho de no seguir cultivando el arte del ridículo.
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