Científico de datos, programador y experto en ciberseguridad, los empleos tecnológicos en Málaga por encima de los 90.000 euros anuales
La brecha salarial entre la provincia y Madrid o Barcelona se estrecha
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El auge del empleo tecnológico en Málaga alcanza cotas similares a las del resto de principales provincias de España. Aunque todavía Barcelona y Madrid acumulan un número mayor de empresas de este ámbito, la brecha salarial entre estas y la de la Costa del Sol cada vez es más estrecha. Un científico de datos, un programador o un experto en ciberseguridad puede llegar a cobrar lo mismo que en la región madrileña o catalana: más de 90.000 euros brutos al año si el profesional cuenta con más de ocho años de experiencia.
Son las principales conclusiones del último informe de Michael Page. La consultora, una de las principales a nivel internacional en selección de perfiles profesionales cualificados, cita a Málaga como una de las zonas geográficas de España en las que más se han fijado las empresas tecnológicas. "La calidad de vida" ofrece a la capital de la Costa del Sol "una posición muy atractiva", argumenta el informe. Un escenario que ha hecho que el talento aterrice en el sur con sueldos propios de la meseta o del norte.
Sin ir más lejos, un experto en ciberseguridad con menos de tres años de experiencia puede llegar a cobrar 35.000 euros brutos anuales en Málaga y alcanzar los 120.000 euros una vez superados los ocho años en el sector. El documento analiza la remuneración de diferentes empleos tecnológicos en función de la experiencia–hasta tres y siete años, y más de ocho– a partir de 30.000 entrevistas profesionales realizadas en el último año.
Un junior cobra más que el salario medio malagueño
El informe evalúa la remuneración de más de medio centenar de actividades relacionadas con el ámbito tecnológico y ninguno de los perfiles comienza su vida laboral en Málaga por debajo de los 18.000 euros brutos anuales. De hecho, sólo una actividad baja a esta cifra –técnico de red–, la mayoría arranca en torno a los 22.000 ó 24.000 euros brutos anuales, es decir, más que el sueldo medio malagueño. Según el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) este último se sitúa en los 18.280 euros brutos al año.
El perfil de científico de datos es uno de los que más recorrido salarial protagoniza en la provincia. Según el informe, los recién egresados aspiran a un sueldo en torno a los 36.000 euros –incluso algo más que en Madrid– y aspiran a superar los 100.000 euros pasados los ocho años de experiencia. El análisis de datos es uno de los empleos que ha experimentado más auge en los últimos años debido a la capacidad de estos perfiles para influir en la toma de decisiones empresariales, optimizar recursos, personalizar el producto o realizar predicciones.
Un arquitecto de nube comienza en los 45.000 euros brutos año
Un profesional que precisamente necesita de los otros mejor valorados salarialmente en Málaga: los arquitectos de nubes. Con un rango salarial entre los 45.000 y los 90.000 euros brutos al año en función del nivel de experiencia, son los responsables de diseñar gestionar la infraestructura en la que descansan todos los datos de las empresas de forma que se encuentran disponibles y accesibles, pero almacenados de forma segura y eficiente.
El tridente de los mayores salarios tecnológicos en Málaga lo completan los programadores. Se trata de un conocimiento transversal a los perfiles anteriormente citados –uno de los lenguajes favoritos de los científicos de datos es python– pero que también encuentra perfiles concretos para el desarrollo de aplicaciones y páginas web. El informe divide la labor de estos profesionales, denominados desarrolladores web, según el lenguaje que usen.
El más valorado en Málaga es Node.JS, orientado al desarrollo de aplicaciones y servicios web y cuyo rango salarial comienza en una media mínima de 30.000 euros brutos al año y llega a rozar los 90.000 euros en los profesionales con más de ocho años de experiencia, rango similar al de las principales provincias de España. Sin duda, la brecha salarial en los perfiles tecnológicos se estrecha. Sin embargo, no ocurre lo mismo en la de género: la mayoría del empleo tecnológico sigue siendo masculino.
Las mujeres van ocupando progresivamente labores tecnológicas. Sin embargo, la brecha todavía está lejos de acercarse a la paridad. Según el mismo informe que publica la consultora MichaelPage –y en este caso la estadística es nacional–, sólo en en el sector de la inteligencia de negocio las mujeres alcanzan la mayor representación: un tercio del total de los empleos. Este perfil corresponde a aquellos profesionales que realizan consultoría funcional o desarrollo técnico de software para optimizar un negocio.
El salario y algo más
De forma paralela, el estudio también recoge diferentes tendencias del mercado laboral como las preferencias de los trabajadores. Aunque el salario no deja de ser un punto importante a la hora de afrontar un cambio de empleo, ganan importancia todos los factores relacionados con el bienestar: la flexibilidad, la conciliación, los planes de diversidad e inclusión y la preocupación por la sostenibilidad o la formación de los empleados.
"Esta nueva realidad hace que las empresas que se hayan adaptado a estas nuevas motivaciones o se adapten rápidamente tendrán mayor capacidad de atraer el talento tecnológico en los próximos años", afirma el director ejecutivo de Tecnología de PageGroup en España, Íñigo Fernández.
La misma fuente reflexiona sobre la evolución del trabajo remoto en el sector tecnológico. En este sentido, según el informe, tanto los candidatos como las empresas comienzan a rehuir de un puesto completamente en remoto y empiezan a centrar sus objetivos en que crezca la modalidad híbrida.
"Hemos visto ya en 2023 y creemos que en 2024 se acentuará más, una tendencia tanto desde el punto de vista de los candidatos como de las empresas de tener una preferencia por un concepto híbrido, en el que la flexibilidad sigue estando muy presente, pero la opción de ir a la oficina, compartir con compañeros y tener sentido de pertenencia ha vuelto a ser un valor diferencial", sentencia Fernández.
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