Cierra el mítico restaurante El Chinitas de Málaga: "Va ser un pequeño duelo, me lo ha dado todo"

Un local de sushi, que ya cuenta con tres locales en Madrid, ocupará el emblemático negocio del Centro

El legendario café Chinitas resucita en Málaga: "Espero que todos los malagueños se pasen por aquí"

El Chinitas, poco antes de abrir sus puertas este martes
El Chinitas, poco antes de abrir sus puertas este martes / Javier Albiñana

"El Chinitas me lo ha dado todo: mi trabajo, mi economía, mi vida, mi felicidad...". Quien habla es Ángel Sánchez, al frente del histórico restaurante de calle Moreno Monroy que el 31 de diciembre bajará la persiana. Un adiós que marca el final de una etapa para la ciudad, que pierde, de nuevo en el Centro, un trozo de su esencia más auténtica.  

Fundado en 1987 por su padre, José Sánchez Rosso, fallecido hace tres años, el emblemático local ha sido un referente de la cocina malagueña, conocido por su ambiente único y su "cercanía con los clientes". "La vida son 40 años. Mi padre lo fundó y yo he echado aquí los dientes", expresa, emocionado, el actual propietario. En su despedida subyace la necesidad de una renovación y el deseo de comenzar una nueva etapa en su vida. "Este negocio necesita una reforma, y ha salido la oportunidad. Mi hijo no quiere continuar con la saga", explica.

Se pierde, recalca el dueño, parte de la esencia castiza de Málaga. Aunque la despedida se le antoja difícil, asegura que su intención es afrontarla con "felicidad", pese a que al principio tenga que atravesar por "un pequeño duelo". El ocaso de El Chinitas, del que ha informado Sur, marca el fin de una era y supondrá un paso hacia la renovación de la ciudad: "Es triste porque se va un restaurante malagueño, pero el que viene también apuesta por Málaga", detalla. El futuro inquilino que ocupará previsiblemente las instalaciones tiene ocho restaurantes en Madrid y ahora ha elegido la Costa del Sol para continuar su expansión. El sushi, su especialidad.

El empresario atiende a este periódico en una de las mesas del restaurante, de tres plantas, con vistas a su clásico reguero de cuadros, con marengos, juergas flamencas, Miguel de los Reyes y La Paula. Y, al otro lado, los azulejos, los carteles taurinos o la monumental pieza dedicada a la Peña Juan Breva. "Si las paredes hablaran...Tendrían muchas cosas que contar. El objetivo de mi padre era que el que entrara aquí se encontrara con Málaga", reconoce.

Al filo de la 1 de la tarde, cuando abre sus puertas, ya se cruzan los clientes que se preguntan "si el cierre es para siempre". "¡Cómo corren las noticias", responde uno de los trabajadores más veteranos, mientras atiende a una mujer que busca empleo y le pide permiso para entregar su currículo. "Esto se va a cerrar", le advierte melancólico.

"Somos creadores de felicidad"

El negocio, en el corazón del casco histórico de Málaga, ha sido un refugio para muchos, y testigo de las primeras conquistas de Chiquito de la Calzada como figura pública, sobre todo tras el fallecimiento de su esposa, cuando El Chinitas se convirtió en su segunda casa. "Estuvo muy arropado por mi padre, que lo conocía antes de hacerse famoso", rememora el responsable, orgulloso del "tándem Chinitas-Chiquito".

Ángel y los suyos, aseguran, han sido, durante estas cuatro décadas, "creadores de felicidad". Su "suerte", haber hecho "tantos amigos". "Esa cercanía es algo que no se consigue en otro negocio", manifiesta. Y al tiempo reconoce el esfuerzo que, no obstante, implica la hostelería. "Estar donde estamos conlleva mucho trabajo, la Feria, la Semana Santa, las luces... siempre atentos al cliente y al personal. Somos hosteleros de toda la vida", apostilla el propietario.

A pesar de su cierre casi inminente, las peticiones para reservas de comidas se siguen sucediendo. Y muchos hasta se interesan por cenar en la noche de Reyes. No podrá ser. "Ahora tenemos que contestar a muchos emails porque ya no podemos afrontar 2025", precisa.

Su legado quedará en la memoria colectiva de la ciudad. Con su adiós, Málaga pierde un pedazo de su identidad culinaria, pero las puertas del recuerdo y la tradición permanecerán abiertas.

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