El cierre del coto de caza de Churriana provoca que la población de jabalíes ascienda por encima de 22.000 ejemplares
Los socios piden su reapertura para poder continuar su actividad con normalidad
Jabalíes a plena luz del día en el centro de Málaga, en el río Guadalmedina
En España el 99% de los cotos son sociales y por motivos cinegéticos reciben ayudas para fomentar la viabilidad de su actividad. El Coto de Caza Las Canteras de Churriana ayudaba a controlar la población de jabalíes en la provincia después de más de 50 años desde su apertura, pero tras su cierre hace un año y medio debido a una denuncia presentada al Ayuntamiento de Málaga, los avistamientos de estos animales en las zonas urbanas son cada vez más frecuentes.
El coto de Las Canteras está situado entre los términos municipales de Alhaurín de la Torre y la sierra ubicada al norte de la autovía, hasta la altura de la rotonda del Palacio de Congresos de Torremolinos. Sin la cesión de los terrenos públicos retirados por la denuncia, el coto no alcanza las 250 hectáreas necesarias para poder realizar su actividad con normalidad.
En el coto se hacían batidas y cacerías que llegaban a cazar hasta a 500 jabalíes al año. Esta especie es capaz de reproducirse a partir de los ocho meses de vida, dando a luz incluso a 10 jabatos o rayones. El aumento de ejemplares de esta especie en la provincia tiene consecuencias negativas como accidentes de tráfico o atropellos en las carreteras de Churriana y Alhaurín de la Torre, el destrozo de huertos e incluso el avistamiento en zonas rurales, como han sido los casos de Ciudad Jardín o incluso Fuengirola. “Ya ha habido varios accidentes, pero afortunadamente ninguno ha sido grave”, según afirma Víctor Villalobos, socio del coto, guarda rural de caza, responsable regional de los guardas rurales de FTSP-USO y técnico en Medio Ambiente.
En Mijas, donde los avistamientos también son algo bastante frecuente, el ayuntamiento ha adjudicado un contrato para la captura en vivo de ejemplares de jabalíes y cerdos asilvestrados por un valor que asciende a 150.000 euros, con el objetivo de controlar la población de estos animales y mantener el equilibrio.
“No entendemos que se destine dinero público a terceros para mantener a raya al jabalí cuando los cazadores lo han estado haciendo durante milenios de forma gratuita y aprovechando la carne del animal. Los controles cinegéticos se hacen en el medio natural, de manera controlada, el jabalí solo baja a la ciudad para buscar comida”, según Villalobos. Desde la administración han apostado por el uso de dardos anestésicos, algo que los cazadores califican como “contraproducente”. “Un dardo anestésico no controla al jabalí, y hace que la carne no sea apta para su consumición”.
Pese a que el coto se mantiene cerrado, los cazadores están tomando medidas para evitar que los animales bajen a las zonas urbanas y supongan un peligro para la circulación. “Estamos poniendo bebederos con más de 300 litros de agua de nuestro dinero, además de maíz y pan para evitar que bajen a las carreteras… Hemos perdido el poder adquisitivo y no podemos seguir haciéndolo, pero esperamos que no haya ningún accidente de tráfico”, según ha indicado a este periódico Villalobos.
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