Los cinco comercios históricos que sobreviven en la calle Larios

Tan solo cinco establecimientos tradicionales perviven en la principal arteria comercial de la ciudad entre franquicias que llegan y se van

Dos de las franquicias más populares de la calle Larios se despiden

Primor y Adidas, las marcas que apuestan por la calle Larios

La farmacia Mata junto al Quiosco Arturo, dos negocios con tradición en la calle Larios. / Javier Albiñana

La centenaria calle Lariosha cambiado mucho en las últimas décadas. No solo en su fisonomía y en su manera de disfrutarla, también en su vertiente comercial. Su revalorización, como la de toda la ciudad, ha provocado que muchos negocios antiguos fueran desapareciendo en favor de las grandes franquicias que podían permitirse el lujo de pagar los precios al alza de los alquileres. Algo que ya ni todas pueden o quieren hacer. Las dos últimas en marcharse serán Springfield y Pull&Bear, que lo harán durante este mes de enero.

De los establecimientos históricos y tradicionales, tan solo permanecen, eso sí, casi impasibles al paso de los años, cinco de ellos: Farmacia Mata, la pastelería y cafetería Lepanto, la heladería Casa Mira, una verdadera institución malagueña en su sector, el Quiosco Arturo y la Joyería Marcos. El resto, incluso firmas de postín, han caído como los grandes imperios ante la revolución que ha vivido la calle con el paso del tiempo.

Este pasado verano, la tendencia alcista de precios se cobró otras dos tiendas, que abandonaron el punto más preciado para cualquier comercio que quiera desembarcar en la ciudad. En junio dijeron adiós Benetton –que fue sustituida por la boutique de cosmética Sephora– y Bershkaperteneciente al gigante Inditex y que ya cambió de ubicación hace algunos años para dejar sitio a la flagship store de Massimo Dutti a la entrada de la calle y cuyo espacio ocupa ahora la joyería de lujo Quera–.

Aunque ya en la plaza de la Constitución, el mítico Café Central dejó atrás sus diez formas de preparar el café, con sus particulares nomenclaturas, para ceder el terreno a John Scott's, un típico pub inglés que llega bajo el brazo de la productora sueca de sidras Kopparberg.

Atrás quedaron, con fotografías antiguas y recuerdos de los mayores como únicos testigos, los grandes almacenes Gómez Raggio o la cafetería La Cosmopolita, que aguantó mucho más, hasta 2008. Ya no hay camiserías, sombrererías o tintorerías, como esa a la que acudió Gerald Brenan justo el día en el que estalló la Guerra Civil.

Ahora, además de tiendas de lujo y grandes marcas, también se han incorporado tiendas como Captain Candy Shop, especializada en golosinas y chocolate y con ambientación pirata o Friking, marca de camisetas, sudaderas o calcetines con motivos relacionados con series, películas o videojuegos.

Sin salir de Plaza de la Constitución, cuya transformación ha sido al menos tan importante como la de la calle Larios, se ha conocido en los últimos meses que la esquina que enfrenta al otrora Café Central y que ha ocupado El Corte Inglés durante años, será el espacio de una boutique de Carolina Herrera.

En la misma esquina de Larios con la Constitución, también tuvo que dejar su espacio por el alto precio del alquiler –se hablaba de 50.000 euros mensuales entonces– la Zapatería Antonio Parriego para dejar sitio a la multinacional de ropa interior, principalmente femenina, Victoria's Secret.

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