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Iniciado el otoño las lluvias que saquen a la provincia de la sequía sigue sin llegar. Al menos hasta ahora. El objetivo es que, aunque la carestía siga apretando, no llegue a ahogar. Málaga capital, Guadalhorce y la Axarquía se encuentran en una situación grave; relativamente mejor está la Costa del Sol, que recoge más agua al ser zona de entrada de los frentes, aunque su estado es igualmente de escasez severa. Ante la falta de precipitaciones, el movimiento lógico es recortar el gasto para alargar al máximo el suministro que queda en las reservas, algo que, según ha podido confirmar Málaga Hoy, tiene previsto hacer el Comité de Sequía de las Cuencas Mediterráneas durante su reunión de este jueves. Sin perjuicio, apuntan las fuentes consultadas, de que si en las próximas semanas la situación de los embalses mejorase por aportes de lluvias de consideración pudieran volver a relajarse. En el encuentro, no obstante, se abordará endurecer las restricciones en Axarquía, Málaga y Guadalhorce, pasando de los actuales 200 litros que puede gastar cada habitante al día a 180, mientras que para la Costa del Sol la rebaja previsible, acorde a que este sistema se encuentra en escasez severa, será de los 225 a los 200 litros; consumos que, hay que recordar, no se miden por el de las facturas sino por el gasto bruto en el municipio en función de sus habitantes.
No serán las únicas medidas. También es presumible que se siga ahondando en la estrategia de revitalizar antiguos pozos y sondeos en desuso, como ya se hizo durante la gran sequía de 1995; en concreto, se redoblarán los esfuerzos por extraer el líquido elemento de los pozos de Aljaima y Fahala, se buscará el máximo aprovechamiento del río Guadalhorce a través del azud de Aljaima y se seguirá trabajando en aumentar la capacidad de tratamiento de aguas de la estación del Atabal. Asimismo, el comité planteará que se pueda extraer agua de las reservas del Limonero y Casasola, de carácter estratégico.
Toda una serie de medidas que se ponen sobre la mesa para su aprobación, es preciso recordar, unos meses después de que los expertos las suavizasen en la antesala del verano, tras las precipitaciones de marzo y abril, cuando se permitió el rellenado de piscinas y se incrementó el consumo de agua por habitante y día, así como el volumen destinado al riego de zonas verdes y explotaciones agrícolas. Además, se autorizó el uso de duchas en instalaciones deportivas y piscinas o para personas con movilidad reducida en las playas. Por el momento, recién cerrado el quinto año hidrológico más seco de la historia el pasado 30 de septiembre, los tiros no van por ahí. Y los siete embalses de la provincia ya han descendido hasta los 96 hectómetros cúbicos en conjunto, lo que equivale a poco más del 15% de su capacidad total.
Especialmente delicada es la situación del sistema Guadalhorce, encargado de abastecer a la capital malagueña. Dentro de él, el que se encuentra en peores condiciones es el propio Guadalhorce con apenas 10,13 hectómetros cúbicos y al 8,06%, es decir, que marca su mínimo histórico; al tiempo que el embalse del Conde del Guadalhorce acumula en su haber 14,18hm3, que le valen para marcar un 21,33%, y el de Guadalteba 18,28hm3 al 11,92%. El pantano de La Viñuela, por su parte, marca en estos momentos un volumen de 22,48 hm3 que lo sitúan al 13,68% de su capacidad; a la par que las reservas estratégicas de Casasola y Limonero tienen 4,53hm3 (20,86%) y 3,45 hm3 (15,44%), respectivamente. El único que aguanta el tirón en términos cuantitativos es La Concepción, en parte, porque es una infraestructura de respuesta rápida, que acumula 22,96 hm3 al 39,90%.
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