¿Cómo identificar a un criminal? La última tecnología de la Policía en Málaga que pone cara al delito

El sistema, capaz de identificar en segundos a personas a partir de una imagen, ofrece a los agentes una nueva vía de investigación

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Investigadoras de la policía científic con el sistema Abis.
Investigadoras de la policía científica con el sistema ABIS. / Javier Albiñana

Los escritores de ciencia ficción ya vaticinaban el siglo pasado cómo sería el futuro. “Toda tecnología suficientemente avanzada es equivalente a la magia”, decía el británico Arthur Clarke. Hace cuatro años, las palabras inteligencia artificial llegaron a los pasillos de la ONU y se pronunciaron en el primer encuentro oficial dedicado a este tema. Desde entonces, los investigadores persiguen las incalculables posibilidades de hacer el mal que permite esta tecnología y, para ello, utilizan el mismo arma. La Policía Científica de Málaga cuenta ya con un novedoso sistema automático de identificación biométrica que pone cara al delito

Los caminos para dar con los malos sin muestras físicas estaban hasta ahora limitados. Tan solo unas imágenes del sujeto a identificar captadas por cámaras de seguridad, sin huellas dactilares ni análisis de ADN, hacían de la investigación un asunto especialmente arduo. Si bien, el avance de la tecnología permite ya confrontar los retratos extraídos con las fotografías de los individuos detenidos por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, disponibles en las bases de datos policiales, con el fin de encontrar posibles coincidencias. 

El programa, bautizado como ABIS-FACIAL (siglas en inglés de Sistema Automático de Identificación Biométrica) es capaz de ofrecer en apenas unos segundos coincidencias de rostros ya registrados. Así lo explica en una entrevista con Málaga Hoy el grupo de Identificación de la Brigada Provincial de la Policía Científica, que comenzó a trabajar en noviembre con la herramienta. Desde entonces, el equipo -compuesto por ocho investigadores; todos ellos con una dilatada experiencia en estudios lofoscópicos y fisonómicos- ha empleado la herramienta en al menos un centenar de investigaciones, logrando extraer resultados positivos en el 28% de los casos, facilitando así a los agentes de los distintos grupos operativos “cazar” a los malos.

El primero –y especialmente recordado por los investigadores debido a su crudeza– el de Ángela, la bebé encontrada con apenas dos o tres horas de vida entre unos matorrales de Cruz de Humilladero por un vecino. Los primeros en acudir al rescate fueron los agentes del Grupo de Atención a la Ciudadanía (GAC). Aún con el cordón umbilical y la temperatura corporal cada vez más baja, los policías nacionales corrieron con ella en brazos al Hospital Materno Infantil. La recién nacida lograba sobrevivir a la par que el Grupo de Homicidios de la Comisaría Provincial iniciaban una compleja investigación para identificar y localizar a sus progenitores, los mismos que la habían abandonado a su suerte nada más llegar al mundo.

Tras horas de visionado de cámaras de seguridad, los agentes tuvieron sospechas de dos individuos que viajaban en Metro aquel día (14 de octubre del pasado año), escogieron los fotogramas más convenientes y pidieron a la tecnología que arrojase algo de luz Y así lo hizo. El rostro del sospechoso coincidía con el de un individuo arrestado, cuya fotografía constaba en el banco de información de la Policía. De esta manera logró la Policía localizar al padre biológico de la menor y dar también con la madre. Ambos fueron detenidos y encarcelados provisionalmente por orden de la autoridad judicial competente. Aunque el ABIS por sí solo no tiene la capacidad de resolver casos, es bueno ofreciendo candidatos, remando así en las investigaciones. 

El equipo de la  Policía Científica  de Málaga.
El equipo de la Policía Científica de Málaga. / Javier Albiñana

Pero, ¿cómo funciona? "El sistema coteja la imagen objeto de estudio introducida por los especialistas, con las fotografías disponibles en el sistema para buscar coincidencias”, detalla la inspectora, jefa del grupo responsable de los reconocimientos faciales, Ana Téllez (licenciada en Biología por la Universidad de Granada). La herramienta entonces ofrece una serie de candidatos, de mayor a menor grado de coincidencia. 

El propósito de los algoritmos, detallan fuentes del Ministerio del Interior a este periódico, alcanzar “la máxima precisión” en la identificación de personas “basadas en características fisonómicas y patrones seguros” con independencia del paso del tiempo y sus naturales cambios corporales. A priori, parece bastante sencillo. Sin embargo, la impecabilidad del programa no es una premisa y el factor humano es esencial. 

Es por ello que los resultados “siempre serán supervisados por un especialista de conformidad” de acuerdo con lo dispuesto en la Ley Orgánica 7/2021, de 26 de mayo, de protección de datos personales tratados para fines de prevención, detección, investigación y enjuiciamiento de infracciones penales y de ejecución de sanciones penales. “A veces no es la primera persona que propone el sistema ni la segunda, por lo que el criterio del especialista es muy importante. Debe haber una unión perfectamente engrasada entre la herramienta y el experto”, defiende la inspectora Téllez. 

El sistema ABIS (antiguo Sistema Automático de Identificación Dactilar, más conocido por sus siglas SAID) ha sido desarrollado técnicamente por la Subdirección General de Sistemas de Información y Comunicaciones para la Seguridad (SGSICS) con la empresa Cogent -que presta servicios vinculados a la captura de elementos biométricos y uso de algoritmos de búsqueda-, que posteriormente fue adquirida por Thales. En agosto de 2023 fue bautizado con su designación actual tras integran las imágenes faciales frontales de los reseñados detenidos. 

Actualmente, la base de datos está constituida por más de 4,4 millones de imágenes: 3,2 millones correspondientes a Policía Nacional y 1,2 a Guardia Civil. La Policía Nacional, en su caso, tiene desplegadas 14 estaciones operativas en: Madrid (2), Barcelona, Granada, Málaga, Sevilla, Valencia, Valladolid, Las Palmas, Zaragoza, Bilbao y Pamplona; mientras que el Instituto Armado cuenta con dos estaciones en Madrid (Guzmán el Bueno), estando todas las sedes de trabajo supervisadas por expertos en reconocimiento fisonómico.

Y, ¿cuenta con todas las garantías? A nivel de protección de datos, explican desde el departamento liderado por Fernando Grande-Marlaska, la información almacenada en ABIS está reflejada en las actividades de tratamiento de datos publicados por el Ministerio del Interior, y puede ser auditada por el delegado de Protección de Datos y por cualquier organismo habilitado al efecto que tenga autoridad y competencias en la materia regulada correspondiente a la actividad. En cuanto al nivel técnico, aseguran que el sistema ha pasado las pruebas oportunas del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (National Instituto of Standards and Technology, NIST de EE. UU.) y ha obtenido unos valores adecuados de respuesta a las necesidades planteadas por las instituciones usuarias de la herramienta.

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