Las comunidades de vecinos dejan morir sus jardines hasta que la sequía mejore en Málaga
Los Administradores de Fincas sostienen que los propietarios se han decantado por esta alternativa antes de poner césped artificial
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Entre las restricciones para hacer frente a la sequía destaca la aprobación, hace meses, de la prohibición del riego de jardines en toda la provincia de Málaga. Para poder hacer frente a esta situación las comunidades de vecinos han tomado una decisión: dejar morir los jardines y esperar a que la situación mejore para replantar las zonas y que todo vuelva a estar como antes, según el presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Málaga y Melilla, Manuel Jiménez. Para los jardineros este es el peor de los escenarios porque ya tienen poco trabajo, debido a la falta de recursos hídricos, el que se elija el dejar morir las zonas verdes les reduce más aún sus actividades laborales. Eso sí, decantarse por el césped artificial consideran que no es una buena opción.
La situación de extrema sequía ha llevado a administraciones públicas, particulares y comunidades de vecinos a tomar decisiones que no se habrían imaginado que algún día llevarían a cabo. Entre ellas se encuentra el dejar de regar las zonas verdes debido a que se debía reducir el consumo de agua potable para cumplir con lo que la Junta de Andalucía exigía y exige.
En este sentido, el presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Málaga y Melilla, Manuel Jiménez, sostiene que los vecinos el planteamiento que se han hecho consiste en que “si el césped se pierde, pues se repondrá cuando cambie la situación”, ya que no pueden regar esas zonas debido a las medidas de ahorro. De igual forma, asegura que, pese a que algunos particulares están cambiando el césped natural por el artificial, en las comunidades de propietarios que gestiona no le han planteado esta opción por el momento.
“Entre un 40% y un 70% de las zonas verdes que hay en comunidades de vecinos se van a perder”, señala Andrés Marín, propietario de una empresa de jardinería de Málaga. Además, añade que el hecho de cambiar el césped natural por césped artificial es “una locura”. En este sentido, remarca que “al quitar las zonas verdes se eliminan sus funciones que consisten en refrescar el ambiente e impedir que suban las temperaturas”. Al instalar el césped de plástico “el problema llega a los tres o cuatro años que “empieza a descomponerse y se respiran microplásticos”.
Para este empresario puede que esta sea una opción, pero no la más adecuada. A su juicio, ni el césped artificial ni dejar morir las zonas verdes son opciones adecuadas. Cierto es que en estos momentos en los que las lluvias son escasas y está prohibido el riego de estas zonas, mantenerlas es muy difícil. Por ello incide en que las administraciones públicas podrían proporcionarles algo de agua “no para regar todos los días, pero por lo menos para mantener una imagen”. Además, hace hincapié en la necesidad de “tener un cuartelillo” para poder regar los jardines porque “tampoco se necesita tanta agua para mantenerlos”.
Por su parte, Javier Santiago, propietario de Kentish Gardens Málaga, coincide con Marín en que el césped artificial no es la mejor opción y considera que el dejar morir las zonas verdes no es lo ideal, pero no les ha quedado otra opción. “El jardinero es la persona que cuida las plantas, el jardín y la piscina. Actualmente, ya no hace esa labor porque no tiene agua, no tiene un grifo ni siquiera para lavarse las manos cuando va a comer”, explica Santiago.
“Las especies se van a morir”, sostiene este jardinero y es que al haber prohibido el riego de las zonas verdes y que las lluvias no acompañan este es su panorama. Al no haber zona que regar ni que mantener, va a hacer que “cientos de trabajadores se van a encontrar en el paro de un día para otro”. Por ello insiste en que necesitan algo de agua para poder seguir desarrollando su actividad.
En cuanto al césped artificial apunta que “de ecológico no tiene nada porque tiene petróleo”. Asimismo, remarca que “no tiene una durabilidad limitada”. Por tanto esta solución ante la falta de agua sería momentánea y lo ideal es preservar el césped natural que “con sus tratamientos naturales puede llegar a durar 17, 18 e incluso 20 años”.
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