El concurso del Guadalmedina entierra las tesis que defienden el embovedado
El jurado premia el proyecto de José Seguí, valorado en 146 millones, que apuesta por eliminar los muros del cauce y crear riberas de uso ciudadano · Sólo una de las propuestas habla de la cubrición
El futuro del río Guadalmedina a su paso por la ciudad de Málaga no estará ligado al embovedado del cauce. Así será si se respetan las premisas marcadas por el jurado encargado de valorar las 16 propuestas arquitectónicas e ingenieriles presentadas al concurso de ideas convocado por la Fundación Ciedes para suturar esta cicatriz urbana. El fallo, cuyo peso a la hora de impulsar la obra final es más que limitado, se decanta por soluciones sensiblemente alejadas de las postuladas doce años atrás en el polémico Plan Guadalmedina, que cerraba el río y usaba el espacio para crear un gran eje norte-sur de tráfico, y más recientemente por el alcalde, Francisco de la Torre, muy cercano a las tesis que se decantan por el embovedado.
Frente a estos planes, la solución ganadora del concurso, que lleva la firma del arquitecto José Seguí (cumpliendo las previsiones de los últimos días), huye por completo de la cubrición y hace una apuesta por "potenciar" el río, con el fin de que la ciudad se reconozca en él. De hecho, de las diez iniciativas galardonadas, sólo una, que recibió el séptimo accésit, abogaba por el embovedado total.
La propuesta de Seguí incide de manera clara en la cuestión económica, al punto de que buena parte de los 146 millones de euros (118 para urbanización y ajardinamiento del parque fluvial), en los que se cifra su costo sería autofinanciable. El urbanista incluso aludió a que mediante actuaciones de colaboración público-privada se podría obtener más de la mitad de la inversión precisa, llegando a dibujar una torre que podría albergar un hotel y espacio de congresos. "Recuperar el río no es nada caro si lo hacemos con inteligencia de no continuar con proyectos grandilocuentes y faraónicos, en los que el dinero no se malgaste...", añadió, haciendo una clara alusión al Auditorio de la Música, cuyo presupuesto se eleva a unos 100 millones, aunque con unos beneficios sociales muy superiores.
"Hay que solucionar la grieta del río, es el gran reto del siglo XXI", destacó tras recibir el reconocimiento del centenar de personas que asistieron a conocer el fallo del concurso de ideas. Incluso, comparó lo que se haga en el río con lo ocurrido siglos atrás con el Parque y la Alameda Principal, con el añadido de que la traza del Guadalmedina se extiende más de cinco kilómetros.
"Hemos querido que sea autofinanciable, algo importante en estos momentos de gran escasez; la idea es que el río sea el gran eje alrededor del cual se coloquen los grandes servicios de la ciudad", añadió Seguí, quien aludió entre los mecanismos de aportación externa a la construcción de un museo de las ciencias, zonas de restauración, un embarcadero y un parque de energías renovables que abastezca a todo el espacio. La cuestión hidráulica que defiende este equipo huye de desvíos en la parte alta y de otro tipo de intervenciones de mayor calado. De hecho, el planteamiento parte de la premisa de usar la presa del Limonero como embalse regulador de las aguas entrantes. "Así desaparece el problema que tenemos y podríamos tener un elemento de agua continuo sin el peligro de almacenamiento", explicó.
En este sentido, según los apuntes técnicos, esta idea garantiza el desagüe de todas las aportaciones al cauce tanto de la zona urbana como de los arroyos periurbanos, siguiendo los criterios del Cedex, organismo dependiente del Ministerio de Fomento que elaboró un informe detallado sobre la capacidad del río. En concreto, se habla de mantener "en régimen permanente variado" un caudal fijo de 320 metros cúbicos por segundo.
Desde el punto de vista urbanístico, la aportación tiende a la recuperación del río como río, incluso en lo que a sus riberas se refiere. El arquitecto quita los muros laterales, buscando "un acceso fácil para los ciudadanos, logrando que las riberas sean parte de los espacios públicos". "El río no puede ser un cajón, tampoco pensamos que pueda ser embovedado ni ajardinado el cauce", apostilló. Seis fases integran esta idea sobre cómo cerrar la herida abierta durante décadas, concebidas como actuaciones "independientes y conectadas dentro de un proyecto global", algo que facilita la intervención. De hecho, lejos de la duda de los responsables políticos, se atrevió a asegurar que es una iniciativa que podría desarrollarse en unos ocho años.
Una de las etapas alude a la ejecución de una torre, denominada Torre del Río, a modo de hotel y espacio de congresos, en la cabecera del puerto, a la que se incorporaría una pasarela peatonal que como mirador "recogiera la visión paisajística de la ciudad, su puerto y su río". Y a todo ello añade el Parque de las Energías (10,9 millones), con sistemas de captación de energías limpias de última generación; el Centro Wellness y Deportivo "a escala de ciudad", y el Parque de las Ciencias (1.170.000 euros) como "referencia cultural y turística". Al tiempo, apunta la implantación de kioscos, restaurantes y tiendas a lo largo el cauce (13,7 millones) , que "supondrían una variada oferta no solo para cualificar y potenciar los usos de la propuesta, sino principalmente para autofinanciar su ejecución y mantenimiento".
Junto al equipo liderado por Seguí, la Fundación Ciedes, promotora del concurso, destacó con un segundo y tercer premio los trabajos de Juan José Soto y José Ramón Navarro. Sea como fuere, y dadas las características, de la iniciativa, estas iniciativas no necesariamente se transformarán en anteproyecto y proyecto constructivo, puesto que se maneja la opción de aunar ideas varias de los equipos para dar como resultado una solución última. "De todas estas propuestas salen ideas que permitirán definir la actuación", comentó el alcalde, Francisco de la Torre. La gran duda, que nadie es aún capaz de resolver, es cuándo el Guadalmedina dejará de ser lo que hoy es.
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