La joven a la que un conductor de VTC salvó en Málaga: "Se quitó el cinturón y me di cuenta de que quería violarme"
Otra mujer denuncia que a ella también la increparon los mismos individuos en otro barrio de la capital malagueña horas antes
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Hace un par de días que un conductor de VTC salvó a una joven de 28 años, de dos jóvenes que supuestamente la intentaban agredir sexualmente en la capital malagueña. María tardará un tiempo hasta que deje de sentir miedo y pueda volver a salir a la calle sin mirar hacia atrás. Pero, ha decido compartir su testimonio por si alguna mujer también sufrió lo mismo que ella aquella noche. Y, sobre todo, para animarlas a denunciar.
La joven había salido con sus compañeros de trabajo. Ya entrada la madrugada, decidió volver a casa. No encontraba taxis así que decidió, acompañada por una amiga, caminar hacia la zona donde se encuentra el Centro Comercial Vialia. Allí encontraron uno pero se lo cedió a su acompañante. Ella continuaría andando; ya estaba cerca de su vivienda, cuenta.
Su amiga, ya en el taxi, vio a dos jóvenes que no le causaron buena impresión. La llamó para alertarla y le pidió que no colgara hasta que no estuviese en su domicilio. Pocos segundos después, los chicos se cruzaron de acera para interponerse en el camino de María, siempre según su relato, que ha compartido con Málaga Hoy.
Al principio creía que simplemente querían robarle. "Me dieron un golpe en la mano y empezaron a tirarme del brazo mientras uno de ellos me decía 'ven, ven' con una actitud muy chulesca", recuerda. Si bien, al momento, se percató de que el segundo se estaba quitando el cinturón que llevaba. "Ahí ya me di cuenta de que querían violarme y pensé en tirarme a la carretera", lamenta.
"La tenían enganchada del brazo"
En el transcurso del forcejeo, en el que los jóvenes supuestamente trataban de conducir a la chica hacia un portal de calle Cuarteles, Adrián Maldonado, un conductor de VTC que estaba a punto de acabar su turno de trabajo, se topó con la escena: dos embozados con un pasamontañas, ataviados de negro, intentando conducir a una chica hacia un un lugar menos visible. Todo era muy confuso, al punto de que, en un principio, llegó a pensar que se trataba de una discusión de pareja. Pero al acercarse, comprobó que uno de los agresores "la tenía enganchada del brazo" y se la "estaba intentando llevar".
Según su testimonio, uno de los implicados ya la estaba "manoseando". Adrián entonces paró la furgoneta y le pidió a la víctima que se subiera. "Empecé a tocar el claxon y los hombres la soltaron, se alejaron de ella, pero no sabía si iban a volver a cogerla", recuerda. Logró ponerla a salvo, pero no fue fácil. María reconoce que llegó a sospechar que estaba "compinchado" con sus agresores. Finalmente decidió confiar y montarse en la furgoneta de Adrián cuando vio que ya estaba llamando a la Policía para que la socorrieran.
Tras comprobar que no había nadie en el interior del vehículo, la joven confiesa que se tranquilizó. El conductor inmediatamente echó los pestillos y se alejó un poco del lugar para mantener a salvo a la joven, aunque sin perder de vista a los individuos. "Llamé a la Policía Nacional, que estaba desbordada. Después al 112. Pensando que se podían escapar, se me ocurrió coger otro teléfono que tengo para servicios privados y pude hablar con la Policía Local", cuenta el conductor. Mientras llegaban los agentes, comenzó, atrevido, a perseguir a los encapuchados. "Iban increpando a todo el que se cruzaba con ellos y golpeando farolas. La Policía me pidió que cerrara puertas y ventanas; yo ya lo había hecho. No sabía si me iban a romper un retrovisor o a sacarme un cuchillo", manifiesta.
María cuenta que minutos antes de que se personaran los agentes pudo observar cómo los sospechosos increparon también a otra chica e intentaron agredirla. "En ese momento ellos se dieron cuenta de que los estábamos siguiendo y la dejaron. Ella salió corriendo", cuenta.
Mientras tanto, Adrián fue dándole su posición a policías. "Me conozco bien las calles y les indiqué hacia dónde iban los agresores. Di la vuelta por calle Salitre. Entré por plaza de Toros Vieja y vi que se dirigían a la zona de Correos. Los agentes llegaron en tres minutos y los detuvieron -ambos marroquíes, de 21 y 24 años- en una calle paralela a la Alameda de Colón", señala. Según su versión, opusieron resistencia para su arresto. "Le pidieron que se tiraran al suelo. No hablaban español. Uno de ellos decía que no había hecho nada", detalla.
Otra mujer asegura que los detenidos la increparon la misma noche
Esa misma madrugada, horas antes, Adelina guardó su moto en un garaje, situada a dos minutos de su casa, en la barriada de El Molinillo. Iba con los cascos puestos, escuchando música. Tan solo anduvo seis pasos cuando dos jóvenes le preguntaron si tenía un cigarro. "Aunque hablaban francés, uno de ellos chapurreaba español", explica. Ella les contestó que no fumaba y les orientó del bazar más cercano donde podían comprar tabaco.
"De repente, uno de ellos se abalanzó sobre mí y empezó a darme abrazos. Como pude, le di un empujón y me lo quité de encima", relata. Recuerda que en ese momento no podía pensar, tan solo temblaba. Echó a correr hacia su edificio. "Ellos venían detrás de mí a paso ligero". Como pudo logró entrar en el edificio y cerrar la puerta. "Subí a mi casa, me asomé a una ventana y los vi debajo", recuerda. Aquella noche Adelina apenas pudo pegar ojo. A la mañana siguiente, cuenta que tuvo que tomarse una tila doble. Pero, asegura que su sorpresa vino cuando leyó que habían intentado violar a una chica la misma noche en calle Cuarteles. "Entonces fui a Comisaría y conté lo que me había pasado porque sabía que eran los mismos".
Por su parte, María pide a todas las chicas que sufren alguna agresión que denuncien. "Hoy he sido yo pero mañana puede ser tu hija de 17 años que acaba de salir por primera vez de fiesta. No dejemos este tipo de casos en anécdotas porque no lo son", reivindica. Su misión, dice, que las mujeres se conciencien de que la única arma que tienen ante este tipo de situaciones es acudir a las comisarías.
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