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El Subsector de Tráfico de la Guardia Civil en Málaga ha realizado un operativo especial en la carretera A-7000, conocida como Carretera de Los Montes, en la que, entre otras, se realizó una denuncia a una persona que conducía una motocicleta a 127 kilómetros por hora en un tramo de vía con un límite de 50.
La Guardia Civil detalla en un comunicado que en el referido operativo especial, desarrollado el primer fin de semana del pasado mes de abril, fueron detectadas diversas infracciones, entre ellas, excesos de velocidad, conducciones temerarias, conducciones con presencia de droga por consumo, falta de silenciador y reformas en vehículos no autorizadas.
El operativo especial se ha desarrollado tras conocerse que estaban produciéndose conducciones de riesgo por parte de algunos usuarios en la mencionada vía. Así, entre las denuncias de velocidad efectuadas, hubo una por la circulación de una motocicleta de gran cilindrada que no portaba la placa de matrícula y lo hacía a 127 kilómetros por hora en una vía limitada a 50.
También la Policía Local de Málaga mantiene un dispositivo de vigilancia preventivo a través del Grupo de Investigación y Protección (GIP) para poner freno a las carreras ilegales con un intenso seguimiento en las redes sociales, donde los conductores, además de citarse, cuelgan las imágenes jugándose algo más que el coche mientras son jaleados por el público.
Estas peligrosas quedadas, organizadas a través de Whatsapp, Telegram y de grupos cerrados, siguen celebrándose cada viernes por la noche, entre las 11 y media y la 1 de la madrugada, con entre 50 y 60 participantes, pero no todos pisan el acelerador sino que, en algunos casos, actúan de meros espectadores. Aunque la presión policial obliga a los jóvenes a buscar nuevas zonas apartadas, ahora son tres los escenarios más frecuentados: el polígono Trévenez, que permite aprovechar la larga recta de la calle Mercadante, el Recinto Ferial y las inmediaciones del Palacio de Ferias y Congresos. La gasolinera BP de Cártama y el parking del centro comercial El Ingenio, en Vélez-Málaga, son otros de los puntos seleccionados por los aficionados a las competiciones de velocidad, llegados de toda la provincia e incluso de otras ciudades como Cádiz y Granada. No suele faltar el alcohol.
La Policía ha detectado concentraciones tanto de coches como de ciclomotores trucados (en manos de menores), pero ninguna de ellas, precisan investigadores consultados, tienen que ver con el tunning, que consiste solo en exhibir el vehículo 'retocado'. La de cuatro ruedas la protagonizan jóvenes veinteañeros que manejan coches de alta gama, principalmente BMW con “15 o 20 años de antigüedad, pero de gran cilindrada”. “Hoy en día, acceder a un vehículo de 180 o 200 Cw es fácil. Les cuestan 3.000 ó 4.000 euros”, explican fuentes conocedoras de estas actividades. También se han observado Lamborghinis y Mercedes, aunque en ese caso los conductores solo se dedican “a pasearse o a dar acelerones”. "A veces coinciden motos y coches y es aún más peligroso", subrayan.
Las reuniones, para practicar lo que denominan drifting, es decir, derrapes o trompos sobre el asfalto o grava, tienen otra variante: las lanzadas, o carreras ilegales propiamente dichas. “Buscan una recta, se ponen en paralelo y alguien da la salida. Hacen una prueba de aceleración en 500 metros y gana el primero que llega al final”, recalcan fuentes cercanas, que matizan cuál es el éxito de estas convocatorias: "El morbo es ver que mi coche es más rápido que el tuyo y, luego, publicar vídeos con los resultados en las redes sociales".
Fuentes policiales recalcan el peligro al que se someten de forma voluntaria los espectadores, "que cada vez se acercan más" a la zona de competición, sin vallas de seguridad. "El riesgo no es para el conductor, que suele llevar el cinturón y va a una velocidad de 120 o 140 kilómetros por hora como mucho, sino para el público, al que pueden embestir. Hablamos de vehículos que pueden pesar entre 500 y 700 kilos", destacan. La posibilidad de vuelco aumenta si el coche implicado no tiene la suficiente potencia. "Patinan y pierden agarre. Pueden estar todo un día dando vueltas mientras duren los neumáticos", aseguran expertos conocedores de este tipo de competiciones, que en Málaga experimentaron un boom tras la pandemia y que ahora, según indican, están "cada vez más controladas".
Una vez detectadas, el Grupo Operativo de Apoyo (GOA), una selecta formación de policías que actúan en intervenciones de especial conflictividad, toma el mando para abortar las concentraciones ilegales. Y si antes han recibido un 'chivatazo', entran en juego, además de las unidades de distrito -principalmente Campanillas y Cruz de Humilladero- los agentes de paisano a fin de "evitar estampidas de vehículos". El Grupo de Investigación de Accidentes y Atestados (GIAA) se encarga de leerle los derechos como detenido o investigado al infractor. También la Guardia Civil de Tráfico ha denunciado a conductores por escapes libres y, entre otros, alerones sin homologar. "Hacen un ruido escandaloso de madrugada y parecen un Fórmula 1. En el radar han caído algunos. No corren mucho, pero cogerlos es muy difícil porque tienen avisadores colocados por las inmediaciones", detallan agentes que han actuado en estos eventos.
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