El conflicto inmobiliario de Callejones del Perchel en Málaga encara la fase final

Los Callejones del Perchel. / M. H.

Málaga/Los vecinos de Callejones del Perchel ya empiezan a ver la línea de meta que resuelva el conflicto inmobiliario en el que llevan más de un año inmersos. Del cerca de medio centenar de vecinos que se veían en la calle y sin solución habitacional cuando la promotora Dazia Capital se hizo con los bloques de Malpica, Callejones del Perchel y Montalbán, en estos momentos sólo tres de los que no contaban con la protección de la Renta Antigua buscan reubicación y menos de una decena de los que sí la tenían estudian la oferta de la promotora.

El proceso ha sido largo desde que en septiembre del pasado año el primero de los vecinos recibiese la carta de desahucio. Ese fue el punto culmen de la tensión entre los vecinos y la empresa, que reventó tras meses de protestas, un Pleno Extraordinario y declaraciones de un lado, otro y con políticos y concejales de por medio. Desde el alcalde, Francisco de la Torre, pidiendo "alma y corazón" a la empresa, al concejal de Vivienda, Francisco Pomares, avisando a la empresa de que las cartas de desahucio "no son el camino" si querían seguir invirtiendo en Málaga.

Pese a ello, Enrique Gutierrez, portavoz de El Perchel no se Vende, la plataforma que aglutina la lucha de los vecinos, agradece el buen hacer de la empresa, "ha tenido muchos gestos, si llega a ser un fondo buitre nos lo hubiéramos visto muy mal". Además, asegura que la reubicación de los vecinos que no contaban con la garantía de la renta antigua ha sido por parte de la Agencia Andaluza de Rehabilitación de Vivienda (AVRA), a la que agradece su buen hacer.

Sobre la empresa, afirma, "es normal que quieran rentabilizar su inversión después de comprar, pero no se han portado mal al final". Entre los gestos de la empresa que se agradecen por parte de la empresa se encuentran la retirada de las dos demandas de desahucio que llegaron a interponer.

La empresa, Dazia, en estos momentos ya ha presentado los estudios de detalle del nuevo proyecto que pretende levantar, el primer paso para que en los próximos meses puedan pedir la orden de derrumbe y que la piqueta pueda entrar en los edificios que ya están vacíos. Entienden que, estando vacíos cabe la posibilidad de que les okupen algunos de los inmuebles, lo que alargaría aún más el proceso, de ahí la premura porque entre la bola de demolición.

El concejal de Vivienda, al respecto, se ha congratulado del trabajo conjunto entre los vecinos, la empresa y las administraciones para desatascar lo que en un principio parecía una situación abocada al juicio y el desahucio, con el drama que eso conlleva.

Esto hace que la de los vecinos de El Perchel y Dazia sea una historia casi cervantina –nunca está de más recordar que El Perchel es el único barrio malagueño que aparece en El Quijote–, en la que los inmiscuidos se han elevado por encima de las expectativas de un proceso que llamaba al enroque.

"Lo importante es que, pese a que hubo momentos difíciles, nos sentamos todos a negociar, ahí también fue muy importante explicarle a Dazia que no eran expedientes, sino familias con sus historias", apunta Pomares, que añade que "aunque no todas las familias se queden en El Perchel, que es muy bonito ser del barrio, están en viviendas dignas, accesibles y con un precio acorde, no en unos edificios que la anterior propietaria había dejado de mantener y que estaban en mal estado".

Ahora mismo, los que están más lejos de encontrar una situación pactada, son los dueños de varios locales, que siguen negociando con la promotora. Además, se le está buscando solución habitacional a tres familias, "que se hace con el tacto que se puede, debe seguir un proceso, hay más gente esperando viviendas", apunta Pomares.

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