Pilar Cernuda
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Málaga/Los hábitos tóxicos y no saludables pasan factura. Los neurólogos vienen detectando tres realidades en ese sentido. La primera, que aumentan los ictus entre personas jóvenes; algo que achacan “probablemente” al consumo de cocaína. La segunda, que esta patología cada vez afecta a más mujeres; consecuencia de su incorporación en las últimas décadas a hábitos insanos como el tabaco, el alcohol o las drogas, que hasta hace unos años eran mayoritariamente masculinos. Y la tercera, que con la pandemia ha habido un menor control de los factores de riesgo; algo que también ha repercutido de forma negativa sobre esta dolencia.
Al hilo del Día Mundial del Ictus que es este sábado, la Sociedad Española de Neurología (SEN) ha lanzado un mensaje para tener en cuenta: el 90% de estos casos podrían prevenirse si se controlaran los factores de riesgo.
El jefe de Neurología del Hospital Regional, Pedro Serrano, confirma que en las últimas décadas se viene produciendo un incremento de los ictus en la población general y entre los jóvenes en particular. Sobre estos eventos a edades más tempranas advierte: “Probablemente, por el estilo de vida; por el consumo de alcohol y drogas. La cocaína, sobre todo, que es la más implicada por su efecto directo sobre las arterias”. Explica que este estupefaciente “aumenta el riesgo de vasoespasmo” y podría estar detrás del aumento de ictus que vienen detectando entre personas jóvenes. Aclara que ese incremento “no es espectacular”, pero acota que “la cocaína es otro factor de riesgo”. Comenta que “antes”, los neurólogos no veían tanto estos casos de ictus entre jóvenes. Tradicionalmente era una patología que golpeaba en torno a los 65 o 70 años. Pero ahora, según la SEN, el 16% de estos eventos se producen en personas menores de 50.
También hay otra realidad social que está cambiando esta patología. Hace unos años, los ictus afectaban más a los hombres por el estilo de vida. A saber: fumaban y bebían más que las mujeres. Pero, con la igualdad, éstas también han incorporado los hábitos no saludables que suponen factores de riesgo, como el tabaco, el alcohol y las drogas. “Ahora hay un discreto predominio masculino [entre los afectados por ictus], pero no tanto como antes”, indica Serrano. Dado el incremento que se está produciendo de ictus entre jóvenes y mujeres, el neurólogo concluye: “Hay una relación muy directa con el estilo de vida”.
El ictus se produce por la alteración del flujo sanguíneo que llega al cerebro. Puede ser por una obstrucción (más del 80% de los casos) o por una hemorragia. En la provincia, se producen cerca de 6.000 anuales teniendo en cuenta de los más graves a los más leves. Málaga cuenta con dos unidades de ictus. Una en el Regional y otra en el Clínico. Suman 16 camas. Con este número, el neurólogo estima que se cumple la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de una cama de unidad de ictus por 100.000 habitantes. “Hay terrenos en los que mejorar, pero estamos bastante mejor que hace unos años. En ese sentido, la apertura de la unidad del Clínico es un gran avance”, sostiene.
El sistema sanitario aplica el Código Ictus para agilizar la asistencia en estos casos. Además, el Hospital Regional realiza la trombectomía mecánica, que generó polémica en 2017 porque había pacientes que debían ser derivados al Reina Sofía, de Córdoba. Esta técnica consiste en quitar el coágulo que obstruye la arteria y causa el ictus. Serrano señala que también ha habido mejoras en la rehabilitación de los ictus, aunque apunta como asignatura pendiente que el Hospital Costa del Sol cuente con la especialidad de Neurología.
Los especialistas estiman que sólo el 10% de los ictus se debe a causas genéticas y, por lo tanto, no modificables. Pero el 90% podría prevenirse. Por eso el jefe de Neurología del Regional insiste: “Si la sociedad tuviera mejor estilo de vida, buena parte de los ictus no se producirían o se producirían con menores consecuencias”.
Los síntomas de un ictus son perdida brusca de fuerza o sensibilidad en una parte del cuerpo, alteración repentina del lenguaje, de la visión, del equilibrio, de la coordinación o dolor de cabeza muy intenso. Ante estas manifestaciones, los especialistas recomiendan pedir ayuda a los sanitarios de inmediato. “El tiempo es fundamental. En el ictus, conforme pasa el tiempo, se van destruyendo neuronas y áreas cerebrales”, explica el jefe de Neurología del Hospital Regional, Pedro Serrano.
“Ante un ictus hay que correr, pero con cabeza”, aclara. Se refiere a que no hay que colapsar los dispositivos más especializados, sino ponerse en manos de los sanitarios que decidirán –en función de cada paciente– a qué recurso derivarlo. En resumen, los especialistas aconsejan prevención en primer lugar llevando una vida sana. Pero, en caso de sufrir un evento, recomiendan saber identificar que se está sufriendo un ictus, “dar la voz de alarma y dejarse atender por los sanitarios”, en palabras de Serrano.
La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que en la próxima década, los casos de ictus aumentarán un 34%. En España, unas 110.000 personas sufren uno de estos eventos cada año. El 15% fallece y un 30% se queda con una dependencia funcional.
De hecho, la SEN advierte que es primera causa de discapacidad y la segunda de muerte y deterioro cognitivo entre la población adulta. Según datos de esta organización, en España más de 350.000 personas presentan alguna limitación como consecuencia de un ictus. La incidencia aumenta significativamente con la edad, pero más del 60% de los casos ocurren en personas menores de 70 años y el 16% de menos de 50.
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