Coronavirus en Málaga: La enseñanza en la Universidad más allá del aula

La UMA tiene que afrontar el resto del curso de manera virtual y el reto del profesorado es impartir materia y evaluar sin que haya grandes diferencias para el estudiantado

Uno de los encuentros con alumnos de la profesora Blanca Montalvo.

Cada caso que se plantea es distinto en la Universidad de Málaga porque así lo marcan las particularidades de sus asignaturas. Pero hay una realidad común a todas ellas y es que se han suprimido las clases presenciales en lo que resta de curso. Por tanto, a las tres semanas anteriores se tienen que añadir otras tantas de docencia y evaluación de contenidos en otro terreno más allá del aula, en el virtual. Cinco docentes de la UMA relatan sus experiencias.

Blanca Montalvo es profesora del departamento de Arte y Arquitectura de la Facultad de Bellas Artes. Imparte Estrategias Artísticas en torno al Espacio II para unos 40 alumnos de tercero de Grado.

“Nosotros tenemos aulas especiales con acceso a talleres, herramientas y los alumnos trabajan en ese contexto porque lo requiere, las clases están siempre abiertas para que sigan con sus prácticas, porque requieren mucha dedicación”, apunta la profesora y asume que la mayor dificultad ahora es la física. Muchos de sus alumnos están confinados en lugares donde ni el espacio ni los materiales son los adecuados para trabajar.

“La otra dificultad que veo, quizás mayor, es la falta de concentración, esa sensación de tristeza, algo que hace que nos cuesta desarrollar las tareas de la misma manera que antes”, indica. Y subraya que “nosotros necesitamos reflexión para hacer las cosas, la inmediatez no es buena amiga y ahora parece que hay una necesidad continua de resolver todo de manera inmediata”.

Para continuar con la docencia están recurriendo a las múltiples herramientas del Campus Virtual, “que están funcionando muy bien”, asegura Montalvo. Con sus alumnos utiliza Blue Button. Activa la videoconferencia, los alumnos se conectan y “le puedo mostrar o bien mi escritorio o archivos que suba al mismo tiempo, hay un chat y nos vemos y nos oímos, las primeras clases fueron muy divertidas”, confiesa la profesora.

"Tienes que buscar la manera de que esto no afecte a los estudiantes ni al resultado de la materia, en unos días le dimos la vuelta"

La adaptación a la nueva mecánica ha provocado un cambio en su programa. “Tienes que buscar la manera de que esto no afecte a los estudiantes ni al resultado de la materia, en unos días hemos tenido que darle la vuelta, adaptar los contenidos al contexto en el que estamos, he buscado herramientas que requieran menos tiempo de concentración, más amenas”, indica.

En su asignatura trabajan por proyectos y cada alumno tiene libertad para elegir. Pero en esta ocasión, en vez de evaluar el resultado final, lo que en un tiempo ordinario sería una escultura volumétrica, una instalación, intervenciones urbanas o en la naturaleza, “harán maquetas con los materiales que tengan y presentarán un proyecto, se va a tener en cuenta más la parte conceptual, la capacidad de análisis y el planteamiento del desarrollo”.

María José Berlanga, profesora de Arqueología

María José Berlanga imparte Arqueología como Ciencia Histórica a cuarto curso y Arqueología Romana a primero del grado de Historia. En ambos casos comparte la materia con otro profesor con el que está coordinada.

“La preocupación principal era que el alumnado estuviese tranquilo y trasladarles que la UMA está preparada para acometer esta situación porque tiene un bagaje importante en la enseñanza virtual”, afirma Berlanga y sostiene que “al vicerrectorado de Estudios no le ha resultado especialmente complejo poner en marcha este mecanismo”.

En cuarto curso el carácter práctico de la materia es significativo, así que, por el momento, “estamos desarrollando la parte más teórica de la asignatura a la espera del marco general de contingencia, que nos digan qué vamos a hacer con la parte más práctica”, apunta. “Estamos utilizando la subida de contenidos audiovisuales propios, elaborados por el docente, y siempre tenemos un foro abierto para que puedan expresar dudas y comentarios”, señala Berlanga.

"La vocación docente aprecia especialmente el contacto directo con el estudiante y eso no se puede cambiar por nada"

También proponen publicaciones de carácter científico para completar esa docencia. “En nuestro caso la valoración es bastante positiva, el estudiantado está preocupado pero ocupado también, se conecta, están implicados en que esto se tiene que resolver de esta forma y todos tenemos que poner de nuestra parte”, considera la docente. Es importante, agrega, que el alumnado trabaje “como si tuvieran la docencia habitual, no son unas vacaciones y va a llegar la evaluación”.

Para María José Berlanga “la vocación docente aprecia especialmente el contacto directo con el estudiante y eso no se puede cambiar por nada, pero la universidad tiene todos los elementos necesarios para compensar ese contacto directo”. A la vuelta de la Semana Santa, indica la profesora, se concretarán todas las medidas, sobre todo lo que tienen que ver con la evaluación y las horas de prácticas, ya que “no se puede hacer absolutamente nada que no sea por vía electrónica”.

Julián Molina, Máster Análisis Económico y Empresarial

En el Máster Análisis Económico y Empresarial, Julián Molina es el responsable de la asignatura Métodos Numéricos en Economía y Finanzas. Tiene 16 alumnos este trimestre, ya que el Máster se divide en dos ramas. Así, confiesa, “mi situación es muchísimo más fácil”. Su materia es cien por cien práctica y la nota la obtienen presentando trabajos.

Julián Molina en una de sus clases del Máster.

“Proponía un problema, diseñaban un algoritmo y lo programaban, se trabajaba en grupos”, apunta Molina. “La ventaja es que el sistema de evaluación no cambia y la desventaja es que mi asignatura es muy práctica, yo programaba en vivo, discutíamos lo que íbamos proponiendo, era fundamental el trabajo en clase”, sostiene el docente.

La solución la ha encontrado en dividir la clase en tres grupos muy pequeños e impartirla a través de Zoom.es. “Aunque tenga que repertir tres veces lo mismo me permiten tener una interacción con ellos muy parecida a cuando estábamos en el aula”, comenta.

“Al ser muy pocos la doy prácticamente igual, sigo programando en vivo y ven mi pantalla, hay mucha interacción, me pueden parar con mucha facilidad, preguntar, ver su pantalla, resolver sus dudas y a parte les ofrezco tutorías, al ser grupos pequeños es bastante cómodo”, estima Molina.

"Mi situación es mucho más fácil porque tengo pocos alumnos, esto no lo puede hacer alguien que tenga un grupo de 80"

Sin embargo, el profesor destaca que “esto no lo puede hacer alguien que tenga ochenta alumnos”. En su caso, la asignatura marcha según lo concebido en el programa. “No tengo que modificiar lo que quería enseñar ni cómo los quería evaluar, además ellos se están esforzando muchísimo, están siendo muy voluntariosos, tienen muy cogida la dinámica de la asignatura”, concluye.

Lourdes Rey, profesora de Programación Matemática

Lourdes Rey también es profesora de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Imparte Programación Matemática en el Grado de Administración y Dirección de Empresas. Son cuatro profesores y cinco grupos de docencia.

“Tengo 70 alumnos”, apunta. “Quiero el bienestar de mis alumnos y que les sea lo más fácil posible pero me veo bastante impotente”, asegura. Rey, que lleva treinta años dando clase, subraya que para ella la presencialidad es fundamental. “Entro en clase, veo las caras, sé si lo están captando, si lo han entendido, así que me está costando trabajo adaptarme a esta nueva forma a pesar de que no me puedo quejar de todos los soportes que tenemos”.

"En clase veo las caras, sé si lo están captando, si lo han entendido, me está costando adaptarme a esta nueva forma"

Utiliza una herramienta que se llama Seminario Virtual B para explicar la teoría y cuelga en ella vídeos con la resolución de problemas. Además les sube cuestionarios y ha creado con sus alumnos un grupo de whatsapp para tener una comunicación más directa aún.

La profesora Lourdes Rey resuelve un problema en su pizarra de casa.

“Me mandan mensajes de voz, resolvemos las dudas, es más rápido”, dice. También señala que han transformado la guía docente y “hemos quitado algunas partes del temario porque las veíamos imposible de dar, porque necesitan soporte informático”. En cuanto a la evaluación, apunta, sí que es más complicada.

“Son matemáticas y tienes que ver reflejado en un papel que el alumno sabe lo que está haciendo, siempre había un examen presencial que contaba con un tanto por ciento de la nota”, explica. Ahora les programan pruebas y los resultados los van subiendo al sistema. “Pero no puedes crear 70 exámenes diferentes porque son muy complejos de elaborar, que se van a copiar lo sabemos, tenemos que partir de esa base”, señala Rey.

Lo que le preocupa especialmente a esta profesora es que “entiendan la materia y que yo sepa que lo han entendido, las matemáticas de por sí les cuesta bastante y necesito estar en clase para ver si avanzan o no, para mí la pizarra sigue siendo necesaria”, estima.

María Jesús Martínez Silvente, Historia del Arte

María Jesús Martínez Silvente es profesora titular de Historia del Arte y este cuatrimestre tiene clase tanto en Master como en Grado, así que ha tenido que pensar alternativas para su docencia y evaluación. Explica que en el Master, la evaluación consistía, mayormente, en la realización de un trabajo sobre una galería de arte, tras investigar sobre los agentes que la rodean, desde los críticos y artistas a galeristas.

“Esta actividad, que se hacía a pie de calle, se ha trasladado al terreno virtual. Existe la suficiente información online como para poderse llevar a cabo, ya sea mediante sus paginas web, correos electrónicos a las galerías que se pueden mandar o en redes sociales”, apunta. También indica que, por las circunstancias excepcionales, se ha dilatado el periodo de entrega de estos trabajos por parte del alumnado.

La profesora de Historia del Arte María Jesús Martínez trabajando desde casa.

“En el Grado tengo unas prácticas de una asignatura que se llama Picasso y el arte español del siglo XX y voy a utilizar Twitter y a lanzar hilos en el horario de clase donde, ayudada por especialistas en arte e instituciones de la ciudad como el Centro Pompidou o la Casa Natal de Picasso, los alumnos tendrán que analizar y contextualizar obras de Picasso que estén en sus fondos”, comenta Martínez Silvente. Para la evaluación se tendrá en cuenta “no sólo la participación de los estudiantes si no, sobre todo, la calidad de la misma”.

"Todos hemos tenido que esforzarnos por cambiar el chip para que la docencia y la evaluación se vean lo menos afectadas posible"

“Son actividades, a mi parecer, llevaderas para estos tiempos de crisis a la par que rigurosas. Todos, independientemente de nuestras circunstancias y la del alumnado, hemos tendido que esforzarnos por cambiar el chip para que la docencia y la evaluación se vean afectadas lo menos posible”, concluye.

Será este, sin lugar a dudas, un curso señalado en la historia de todas las universidades. Para muchos, la difícil prueba supone la confirmación de que el contacto seguirá siendo fundamental en la actividad docente y que es irreemplazable el papel del profesorado. Pero también que hay muchos caminos para llegar a la misa Roma.

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