El Corpus Christi llena de fe la tarde del domingo en Málaga
La Eucaristía fue más larga de lo normal, como en propio día, ya que desde la mañana los altares que bordeaban calle Larios habían convertido la celebración en una fiesta ininterrumpida
Málaga retoma la obra de su Catedral
Desde cualquier esquina de Málaga en la que se escondiese una iglesia, los banderines y farolillos anunciaban el día que era. Domingo, Día del Señor y Día del Corpus Christi. La Catedral era un ir y venir de gente, estandartes y pequeños vestidos con sus trajes de comunión y una amplia sonrisa acompañada de la frase del día: “Mamá, qué calor”. Un sol sofocante brillaba sobre la Sur cuando el obispo Jesús Catalá pronunciaba sus primeras palabras en el altar al son de las campanas de las 18.30.
En su homilía del día del Corpus Christi en Málaga, el obispo, Jesús Catalá, destacó la culminación de la Alianza que Dios hizo con su pueblo Israel mediante el sacrificio de Cristo en la cruz, la cual celebramos y actualizamos en la Eucaristía. "El evangelista Marcos nos recuerda la Última Cena, cuando Jesús tomó el pan y dijo: 'Tomad, este es mi cuerpo', y luego la copa diciendo: 'Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos'. Este acto de entrega es el núcleo de nuestra fe, donde Cristo se ofrece a sí mismo para nuestra salvación, estableciendo la nueva Alianza que se celebra en cada Eucaristía, memorial del misterio pascual del Señor." El obispo subrayó la importancia de la Eucaristía como la oblación redentora de Jesucristo, una ofrenda que solo fue posible porque el Verbo eterno se hizo hombre y asumió la naturaleza humana.
Además, Catalá resaltó la dimensión de caridad del Corpus Christi, recordando que esta solemnidad también celebra el "Día de la Caridad". Bajo el lema de este año, "Juntos abrimos camino a la esperanza", instó a la comunidad a ser generosa y a comprometerse con los más necesitados. "Caminar juntos es una tarea comprometida que requiere responsabilidad y cercanía. Podemos extender la mano a quienes enfrentan dificultades, ofreciendo nuestro apoyo, amor y esperanza", afirmó. Reconoció la labor de los voluntarios y donantes que dedican su tiempo y recursos al servicio de los demás y pidió al Señor que les recompense abundantemente. En cada gesto de caridad, en cada acto de compasión, estamos construyendo un camino hacia un futuro mejor, añadió, exhortando a la comunidad cristiana a seguir su misión con dedicación y amor.
La Eucaristía fue más larga de lo normal, como en propio día, ya que desde la mañana los altares que bordeaban calle Larios habían convertido la celebración en una fiesta ininterrumpida. Cuando los Seises cantaban, ya pasaban las 19.30. El retraso acentuaba las ganas de los presentes, que rodeaban el patio de la Catedral por el que saldría el Santísimo en su trono, cortejado por numerosos sacerdotes representantes De la Iglesia en Málaga, y seguido de un palio, que remarcaba el carácter solemne con el que debía ser tratado.
La banda de Bomberos ponía banda sonora a una tarde de domingo, de flores y de alegría porque Dios se hacía cuerpo en una Málaga ansiosa de fe, que rezaba con cánticos e incienso todo el recorrido.
El punto álgido fue la llegada a la plaza de la Constitución, donde frente al Altar de la Cofradía de la Cena, Cuerpo e imagen se hacían uno en la representación más sagrada y tangible de la eucaristía. Tras esto, una rápida vuelta a la Catedral mientras caía la noche y algunas bandas resonaban lejanas dando fin a la procesión más importante. Tomad y comed, malagueños, a Cristo en su gran Día. Amén.
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