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El desaparecido primer tramo de la Cortina del Muelle, junto con la también demolida Acera de la Marina, formaba una especie de espolón triangular, recuerdo de la antigua muralla medieval de la ciudad que todavía a mediados del siglo XX separaba la Alameda del Parque. Las necesidades del incipiente tráfico automovilístico de la época y el planeamiento urbanístico que preveía una larga avenida que enlazara ambos paseos y los ampliara al otro lado del río atravesando el barrio del Perchel (origen de la actual avenida de Andalucía), llevaron a las autoridades municipales a aprobar la demolición de este conjunto urbano que formaba la fachada marítima del centro de la ciudad. A su espalda existía una trama enrevesada de callejones estrechos cuya vida estaba muy vinculada al puerto y a las actividades propias del mar y de los marineros. Al fondo estaba la entrada a la calle Molina Lario, el conocido como Boquete del Muelle, famoso por el viento que corre habitualmente por allí. A un lado quedaba el comienzo del Parque y detrás la Catedral, mientras que la esquina ocupada por el modesto edificio de tres plantas es la que hoy compone la entrada del Hotel Málaga Palacio, inaugurado en 1966 y que da principio a la actual calle Cortina del Muelle.
La Alameda había sido abierta al tráfico en su parte central en 1925. Las demoliciones de los edificios de la Cortina del Muelle y de la Acera de la Marina, según explicó el historiador Víctor Heredia, se prolongaron durante la década de 1940, y ya a finales de la misma, en plena Autarquía, se abrió un concurso de ideas para la nueva plaza planteada sobre estos derribos, origen de la actual plaza de la Marina, primeramente conocida como de Queipo de Llano. A lo largo de la década de 1950, una vez conseguida la unión entre el Parque y la Alameda, se abrió un importante eje de tráfico y se creó un gran espacio abierto frente al puerto. Al mismo tiempo se fueron construyendo los tres edificios que formaron la nueva fachada de la plaza de la Marina, diseñados por el arquitecto Juan Jáuregui Briales con un criterio unitario en su estilo y materiales. Uno fue dedicado a locales y viviendas, otro fue promovido por la Caja de Ahorros de Ronda y el tercero fue la sede de la Diputación Provincial.
En enero de 1964 se inauguró la nueva disposición del perímetro central de la plaza, que incluía la estatua del Cenachero y una fuente luminosa que constituyó la principal atracción para los numerosos ciudadanos que se acercaron al acto. El proyecto era obra de un grupo de arquitectos e ingenieros barceloneses. La fuente, inspirada en la famosa Fuente Mágica de Montjuic diseñada por Carlos Buigas en 1929, contaba con una gran variedad de juegos de luz y agua, obtenidos gracias a un complejo sistema de surtidores y focos repartidos en sus dos tazas, y estaba rodeada por unos frondosos espacios ajardinados, contó Heredia. Las obras de construcción de un aparcamiento subterráneo en la plaza --que entró en servicio en 1989- supusieron una nueva ordenación urbana de la misma, de acuerdo con un proyecto del arquitecto catalán Manuel Solá Morales. Lo único que se conservó de lo existente fue la fuente, convertida en elemento de unión entre la superficie y el nivel del aparcamiento. La superficie de la plaza ha sufrido posteriormente varias reformas, y ahora se plantea convertirla en una gran plataforma peatonal que una la calle Larios con el puerto, con un intercambiador en el subsuelo.
l UNA CALLE CON VISTAS AL MAR. Uno de los edificios más emblemáticos de la antigua Cortina del Muelle acogía al Hotel Europa, uno de los de mayor vida de la ciudad. Existente desde la segunda mitad del siglo XIX, se publicitaba como "la única casa en esta ciudad con preciosas vistas al mar y jardines" y en él se hablaba inglés y francés. En otro de los edificios de la zona habitó con su madre y hermanos el eminente científico Severo Ochoa durante sus primeros años en Málaga, que por motivos de salud de su madre pasó los inviernos en la ciudad entre 1912 y 1921. También se ubicaba allí el Café de la Marina, en la punta del espolón donde en la Edad Media estuvo el Castillo de los Genoveses bañado por las aguas del puerto y cuya ubicación coincide hoy en día con la fuente central de la plaza. Este famoso café era frecuentado por personal relacionado con las actividades portuarias, como funcionarios de la Aduana, marineros, turistas, agentes e incluso contrabandistas.
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