“Llevamos pidiendo desde el año 2006 que se actúe contra las cotorras”

Medio Ambiente

Profesores de Biología de la UMA destacan que hay 3.000 ejemplares solo en la capital y advierten del riesgo de sus nidos o en cosechas

Tres cotorras en una palmera de la Alameda de Colón / Javier Albiñana
Ángel Recio

17 de mayo 2018 - 02:00

Málaga/Un informe publicado en 2006 por los profesores de Biología Animal de la Universidad de Málaga Antonio Román Muñoz y Raimundo Real ya alertaba del rápido crecimiento de las cotorras en varios puntos de España, haciendo referencia especial a Málaga, y la necesidad de controlar su expansión por tratarse de un ave invasora que castiga al sector agrícola. Doce años después y, después de que se haya confirmado la proliferación de este tipo de loros, las Administraciones han reducido su actuación a eliminar nidos de vez en cuando, por lo que el problema es cada vez mayor. De hecho, estos expertos de la UMA están finalizando otro artículo en el que apuntan que, solo en Málaga capital, ya hay 3.000 cotorras.

“Llevamos pidiendo que se actúe desde 2006, dijimos que la población de cotorras iba a crecer de forma exponencial y que si no se hacía nada iba a seguir creciendo, colonizando otras zonas de la ciudad y causando daños económicos al campo”, expone Muñoz. Vecinos y comerciantes de la Alameda de Colón han denunciado públicamente en la plataforma Change.org los problemas de ruidos y excrementos ocasionados por la proliferación de cotorras y palomas en esa zona de la ciudad, aunque las cotorras han tomado prácticamente toda la capital. “Lo normal es que se reproduzcan a partir de abril pero el clima de Málaga es tan bueno para ellas que aquí hacen crías durante todo el año”, argumenta el profesor de Biología Animal.

Muñoz detalla que este tipo de loro es una especie invasora “ideal” porque es el único del mundo que construye su propio nido con las ramas que encuentra, mientras que el resto de los loros utilizan como refugio los agujeros que vean. “Tienen además un rango alimenticio alto y se adaptan muy bien al entorno urbano porque no hay depredadores”, añade el experto.

El ruido, que los vecinos de la Alameda de Colón califican de “insoportable”, es uno de los problemas que genera este tipo de ave, pero no es el único. Destrozan el campo y, además, sus nidos son comunales, es decir, dentro de ellos puede haber un número importante de ejemplares. Eso supone que se han llegado a ver nidos excesivamente pesados que, si caen por los temporales de viento o por el calor, pueden causar importantes daños a los viandantes. “Un nido puede llegar a pesar 500 ó 600 kilos”, narra Muñoz, quien subraya que en Estados Unidos se suelen poner en instalaciones eléctricas y que han derribado postes. En Málaga han hecho grandes nidos en las torres de iluminación de Carranque “y hay que retirarlos de forma regular porque pueden hasta incendiarse”.

Muñoz precisa que la cotorra argentina es la más numerosa, pero que en Málaga hay otros tres tipos de cotorra que están creciendo y sobre las que sería más fácil y más barato actuar porque sus colonias son más pequeñas. Son la Kramer (de origen africano y asiático, no hacen nidos, son las más abundantes en Sevilla y expulsan, por ejemplo, a un tipo de murciélago protegido), la cotorra de Senegal y la Choclero. “Málaga capital puede albergar muchas más cotorras y el número de quejas va a aumentar”, vaticina el biólogo.

Matarlas o cubrir huevos con parafina son algunas medidas

Las cotorras se han extendido por Málaga, entre otras muchas ciudades, y, según explica el profesor de Biología Animal de la Universidad de Málaga Antonio Román Muñoz “se han realizado varias actuaciones en el mundo para contenerlas pero no hay una fórmula mágica”. Este experto afirma que se ha probado a retirar los huevos durante la época de cría y cubrirlos con parafina para que no puedan salir, “aunque se ha visto que eso solo desacelera la curva de crecimiento y en Málaga además no se podría hacer porque tendría que ser un trabajo continuo ya que las cotorras se reproducen aquí todo el año”. En Zaragoza y en Baleares han sido más drásticos y las han matado disparándoles con escopetas de aire comprimido. En Reino Unido las han cogido y las mantienen en cautividad y en Cataluña ha sido considerada una especie cinegética y se puede cazar. Matarlas es, obviamente, la solución más definitiva. Muñoz no quiere entrar en el debate de la mejor opción, pero sí destaca que “hay que controlar su crecimiento y limitar su dispersión a zonas rurales”.

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