Crece la violencia al profesorado en las aulas de Málaga: "Hay un empoderamiento exacerbado de alumnos alimentado por las familias"
El Defensor del Profesor alerta de la “alarmante conflictividad”, con falsas acusaciones y “amenazas” de padres para que sus hijos obtengan “las mejores notas”
Detenido un padre que increpó a profesores a la salida de un colegio de Mijas
La convivencia en las aulas se complica. Así lo constata el servicio del Defensor del Profesorado del sindicato independiente ANPE en Málaga, que advierte en su último informe de un “alarmante aumento de los casos de conflictivad” y detecta un “empoderamiento exacerbado del alumnado” y motivado, en cierta medida, por los progenitores. Habla, incluso, de una “situación crítica”, que afecta tanto a la salud mental de los docentes como al entorno educativo. Durante el curso 2023-2024, atendió 138 casos en Andalucía, de los que 28 correspondían a Málaga. Del total, más de la mitad se referían a conflictos con el alumnado. Destacan las faltas de respeto (21%), las falsas acusaciones (20,3%) y problemas para impartir las clases (19,6%). La nota positiva es que las amenazas han bajado del 11,9% al 8,7% respecto al ejercicio pasado, pero “las situaciones conflictivas con el alumnado siguen siendo un desafío para los docentes”.
Las acusaciones en falso y la rebeldía de los adolescentes en la etapa de Educación Secundaria son el principal incidente que denuncian los profesores, con “miedo”, sostienen, “a que cualquier cosa sea juzgada o sacada de contexto”. En un escalón inferior se sitúan los desencuentros con las familias de alumnos de Infantil y Primaria, que representan un 40% de los casos registrados por el Defensor. “Los docentes sienten que no tienen suficiente respaldo para afrontar a nivel emocional ni administrativo situaciones con familias que los amenazan y los instigan para que aprueben a sus hijos o saquen mejores notas”, recalca la responsable del Defensor del Profesorado en Málaga y también representante provincial del sindicato de profesores ANPE, Elena García.
“Impactada”, reconoce, por cada caso en el que actúan, no concibe que se produzca “un sólo episodio de violencia hacia un docente ni que un niño increpe o insulte a un profesor o una familia amenace al maestro de su hijo por las calificaciones”. Defiende que una sociedad “que pierde el respeto a sus maestros está abocada al fracaso”.
¿Hay solución? Revertir esta situación es tarea de toda la comunidad educativa, pero la implicación de las familias, apostilla la portavoz del colectivo, es fundamental. “La base de la educación comienza en el entorno familiar. El centro educativo debe ser un complemento a dicha educación”, afirma. Al tiempo, considera que, si bien “la violencia de un niño o niña en el ámbito escolar no se debe únicamente al entorno de casa, es cierto que existe, en muchos casos, un empoderamiento exacerbado del alumnado procedente y alimentado por la familia”. Reconoce, no obstante, que se trata de una “realidad compleja que debe ser analizada teniendo en cuenta muchos más factores”.
Un padre acaba detenido por increpar a docentes en Mijas
Uno de los últimos episodios violentos protagonizados, presuntamente, por un padre se remonta a comienzos del pasado mes de diciembre. La Policía Local de Mijas tuvo que intervenir en un altercado ocurrido a las puertas de un colegio de la zona de Las Lagunas. Hacia el mediodía, testigos pidieron ayuda a la Sala del 092 por “alteración del orden público”. Una patrulla acudió rápidamente hasta el centro educativo y allí comprobó cómo un hombre mostraba una “actitud muy agresiva hacia los docentes y los padres”, explicaron a este periódico fuentes de la Policía Local. Las pesquisas apuntaban entonces a que había estado increpando tanto a profesores como a otros progenitores, llegando a golpear, presuntamente, la puerta del colegio. El supuesto autor manifestaba que su intención era ver a su hija, pero que desde el centro no se lo permitían.
La “creciente carga burocrática”, la implementación de proyectos y coordinaciones “sin recursos asignados”, además del uso de plataformas digitales “con frecuentes problemas técnicos” han multiplicado las tareas administrativas del profesorado, “restándole tiempo y energía para su labor pedagógica diaria”. Asimismo, ANPE denuncia que la “falta de apoyo” ante los constantes cambios normativos y la infradotación de plantillas docentes, de personal especializado que atienda a la diversidad del alumnado, de personal de administración y servicios (PAS), generan un contexto de “estrés crónico y desmotivación”.
Y todo ello tiene un impacto emocional. El “80% de los docentes” atendidos durante el curso pasado presentaba “un cuadro de ansiedad derivado de alguna situación conflictiva vivida en el aula”. “No olvidemos que la violencia no es sólo física sino también verbal o emocional y conlleva un menoscabo de la salud mental del profesional, que lleva a lo que conocemos como síndrome del profesional quemado, destaca la portavoz del sindicato. En el caso de Málaga, “está aumentando la ansiedad del profesorado”. Se sienten “muy sobrepasados”. También los problemas administrativos han crecido “un 18%”, según el sindicato, respecto al curso escolar anterior.
Para “mejorar la convivencia en las aulas”, el colectivo de maestros reclama a la administración “medidas urgentes de apoyo”, desarrollar la “ley de autoridad de profesores” en la región. Reivindica también “una actuación contundente” para garantizar su “bienestar”, porque, los docentes, asevera, “son el pilar fundamental del sistema educativo”. También solicita “inversión real” en materia de educación y otras medidas de atención a alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo. Y recuerda que “en un aula saturada y con pocos recursos materiales para dar clases es más fácil que surjan conflictos”.
¿Serviría como medida preventiva la creación en los centros de una patrulla con alumnos que informaran a los tutores? La representante del profesorado ve que se trataría de “un arma de doble filo”. “No siempre es aconsejable que recaiga en el alumnado una responsabilidad así, pudiendo poner el foco de atención en el alumnado, que puede sufrir la presión de tener que alertar de conductas inapropiadas de sus compañeros”, advierte.
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