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Cuando el director y productor Tomás Ocaña (Madrid, 1984) supo que la muerte de una mujer en Alhaurín de la Torre (Lucía Garrido) seguía sin resolverse 10 años después y que la investigación salpicaba a la cúpula antidroga de la Guardia Civil, puso en marcha la maquinaria para “ayudar a romper el silencio que se ha generado” y lograr así que el caso resuene.
Porque todavía, explica en declaraciones a este periódico, “hay mucho miedo” detrás de un asesinato que está a la espera de un juicio que tendrá que repetirse después de que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) declarara la nulidad del veredicto y de la sentencia que absolvía a dos de los acusados –el presunto autor material– y el marido de la víctima, como presunto autor intelectual. El crimen de Lucía Garrido, hallada muerta en la piscina de su casa en 2008 con golpes y un corte en la yugular, salta ahora a la gran pantalla con una serie documental titulada Lucía en la telaraña, cuyo primer capítulo se estrenará el próximo día 8 de junio en el Festival de Cine Español de Málaga. Ha sido una de las cuatro series elegidas.
Desde el inicio de la investigación, la familia ha defendido que los negocios turbios que la ex pareja de la fallecida mantenía, supuestamente, con altos cargos de la Guardia Civil provocaron su muerte. Así, el trabajo documental cuenta con testimonios como el del jefe de Asuntos Internos responsable de la Operación Telaraña, quien advierte que “Lucía pudo haber muerto por saber demasiado”, que la finca en la que había residido junto a su pareja, “era una guardería de droga”. “Es un hito en España que la Guardia Civil hable de sus propias manzanas podridas. Las hay en todos los lugares”, reconoce Tomás Ocaña, que junto a Rafael González ha creado la serie. “Alfonso decidió participar porque entiende que hay que mostrar las cosas que no funcionan bien. Es la primera vez que Asuntos Internos da una entrevista. Éste es un proyecto serio y la historia lo merece”, sostiene el también periodista de investigación.
A su juicio, “muchos de los grandes avances” del crimen de Lucía Garrido, que todavía hoy sigue rodeado de incógnitas, responden a la investigación policial desarrollada por esta unidad especializada, que llevó al banquillo de los acusados a varios guardias civiles. El testimonio del teniente coronel en el documental es, en palabras del director, “la respuesta de quien vigila a quien nos vigila”. “Cada palabra que dice está muy pensaba”, subraya Ocaña.
Pero si el relato de Lucía en la telaraña, producida por RTVE en colaboración con El Cañonazo y The Facto, cuenta con un personaje clave es el de Rosa Garrido, la hermana coraje, la que mantuvo hasta su muerte, el pasado mes de septiembre, una lucha titánica para que la Justicia condenara al autor del crimen de Lucía y se resolviera pese a tener en contra, denunciaba, a las instituciones policiales. Aquella fue su última entrevista. “Rosa ha sido muy importante, la parte simbólica. Fue su última entrevista. Estuvo cuatro horas con una fuerza admirable”, recuerda el creador.
El documental refleja cómo la familia de Lucía sospechó que la situación que soportaba, pese a las varias denuncias que presentó contra su ex marido por malos tratos psicológicos, acabara en tragedia. “Lucía me dijo que, si algún día no la encontrábamos, miráramos en la jaula de los animales. Allí habría algún resto de ella”, explica José Medialdea, que es tío de la víctima.
La cinta rescata además el testimonio que la hija que la pareja tenía en común aportó durante el juicio. “Mi padre dejó de alimentar a los leones. Hacían ruido todas las noches porque se moría de hambre. Mi madre tenía que mirar todas las mañanas si había alguna jaula. Habló conmigo y me dijo que me preparase, que podía pasar cualquier cosa”, declaró durante la vista oral la joven. También la Asociación Unificada de la Guardia Civil en Málaga, con Ignacio Carrasco a la cabeza. “Mi unidad estaba podrida y eso lo demostró Asuntos Internos”, manifestó.
El primer capítulo de la serie se proyectará fuera de concurso. Son un total de cinco, con una duración de unos 45 minutos cada uno. Más allá de la repercusión que tenga en el Festival de Cine, el creador recalca que el “mero hecho de estrenarla ya es un triunfo”, porque la de Lucía es una “historia complicada”. “Agradezco al Festival que se atreva. Hace falta gente que le eche mucho valor. Se tiene que oír en Málaga y debe ayudar a romper el silencio”, remacha.
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