El crimen organizado se apunta a los delitos 'online': "El tráfico de drogas ya es superprimitivo"

Radiografía de la ciberdelincuencia en Málaga

La Policía constata la nueva tendencia de los malhechores, que usan “herramientas perfectas” para el blanqueo digital de capitales a través de una “nueva economía financiera”

Una joven extorsiona a más de 300 hombres seduciéndolos en redes sociales con un montaje de su cuerpo

Ilustración sobre la ciberdelincuencia. / ROSELL

“Traficar con droga ya es superprimitivo; lo más sofisticado es invertir en ciberdelincuencia”. El crimen organizado no está solo en las calles. Ahora se mueve hacia este oscuro submundo digital, una amenaza en constante crecimiento. El inspector jefe que en la Policía Nacional de Málaga desenmaraña los delitos online, Andrés Román, advierte de un cambio de tendencia entre los malhechores, que también se valen ya de “herramientas perfectas” para el “blanqueo digital” de capitales a través de una “nueva economía financiera”. Estafas con criptomonedas, comercio electrónico de bienes falsos o sobrevalorados y plataformas de juego en línea para convertir fondos ilícitos en ganancias aparentemente legítimas son algunos ejemplos.

El avance tecnológico ha sido decisivo en la proliferación de los ciberdelitos, que entre enero y septiembre de 2024 superaron las 13.000 denuncias en la Costa del Sol, según refleja el último balance de criminalidad del Ministerio del Interior. “Ahora mismo, el volumen que vemos de ciberdelincuencia supera a muchos países. Hay que ir adaptándose a la Inteligencia Artificial;ya no podemos distinguir lo real de lo sintetico”, afirma el investigador en una entrevista con este periódico. Pero no se engañen. Pese a que la IA ya abandonó el espectro de la ciencia ficción para colarse en nuestras vidas y está llamada a protagonizar una revolución equiparable a la que generó internet, no es, todavía la piedra angular de los delincuentes para perpetrar ataques. “El 90% de estos, en contra de lo que se pueda pensar, se comete engañándonos visual, auditiva o cognitivamente”, enfatiza el responsable policial. Ese fraude a los sentidos “no va a desaparecer”, si bien se ha sofisticado con la tecnología. “Todo se basa en emociones, vamos a seguir siendo débiles”, sostiene.

El caso de la joven que sedujo a 1.000 hombres con un montaje de su cuerpo

Un ejemplo paradigmático de cómo la ciberdelincuencia se ha “democratizado” lo protagonizó una mujer de 26 años que, presuntamente, sedujo a 1.000 hombres con un montaje de su cuerpo a través de Inteligencia Artificial. De ellos, consiguió extorsionar a 311 –muchos, jóvenes sin recursos económicos–. Su pretensión era tratar de chantajearlos con la difusión de vídeos sexuales.

En seis meses, con un teléfono inteligente y una aplicación de montaje fotográfico, creó un “micronegocio” que le repercutió 16.000 euros. “Nos dimos cuenta de que era una persona real, aunque bastante retocada. Usaba filtros para alterar su imagen y modificar sus caderas”, recuerda el responsable del grupo de Cibercriminalidad.

En la primera fase de la investigación, los policías se propusieron “acumular indicios” para adentrarse en lo que llaman “la madriguera del autor”, porque, sostiene el inspecto, “no es tan importante la detención como abrir la caja de pandora y conseguir datos usados para cometer el delito”.

La sospechosa, que no entró en prisión, se hacía pasar, además, por prostituta y exigía el cobro por adelantado. Citaba a hombres, pero ella nunca aparecía. Llegó a ser increpada por las parejas de casados que cayeron en la trampa y que pagaron hasta dos veces por una supuesto encuentro sexual.

La Policía enfatiza la cifra negra que se esconde bajo la punta del iceberg de estos casos. Solo cuatro de esas 311 víctimas acudieron a Comisaría para denunciar y 25 manifestaron su intención de hacerlo. Algunas ni siquiera atendieron la llamada de los investigadores. “La mayoría de casos no se denuncia, sino que es una realidad que sólo la destapa la actuación proactiva de la Policía”, subraya el mando.

La clonación de voces en tiempo real, una amenaza “latente” ante la que la Policía se arma

En este contexto, los usos ilegales de las herramientas de deepfake (aquellas basadas en IA que permiten tomar imágenes o grabaciones de una persona y transformarlas en vídeos o audios falsos) están creciendo de forma alarmante. La que se antoja más peligrosa es la clonación de voz a tiempo real para, entre otros, hacerse pasar por un familiar y pedir un rescate a la víctima. Aunque en Málaga aún no se han registrado denuncias, la Policía se arma. “Ahora mismo es una amenaza latente. Ya han existido ataques a famosos;el primero, en 2020. A una empresa de Hong Kong le robaron 20 millones. Pero se necesita un ordenador muy potente y una alta especialización. Son ataques muy bien orquestados que cuestan dinero”, revela el inspector Román. Un caldo de cultivo idóneo para estafas como la del falso hijo en apuros. “En lugar de enviar un mensaje a través de Whatsapp, con dos minutos de audio ya hacen un modelo razonable de voz. Eso va a llegar”, augura.

Las claves policiales para evitar ser estafado

Pero, entonces, ¿cuál es el mandamiento general para no caer en las garras de los estafadores? El responsable de Ciberdelincuencia da las claves: “Nunca hay que contar secretos a los demás”. Ni tampoco “desnudarse delante de nadie”. “En lo patrimonial siempre hay que contrastar y no dejarse llevar por impulsos”, aconseja. Y cerciorarse, antes de seguir las instrucciones de los malos, de que es el banco quien ha avisado de que una cuenta bancaria ha sido hackeada, ejemplifica.

No son los usuarios más longevos los que más caen en las estafas. El investigador rompe el mito y atestigua que las víctimas suelen ser de mediana edad, incluso jóvenes que tienen “más interiorizadas” las tecnologías. Los hay, no obstante, que acaban sucumbiendo a los encantos de falsos Romeo, como una anciana de 86 años que denunció una estafa amorosa tras desembolsar 20.000 euros a su supuesto galán.

La Policía también destapó un timo en el que un hombre perdió 300.000 euros. “Es un fenómeno psicológico en el que trabajan las emociones; una inversión en la que, si se mima el producto, se le saca más rendimiento”, describe el jefe policial, convencido de que, a la postre, la ciberdelincuencia es “una cuestión de probabilidades”.

Los ciberdelitos, “el paraíso del criminal”

Desde el robo de información, hasta el secuestro de datos con rescate añadido, todo es válido con tal de obtener un beneficio económico. El inspector Román está convencido de que “no existe el crimen perfecto”, pero reconoce lo laborioso de llegar a descabezar a los ciberdelincuentes, que traspasan fronteras y evolucionan a gran velocidad. Se trata, dice, de un delito “muy segmentado”. “Los que cobran no son los mismos que hacen el ataque. No se conocen ni entre ellos. Estamos en un mundo virtual”, explica el jefe del grupo. Lo más habitual, según ha constatado, es contar con una “red de muleros”. “Hablamos de gente que mueve dinero en el mismo país, pero igual el ataque viene de Nigeria o Rusia. La ciberdelincuencia es el paraíso del criminal”, subraya.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último