Cuatro horas para volver al punto de inicio
Debate sobre el Estado de la Ciudad de Málaga
La estrategia municipal siguió estando en el mismo sitio 240 minutos después, pero la mañana se despachó glosando sobre vivienda, turismo y otros temas
De la Torre anuncia un "plan de choque" para la vivienda: nuevo PGOU y acortar trámites en Málaga
Bastaba con aguzar el oído unos instantes para saber, si es que todo hijo de vecino no podía imaginarlo ya antes de poner un pie en la Casona del Parque, que el Pleno estaría tomado al peso por los dos temas fetiche de la legislatura: la vivienda y el turismo. Hubo más, mucho más. Pero ambos salían a relucir justo el día en que entraba en vigor el clamoroso freno a los nuevos apartamentos turísticos en 43 barrios capitalinos. Sería la primera de dos alusiones a medidas de contención de este tipo de alojamientos que haría el alcalde, Francisco de la Torre, durante la mañana. Toda una casualidad, por lo menos, para quien crea en ellas.
Se prodigó el regidor desde el atril la cantidad de 75 minutos en primera instancia, a los que luego habría que añadir unos cuarenta más en el turno de réplicas. No cabía esperar otra cosa: los Debates sobre el Estado de la Ciudad, sin límite de tiempo para el alcalde, son consabidamente largos, casi cuatro horas cayeron en total, y ya definió Einstein que locura es esperar un resultado distinto tras repetir las mismas acciones. Quizá por eso era complicado esperar que el discurso leído por el alcalde (la retórica improvisada entraría en acción algo más tarde) variara del que pronunció en Nochevieja en la televisión pública municipal, o de las palabras que comparte día a día en las ruedas de prensa. Porque de eso se trata este debate: de salir indemne del toma y daca habitual, pero con las alharacas de una sesión solemne.
Versó el regidor, con un talante moderado que endureció en la réplica subiendo los decibelios, que no las maneras, a un nivel que no acostumbra. Habló sobre casi todo. Y se defendió como gato panza arriba de más aún. A los distritos le dedicó un buen rato. Trazó como objetivo deseable, a la vez que necesario, construir 3.000 viviendas al año como mínimo, siempre y cuando se logre la cooperación entre administraciones, que calificó de "imprescindible".
Anunció un plan de choque con base en un nuevo PGOU para lanzar viviendas asequibles. Salieron a relucir decenas de cifras de promociones en construcción, en el extrarradio. Recalcó el IMEC como ejemplo de infraestructura de vanguardia, que se potenciará con una incubadora especializada en semiconductores que echará a rodar en 2026 en el Málaga TechPark. Se acordó del CAC y el Mupam: en el futuro MuCAC. Sorprendió con que hoy mismo se revocarán las licencias a las empresas de patinetes y bicicletas eléctricas por "incumplir los permisos" y que se pondrá en marcha un nuevo servicio de préstamo municipal. También que habrá decir adiós a los coches de caballos este año, según su anuncio. Y todavía tuvo tiempo (bueno, en realidad, era ilimitado) para acordarse de la red de desfibriladores o enumerar grandes pendientes, cuyo enconamiento, como es natural, no depende del Ejecutivo municipal: de la financiación del Auditorio por el Gobierno central a la explotación de los terrenos de la fallida Expo.
El público que acudió a la sesión fue fiel reflejo del ritmo de la misma. Pasadas las dos horas, un joven veinteañero enfundado en un chándal gris, con gorra a juego y cigarro postrado en la oreja derecha abandonaba la sala con cara de circunstancias. Por poco no llegó a cruzarse con algún que otro concejal que salía a responder llamadas, a por un café o a hacer menesteres propios de edil, quién sabe. Las interrupciones a causa de llamadas inoportunas, vídeos que se reproducían solos o alarmas que sonaban cuando las calles estaban más que puestas fueron igualmente frecuentes. El activismo de la Vega de Mestanza también se dejó caer por allí con carteles y una tote bag reivindicativa a juego. Y los compañeros de la prensa lograrían evitar el síncope comiendo algo de chocolate.
El portavoz de los socialistas, Dani Pérez, al que De la Torre recordaría en más de una ocasión el retorno de María Jesús Montero al PSOE-A y la caída de Juan Espadas, firmó un debate a la contra, atropellado por momentos, en el que pidió la declaración de Málaga como zona tensionada, lo que permitiría poner tope a los precios y prohibir, como ha hecho Barcelona, los pisos turísticos. Usó las continuas subidas del precio del alquiler como escudo. Apeló a que los jóvenes no pueden emanciparse, considerando que la vivienda no es un derecho, sino una condena, en tanto en cuanto la ve ligada al "endeudamiento" o la "precariedad". Además, metería en la sesión, pese a no ser competencia municipal, la Sanidad, con las listas de espera, la demora en la construcción del tercer hospital y la reapertura del Pascual como ariete. Aunque la jugada no es nueva.
El tono lo subiría Toni Morillas, portavoz de Con Málaga (y luego la popular Elisa Pérez de Siles, que sin embargo cedió su segunda intervención al alcalde para que rematase la sesión), que se afanó en escenificar la dicotomía entre los de arriba y los de abajo. Pondría frente a frente la Málaga "de los especuladores" y la de los vecinos que solo reciben "las migajas". La Málaga que "se vende" con la Málaga que "resiste". Criticó el modelo de ciudad, en el que enmarcó la celebración del Festival de las Linternas en el Parque del Oeste o la autorización de urbanizaciones de lujo en Pinares de San Antón y en Colinas del Limonar. Sacó de la hemeroteca la Revuelta de las Faeneras: la huelga general que protagonizaron las mujeres malagueñas en enero de 1918 por la subida del precio de productos básicos como el pan. “No se puede vivir. Vivan las mujeres unidas. Viva Málaga. Muerte a los acaparadores. De ahí venimos".
Si De la Torre tuvo palabras para el informe Draghi o "ser equilibrados, moderados y prudentes", el portavoz de Vox, Antonio Alcázar, las tuvo para el presidente de Argentina, Javier Milei, cuyas políticas puso como ejemplo para el municipio. "El resultado fue una caída del 30% en los precios de la vivienda y un aumento del 200% en la oferta en sólo seis meses". También marcaría distancia con el alcalde posicionándose en contra de poner el foco en grandes proyectos como la torre del puerto o la Expo mientras subyacen problemas como el "colapso" de Urbanismo, que "tarda hasta seis años en resolver expedientes," o la falta de suelo. "Sin suelo no hay viviendas y sin viviendas no hay esperanza para las familias que quieren quedarse en su ciudad".
Y así, a vueltas y revueltas, un poco antes de las dos de la tarde finalizaba el Debate sobre el Estado de la Ciudad, que llevaba sin dejar que los portavoces se abonaran al toma y daca en sesión solemne desde 2022. No hay que desesperar: siempre nos quedarán los plenos.
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