Desembalsa El Limonero para su limpieza y volver al límite de seguridad en Málaga
Al tratarse de una presa de laminación no puede estar al máximo de su capacidad
Así se ve el río Guadalmedina tras el desembalse de la presa de El Limonero

Málaga/Gran desembalse en el pantano de El Limonero, que ha dejado una imagen digna de fotografía –a ojos de los turistas al menos– en el Guadalmedina. El río a su paso por la capital corre cargado de agua el primer miércoles de este mes. La presa ha desembalsado, principalmente, por motivos de seguridad y para limpiar su fondo y sus compuertas.
El desembalse iba a producirse hace ahora justo una semana, pero la Junta de Andalucía decidió retrasarlo y hacerlo coincidir con el primer miércoles del mes, cuando es habitual que el pantano abra sus compuertas. La de El Limonero es una presa de laminación, es decir, está pensada para prevenir avenidas en el río Guadalmedina y otorgar a la ciudad un extra de seguridad ante las posibles crecidas del río.
Es por eso que debe mantener unos niveles máximos de llenado, que se exceden en la actualidad, estando al 74% de su capacidad. Antes de abrir las compuertas superaba los 17 hectómetros cúbicos. Debe volver al entorno del 60% de su capacidad y mantener un caudal ecológico sobre el Guadalmedina.
La limpieza de los órganos de desagüe está relacionada con lo que establecen las Normas de Explotación de la presa. El segundo marzo más lluvioso de la serie histórica no sólo ha dejado agua en los pantanos, sino también cañas, barro o, incluso, basura, que es necesario retirar para que no sedimente y haga perder capacidad al embalse o obstruya alguna de las compuertas de desagüe, como ya ha pasado en el pantano de Casasola, la otra prensa defensiva que hay en el entorno de la capital, si bien esta se encuentra en el término municipal de Almogía.
No es el primer desembalse que se produce en la provincia en las últimas fechas. Sólo la semana pasada abrieron las compuertas de La Viñuela, para efectuar una comprobación del funcionamiento de las compuertas y válvulas de los desagües de fondo en la presa de La Axarquía, conforme a las Normas Técnicas de Seguridad de Presas y Embalses. Esto se debe, en parte, a la acumulación de material sedimentable en el embalse y se debe hacer, aunque esté por debajo de la mitad de su capacidad y a pesar de la situación hidrológica de emergencia por motivos puramente de seguridad.
En marzo, los embalses de Málaga se vieron obligados a soltar más de 50 hectómetros cúbicos de agua. Un volumen superior al líquido que se consume al año toda la Costa del Sol del embalse de la Concepción (si se tiene en cuenta el consumo procedente de todas las vías, este crece a los 90 hectómetros). Precisamente este pantano es el que más agua tuvo que verter desde que la presa alcanzó más del 80% de su capacidad, el porcentaje de seguridad que se aconsejan. Pero además de esta instalación, el Conde del Guadalhorce tiró más de 21 hectómetros cúbicos, sobre todo debido al tope que ha llegado desde hace días el denominado Tajo de la Encantada.
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