El descubrimiento que cambió la historia de Nerja

Las cinco personas que descubrieron las Cuevas se reencontraron ayer al cumplirse 50 años · Entonces se les premió con 80.000 pesetas y un trabajo

Los cinco descubridores que aún siguen con vida. Uno murió hace más de un año.
Los cinco descubridores que aún siguen con vida. Uno murió hace más de un año.
Marta Jiménez / Málaga

13 de enero 2009 - 01:00

Están satisfechos y visiblemente emocionados. Cómo hace 50 años, toca volver a bajar juntos a la Cueva de Nerja. Esta vez han cambiando sus dos linternas por los focos de las cámaras. La gruta de Las Maravillas, es ahora el tercer monumento más visitado de España, gracias al hallazgo de estos cinco amigos de Maro. Una aventura juvenil que recuerdan con detalle y que han contado orgullosos a sus hijos, nietos y amigos. Francisco Navas, los hermanos Manuel y Miguel Muñoz, José Luis Barbero y José Torres se encontraron ayer en la entrada al recinto que el 12 de enero de 1959 pisaron buscando murciélagos, y se toparon con el monumento natural. Esta vez fue para descubrir una placa en la que reza "Plaza de los Descubridores". Fuertes abrazos y lágrimas en los ojos, sobre todo, por la memoria de José Luis, que murió hace más de un año sin el merecido homenaje. Un reconocimiento que, posiblemente, vale más que las 80.000 pesetas y el puesto de trabajo que recibieron entonces cuando dieron a conocer al mundo entero la Cueva de Nerja.

La pedanía de Maro se preparaba para celebrar la festividad de San Antón. Eran las cinco de la tarde y había llegado el momento de adentrarse en la cavidad que Francisco Navas, el mayor del grupo con 21 años, había descubierto cuando recogía leña. Cuenta que la pequeña cavidad llamada la Mina del Cementerio se había convertido en un vertedero del que salían murciélagos y una corriente de aire fresco. "Sentía mucha curiosidad y decidimos organizar una excursión. Sólo cogimos dos linternas del padre de Torres que era guardia civil, y un martillo del padre de los hermanos que era carpintero", recuerda Paco, nervioso por el momento. Miguel Muñoz era el benjamín. Tenía sólo 13 años cuando siguió a su hermano en la aventura con la que han hecho historia. Barbero y Torre tampoco dudaron en entrar. Pasaron dentro cinco horas.

"En aquella época no había dibujos en televisión ni Play Station, así que nos veníamos a la montaña, como otros niños, a hacer travesuras y a competir para ver quien mataba más murciélagos", narra Miguel que espera celebrar el 75 Aniversario. "Entonces estaba la gatera por la que no podíamos entrar porque había estalactitas. Entonces Paco se deslizó mientras mi hermano le cogía los pies. Llegamos a una pequeña sala y mi hermano, por ser yo el más pequeño, me prohibió que entrara, y me pidió que si no volvían fuese a avisar al pueblo", continúa el último de los guías de la Cueva. "Me dio tanta jindama que fui con ellos. Luego consideramos que fue un atrevimiento porque nos quedamos con una sola linterna que si se llega a agotar habría cinco esqueletos más", apunta. De hecho, cuentan ahora de forma anecdótica, que durante el camino encontraron dos esqueletos y pensaron con mucho miedo que debían ser "otros intrépidos" que como ellos entraron, pero no encontraron la salida. "Luego se supo que llevaban allí desde el 4.000 a. C., pero cuando estuvimos fuera de la gruta rezamos dos Padre Nuestro por sus almas", sonríe. Curiosamente, llegaron a la Sala de los Fantasmas. Tras iluminar con su linterna se vieron sorprendidos por la maravilla geológica.

En el pueblo nadie les creyó, salvo "el maestro de la escuela nocturna", Carlos Faura, y la profesora Manuela Mora, que les llamó la atención el descubrimiento y los acompañaron cuatro días después. Luego se organizaron más expediciones. El 19 de abril, el Frente de Juventudes con José Radial se hicieron las primeras fotografías. "Se montó tal revuelo que vino hasta Francisco Franco y su mujer Carmen", recuerda.

Desde entonces, han pasado cinco décadas. "El reconocimiento ha llegado tarde, pero ha llegado. Aquella jornada no se me olvidará jamás. Éramos más inconscientes que valientes. Queríamos descubrir un tesoro y lo encontramos", comenta satisfecho Manuel Muñoz. En eso coincide con José Torres que ha llegado desde Barcelona, donde ahora reside, expresamente para el homenaje. "Es muy importante el 50 aniversario de la gesta, pero mucho más el reconocimiento que durante mucho tiempo no hemos tenido", subraya mientras saluda a María, la viuda de José Luis Barbero, emocionada por el recuerdo que el pueblo ha tenido también con su marido.

Y orgullosos en su plaza, los cinco amigos posaron junto a la placa que recuerda que ellos fueron los descubridores de este bien de interés cultural cuyas visita sólo supera la Alambra. Una reproducción del acuerdo plenario adoptado en 2005 por la Corporación nerjeña atestigua su hazaña. Amigos, familiares, políticos, colectivos y empresarios de la localidad del Balcón de Europa acompañaron a estos aventureros de en medio siglo apenas se han acordado. Como ellos dice, "los últimos de la fila" tienen un reconocimiento. La Cueva de Nerja ya está a la vista de todos.

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