Desescalada Málaga: Una vuelta al cole con aulas a la mitad, sin maestros ni conciliación

Con las ratios existentes y su infraestructura resulta inviable para muchos centros atender a todos sus alumnos en el mismo horario en grupos tan reducidos

La alternativa puede ser la enseñanza semipresencial

Una profesora imparte clase en un aula de Primaria.
Una profesora imparte clase en un aula de Primaria. / Javier Albiñana

Málaga/Este septiembre será muy diferente a todos. Nunca antes la entrada de miles de niños y adolescentes a las aulas tras el verano habrá necesitado de una organización tan compleja ni estará rodeada de tanta incertidumbre. No se conoce todavía las pautas que impondrá el Gobierno central ni las instrucciones que dictará la Junta de Andalucía para la reanudación de la enseñanza presencial. Pero sí que se han apuntado medidas como la disminución de las ratios hasta un máximo de 15 alumnos por aula o alternar la enseñanza presencial con la telemática.

Esto supondría duplicar los recursos humanos en la escuela y, por tanto, un desembolso muy significativo por parte de las administraciones públicas. Pero también está la cuestión de la infraestructura, en la mayoría de los centros insuficiente para duplicar el número de unidades durante el mismo horario.

Y de la conciliación familiar, que se vería tremendamente alterada si la medida que se contempla son turnos de mañana o tarde, de semana o de días presenciales con otros de trabajo en casa. Eso sin hablar de las medidas de seguridad que tendrían que aplicar los escolares desde los tres años para evitar el contacto con sus iguales.

Cada centro, con sus particularidades, su infraestructura, capacidad y presupuesto, ya está ideando la mejor solución. Eso sí, esperan que se tramite con diligencia la normativa al respecto para que se pueda planificar con tiempo y que tenga cierta flexibilidad.

“Lo ideal sería que la Administración marcase los requisitos mínimos, educativos y sanitarios, que todos debemos cumplir y, a partir de ahí, que cada uno de los centros tuviese suficiente flexibilidad para optimizar el uso de sus instalaciones”, considera Pedro Lanzat, presidente provincial de la Confederación Española de Centros de Enseñanza.

Una compleja tarea de dividir a 800 alumnos

En el colegio concertado San Patricio, de la Fundación Victoria, estudian 807 alumnos de Primaria, Secundaria y Educación Especial. “Es imposible con la ratio que tenemos actualmente que pueda haber distanciamiento de un metro y medio entre los alumnos si están todos”, explica el director del centro, Luis Merino. “Podríamos plantear grupos más pequeños si impartimos algunas asignaturas presenciales y otras on line, también se podría hacer dos turnos en la mañana, media mañana presencial y media en casa, o días alternos”, indica el director.

Pero entonces el gran problema lo tendrían “las familias que empiezan a trabajar, la conciliación se vería muy afectada”, agrega Merino. Y, también, los maestros. “Lo que no podemos pretender es tener una docencia presencial y telemática a la vez, porque es imposible que un mismo profesor pueda atender a un grupo en clase y a otro en casa”, apunta el director del colegio San Patricio.

En su centro, ni siquiera con la mitad del alumnado se podría mantener el distanciamiento social en los patios, afirma. “Los niños corren, se mueven, hay muchas pautas que tendrían que tener claras, llevar una mascarilla toda la mañana sin tocársela, sin cambiarla con un compañero, sin jugar entre ellos, con niños hay más riesgo, es indiscutible, pero tendremos que volver”, considera Merino.

Para el director es fundamental que las pautas para la vuelta al cole sean flexibles para que cada centro pueda adaptarse a ellas de la mejor manera posible.

La desinfección del espacio personal, una tarea más

En el instituto Campanillas, que tiene tres sedes, una en el barrio de Campanillas y dos en el PTA, la vuelta a clase se le plantea “muy complicada si no tenemos unas instrucciones claras del Ministerio de cómo y cuándo”, comenta Miguel Ángel Domínguez, director del centro. Unos 770 alumnos de Secundaria, Bachillerato, FP Básica y Ciclos Formativos estudian en este instituto público.

Alumnos en uno de los ciclos del IES Campanillas.
Alumnos en uno de los ciclos del IES Campanillas. / Javier Albiñana

“La ratio, la tenemos completa, de 25 a 35 personas en un aula más los profesores, con estos grupos y las instalaciones que tenemos es imposible mantener la distancia de seguridad si no se divide el grupo, pero aún no sabemos cómo lo van a disponer, si van a estar obligados a llevar mascarillas o no”, destaca Domínguez. Lo que sí tendrá que asumir el alumnado es la desinfección de su espacio de trabajo cuando acabe su jornada.

“Tendremos que guardar 10 minutos para desinfectar el sitio en el que hemos estado, después el servicio de limpieza incidirá en puertas, pomos, sillas, baños y espacios comunes, pero será una tarea dentro del centro obligatoria que al final de cada clase se utilicen unos minutos para desinfectar el espacio individual, igual que todos recogen el pupitre y suben la silla, pues habrá que asumir el hábito de higienizar”, considera el director del IES Campanillas.

En cuanto a la docencia, cree que “en este periodo excepcional no podemos tener el objetivo de avanzar materias, sino que no se desconecten del sistema, que no haya abandono escolar que provoque más desigualdad”, apunta Domínguez.

Aprender contenidos en el centro y reforzar en casa

Para el director del centro una buena medida sería “aprender contenidos de forma presencial durante una semana y otra para reforzarlos de forma telemática”. Eso sí, no considera que se deban avanzar en la materia estando en casa, lo que podría aumentar las diferencias entre los alumnos a causa de la brecha digital.

“El problema más grande lo van a tener las familias en la conciliación, qué va a pasar con este alumnado si no asiste al centro, cómo se puede gestionar su aprendizaje en casa, sobre todo cuando hablamos de los más pequeños, ya que los centros educativos también ejercen la guardia y custodia del alumnado en las horas de trabajo”, subraya Domínguez. Y destaca que “todo lo que sea coger un camino alternativo al ya tradicional es un problema para el conjunto de la comunidad educativa”.

Lo que también está claro, detalla el director del instituto Campanillas, “es que el profesor no se puede dividir en presencial y telemática a no ser que existan plataformas educativas interactivas que descargue de trabajo al docente, que normalmente son de pago”. Siendo positivo considera que la adaptación a estas circunstancias puede traer mejoras y lo que tiene totalmente claro es que “frente a la incertidumbre hay que aumentar la competencia digital de alumnado, docentes y de familias”.

La educación presencial compensa las desigualdades

Juan Jesús Larrubia dirige uno de los institutos más populosos de la capital malagueña. Su centro, el IES Nº1 Universidad Laboral tiene unos 2.300 alumnos repartidos en 85 unidades. Además, desde este curso también dirige la Seccion Delegada del insituto Teatinos, que cuenta con otras 12 unidades más.“Es tremendo el trabajo y la dedicación del profesorado ante un reto tan enorme, están dando la talla, hay que reconcerles el esfuerzo”, destaca Larrubia. Para este docente “lo último es renunciar a la presencialidad”.

Alumnos en un Grado Superior impartido en el IES Universidad Laboral.
Alumnos en un Grado Superior impartido en el IES Universidad Laboral. / Javier Albiñana

“Tenemos que intentar impartir clases presenciales porque es la herramienta más importante que tenemos socialmente para compensar las desigualdades entre nuestros jóvenes, venir al centro ha de ser el objetivo irrenunciable porque es el que aporta equidad e inclusión, igualdad de oportunidades”, indica Larrubia, fiel defensor de continuar con la docencia directa en los centros.

Pero si los grupos tienen que ser como máximo de 15 alumnos, “hay que modificar cosas y hacer un análisis del impacto, de los recursos humanos con los que vamos a disponer, de los recursos materiales, el tiempo y el espacio”, añade.

Recursos humanos y materiales

Larrubia señala que “si quiero garantizar la enseñanza presencial, desarrollar un curriculum con sus elementos y con solo hay 15 alumnos por clase a lo primero que afecta es a los recursos humanos, necesitaríamos el doble de profesorado”. Y si no se va a disponer de este aumento docente, “la alternativa en Secundaria tendría que ser una enseñanza semipresencial, un grupo que se subdivida en dos y que puedan desarrollar cada materia la mitad en el centro y la otra mitad en casa”.

Para el director del IES Universidad Laboral deberían mantenerse siempre en el centro, de forma presencial, tanto los alumnos menores de 14 años, primero y segundo de ESO, como los de necesidades educativas especiales y condiciones más desfavorecidas, a los que les afecta más la brecha digital. “Los que tienen dificultades de aprendizaje deberían de seguir en la enseñanza presencial porque es una forma de justicia social, de dar más recursos a quienes más lo necesitan”, señala.

Y subraya que los alumnos con necesidad de apoyo educativo “están muy perdidos en la enseñanza no presencial, estos escolares necesitan intérpretes, docentes de apoyo, de Pedagogía Terapéutica, de Audición y Lenguaje, tienen que estar en el aula y tener sus recursos correspondientes”.

Para los Ciclos Formativos, Larrubia considera que el centro podría ser el espacio destinado para el desarrollo de los contenidos prácticos y la realización de exámenes y de forma telemática se podrían impartir los contenidos más teóricos. Todos estos cambios deben ir aparejados de una inversión en recursos materiales, dotar al profesorado de medios para el desarrollo de esta parte virtual de las materias y también al alumnado que no tenga mayores dificultades para acceder a la docencia on line.

Duplicar la plantilla en Andalucía supondría unos 5.000 millones

Según fuentes de la Consejería de Educación, sólo el aumento de la plantilla requiere de 5.000 millones de euros, cifra inasumible en condiciones normales y más aún en esta coyuntura. El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, se apresuró a mostrar la disconformidad de su gobierno con la alternativa de compaginar las clases presenciales con las telemáticas. “El 86% del presupuesto andaluz en Educación se destina al primer capítulo, al de personal. Si la ratio de las aulas se redujera a la mitad y conllevara un desdoble de grupos, obligaría a duplicar la plantilla y, por tanto, el gasto, que en estas circunstancias es imposible”. Así explican fuentes de la Consejería de Educación y Deportes el desembolso al que tendría que hacer frente la Junta en el caso de que la idea lanzada por Celaá se llevara a cabo. La ministra propuso que, para evitar este alto coste, las clases presenciales se simultanearan con las que se mantienen de manera on line desde que se decretó el estado de alarma por la pandemia de coronavirus. En todo caso, las alternativas adelantadas por el Gobierno central no convencen a la comunidad educativa, que, una vez descartado el regreso de los alumnos a las aulas este curso, se plantea con bastante “incertidumbre” el comienzo del próximo.

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