Desescalada Málaga: El turno de los vigilantes de la playa
Empleo
Unos 90 auxiliares en Málaga capital han recibido hoy los turnos y descansos y mañana empezarán a trabajar
Málaga/Uniformados con una gorra, un polo blanco con el logotipo de la Junta de Andalucía, el lema Playas Seguras y el número de emergencias 112 en el pecho, una bermuda y una mochila naranja. Y, sobre todo, con mucha ilusión por tener un trabajo durante tres meses con un buen sueldo -que puede llegar hasta los 1.900 euros netos al mes- en un momento marcado por la incertidumbre laboral. Hacía calor y era difícil respirar a pleno sol con la mascarilla puesta, pero era el primer día y, por ahora, nada iba a ser un obstáculo. El Ayuntamiento de Málaga convocó este lunes a las 13:00 en la playa de La Misericordia a unos 90 auxiliares de playa que estarán repartidos por las playas de la capital para explicarles, de forma básica, en qué iba a consistir su trabajo y repartir los horarios porque a esa hora desconocían en qué playa trabajaría cada vigilante. Les comunicaron que les enviarían un correo electrónico o un mensaje al móvil a lo largo de la jornada para informar de su ubicación de trabajo y, en teoría, empezaban ya mañana en ese lugar.
El proceso ha sido precipitado porque se seleccionó a personal de una bolsa de trabajo y, al sobrar plazas, se abrió la posibilidad de adherirse en un plazo de 24 horas, por lo que había que estar atento si se quería trabajar. La semana pasada le enviaron un pdf con unas nociones generales sobre seguridad, protocolos de emergencia, habilidades sociales, planes de contingencia o la normativa del Covid-19 e hicieron un pequeño examen. El viernes presentaron los papeles en la Junta de Andalucía para formalizar el contrato en el conocido como edificio negro y el sábado se desplazaron a la delegación del gobierno de la Junta a recoger los uniformes. “Ayer domingo a las 12 de la noche nos comunicaron que teníamos que venir hoy lunes a las 13:00 a la Misericordia y aquí estamos, pero no sabemos por ahora nada más”, detallaba Rocío Bravo, una de las vigilantes.
Bravo tiene 26 años y comenta que estudia y trabajaba como animadora infantil. “Con el confinamiento me quedé sin empleo y cuando vi la convocatoria me lancé de cabeza”, explica esta joven junto a su hermano, que también ha sido elegido para este empleo. “Sabemos que será un trabajo duro porque son muchas horas y hará mucha calor, pero estamos con muchas ganas porque además el sueldo es bueno”, indicó.
Los técnicos del Ayuntamiento de Málaga explicaron que había dos turnos. De 10:00 a 16:30 y de 15:00 a 21:30 con media hora de permiso para comer. A cada empleado le han informado sobre su turno y los dos días de descanso semanales que le tocaban sin que, en principio, puedan ser modificados. Los auxiliares han preguntado por el control del aforo o por los horarios. Miguel Méndez, director del área de Playas, les ha asegurado que no se preocuparan por el aforo y que éste “se cuenta a ojo de buen cubero”. “Lo importante es centrarse en comprobar que haya distancia entre los usuarios de la playa, ya que el que determina el aforo es otro organismo y se puede pedir cita por una aplicación”, añadió Méndez, quien subrayó que, en caso de que se llenara la playa, los vigilantes se pondrán en el acceso y permitirán la entrada a los ciudadanos que hayan hecho reserva previa con un código QR.
Antonio Escalante. Auxiliar de playa
"Tengo 62 años, me despidieron el 28 de mayo y estos tres meses casi me salvan el año”
Antonio Escalante tiene 62 años y fue despedido el pasado 28 de mayo como vigilante en una empresa de seguridad. “Mi mujer se enteró de esta oferta de trabajo, eché los papeles y me llamaron por lo que estoy muy contento ya que estos tres meses de trabajo me van a salvar prácticamente el año”, afirmó. No teme el calor. “He estado trabajando a la solana en una escombrera lleno de polvo. Tendré calor trabajando en la arena de la playa pero no me puedo quedar en mi casa y al final de mes tendré un sueldo”, narró satisfecho.
Había personas de todas las edades, aunque la mayoría eran jóvenes. Uno de ellos era Diego Vegas, de 26 años. “Estaba estudiando para las oposiciones de profesor de secundaria y la verdad es que ha sido una faena porque llevaba todo el año preparándolas y la han pasado al año que viene, pero estoy muy contento al haber conseguido este trabajo porque la cosa está complicada y así gano dinero en verano”, explicó. A su lado se encontraba José Antonio Castro, un joven de 20 años que estaba estudiando un grado de deporte y que se ha apuntado a esta aventura porque, señala, “necesito el dinero, tengo ganas de trabajar y aunque he buscado un empleo en el campo o en bares no he encontrado nada”.
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