La despedida de Lepanto se adelanta a este jueves tras un acuerdo con la plantilla: "¿Nostalgia? Estamos decepcionados"
"Esto es una mina; no había necesidad de cerrar", subraya el representante de la plantilla, que asegura que se van "todos a la calle", pero "con la cabeza bien alta"
Los trabajadores de Lepanto: "Vamos a por todas"
Hasta hoy había sido las branquias por las que respiraba el ambiente de calle Larios. Desde el jueves 24 ya no será más que otro recuerdo romántico de un tiempo casi olvidado. La emblemática pastelería Lepanto bajará la persiana por última vez a las 21:00 después de cuatro décadas tras adelantar el cierre, previsto para el domingo 27. Pero sin añoranza ni despedidas, al menos en lo que concierne a la plantilla, que desde que tuvo conocimiento de la clausura permanecía en pie de guerra para recibir la indemnización por despido que legalmente les corresponde. “¿Nostalgia? Estamos decepcionados”, expresa a este periódico el responsable del comité laboral, José Luis Moreno. El conflicto, que ha terminado con un principio de acuerdo que contempla recibir el dinero corresponde a 30 días por año trabajado, los ha desgastado. No habrá, por tanto, subrogación de la plantilla. “Nos vamos todos a la calle, con la cabeza bien alta. Podíamos haber terminado de maravilla pero después del desliz que hemos tenido lo hacemos así”, apostilla el representante.
La amenaza de huelga que planeaba
Tras varias reuniones durante el periodo de negociación del ERE presentado el pasado mes de septiembre, el desencuentro entre la empresa, que nunca ha facilitado su versión sobre la decisión adoptada a este medio, y los empleados se enquistó al punto de que estos llegaron a amenazar con la convocatoria de una huelga al no "justificar pérdidas" por escrito para cerrar y despedir a la plantilla.
Todo apunta, en palabras del portavoz, a que otro grupo empresarial del mismo sector -La Canasta- se quedará con el icónico establecimiento. Para su reapertura, en palabras del portavoz del comité, el local tendría que someterse a una profunda reforma de la que todavía se desconocen detalles. El ERE afecta a todos los trabajadores de la clásica pastelería y también a dos personas que trabajan en el obrador de la empresa, en Benalmádena.
Será el viernes cuando los trabajadores entreguen las llaves y den por concluida su relación laboral con Lepanto, a falta solo de que ese día, en una reunión que mantendrán a las 12:00, den por cerrado el acuerdo alcanzado. “Si lo tienen todo preparado, firmaremos. Esto ya se cierra”, sostiene el representante laboral.
Con la despedida de Lepanto, la plantilla da por culminada una etapa en la que han tenido que superar, "sin la empresa", los ecos de la crisis del Covid, conteniendo la respiración con cada avance de la vacuna y cada bajada de la cifra de contagiados. “Nosotros somos los que hemos sacado esto adelante y cumpliremos hasta última hora”, asegura Moreno en conversación telefónica mientras gestiona los encargos que tenía previstos para el fin de semana y que ha tenido que adelantar.
Los orígenes de la pastelería
Lepanto abrió su primera tienda en Marbella en el año 1965 de la mano de Pedro Pablo Hoz Herguedas. Actualmente, tiene un contrato de arrendamiento del simbólico espacio al que le quedan 17 años de vigencia. "No había necesidad de cerrar, por mucho que le hayan ofrecido. La esquina es muy buena, con una ubicación extraordinaria. Era una mina", argumenta el portavoz de los trabajadores de la empresa, que ha decidido centrarse en su servicio de catering para la celebración de eventos.
La cafetería tiene sus orígenes en el norte de España, concretamente de Cantabria, de donde es originario su dueño, quien llegó a la Costa del Sol en los años 60, abriendo su primera tienda en Marbella en 1964. Habría que esperar unos 20 años para que llegara a calle Larios, inaugurándose en 1984. Desde entonces, tras 40 años, forma parte del entramado comercial del centro de la ciudad y es considerado uno de los espacios de dulces y pasteles más representativos de la capital.
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