El destino de las cenizas

El mar se postula como el enclave preferido para el último adiós tras la cremación, a pesar de los columbarios en los cementerios para su custodia

El destino de las cenizas
El destino de las cenizas
Victoria R. Bayona Málaga

31 de octubre 2016 - 01:00

El destino de las cenizas de un difunto es una cuestión que atañe a la familia y a las últimas voluntades del fallecido. Después de la cremación, el traslado y depósito de la urna con los restos resultantes no está sujeta a ninguna norma estatal ni autonómica, lo que en principio deja libertad casi absoluta al esparcimiento, siempre siguiendo con unos mínimos de civismo e higiene. Es a los ayuntamientos a quienes compete la regulación de su esparcimiento a través de sus ordenanzas municipales, que suelen establecer prohibiciones una vez que la acumulación de cenizas en un mismo lugar empieza a generar problemas; la mayoría de las veces porque la familia deposita la urna, y por los posteriores homenajes florales. Sin embargo, el último documento aprobado por el papa Francisco -con el nombre de Instruccion Ad resugendeum cum Christo-, que obliga a su custodia en lugar sagrado, ha reavivado el debate de a dónde van a parar las cenizas y la conveniencia o no de regular este extremo de una manera más amplia.

Con 175 kilómetros de litoral en la provincia, el destino de las cenizas de los malagueños más que evidente, por lo que los municipios no albergan prohibiciones al respecto; lo que no quiere decir que todos los restos acaben en el mar. Cártama, por ejemplo, sí que se vio obligado a establecer la prohibición de esparcir cenizas, así como depositar urnas y flores en las proximidades de la Ermita de los Remedios. No existen estadísticas que permitan corroborar el agua del Mediterráneo como el enclave preferido para depositar las cenizas, pero el alto número de cremaciones que se producen en los grandes municipios de la provincia, muy por encima de la inhumaciones, acompañado del hecho de que las familias suelen retirar los restos y llevárselos consigo, da una idea aproximada de las cenizas que acaban sumergidas en agua salada. En Málaga capital, el 76% de las defunciones gestionadas por la empresa municipal de Parcemasa en 2015 son cremaciones, un porcentaje que se eleva hasta el 80% en el municipio de Benalmádena, mientras en Fuengirola, la cremación supuso el 67% de los sepelios del año pasado. El concejal de Medio Ambiente de la capital, Raúl Jiménez, explica que de las 3.951 cremaciones que se realizaron el pasado ejercicio, en la mayoría de los casos, las cenizas son retiradas por la familia, siendo un porcentaje pequeño las que permanecen en el cementerio. Por lo que estima que las que no se conservan en los columbarios que las cofradías tienen habilitados en sus casas hermandad o en templos, acaban e el mar. Aún así, su esparcimiento no es un problema en la capital, a lo máximo a lo que se han enfrentado los servicios de limpieza realizando sus labores en los espigones es a alguna que otra urna abandonada, pero como algo muy anecdótico. De ahí que la ordenanza municipal no contemple ningún tipo de prohibición para el esparcimiento de las cenizas.

En Vélez-Málaga, además del mar, hay familias que optan por dispersar las cenizas en sus campos y tierras que, además, suelen haber sido lugar de trabajo y dedicación para estos difuntos. En Rincón de la Victoria, lo habitual es hacerlo desde el Tajo en El Cantal, y en Nerja en la Sierra de Almijara e incluso desde el Balcón de Europa, explican fuentes municipales.

El servicio funerario que realizan las empresas especializadas en defunciones finaliza con la cremación y no todas las familias tienen capacidad económica para asumir el coste de la concesión de un columbario en cementerios o cofradías, explican desde la funeraria La Nueva. Así que los allegados o bien las conservan en sus domicilios u optan por dispersarlas. El director de la funeraria Juan Manuel Pérez concreta los avances que se han producido en este campo: "Tenemos urnas biodegradables que se disuelven en 30 minutos una vez que se sumergen en agua y que no difieren demasiado de precio con las normales". Lo que evita la imagen de las cenizas regresando hacia quienes las esparcen por una ráfaga de viento. El director de La Nueva asegura que algunos casos las familias les solicitan contactos para poder adentrarse en el mar en barco. Aunque en la provincia no existen empresas especializadas, pues son los propios barcos de paseo y recreo los que suelen prestar el servicio, según confirman varias fuentes consultadas por este periódico.

Y si esta práctica está tan extendida en la provincia, la pregunta que surge es: ¿qué efectos tiene el depósito de las cenizas en el mar? ¿Son contaminantes? Juan Jesús Marín, biólogo responsable del Museo Alborania. Aula del Mar, despeja la incógnita de forma clara. Explica que el resultado tras una cremación son unas cenizas esterilizadas que el único problema que pueden ocasionar es la turbidez en el agua, que no es significativa dada la extensión del agua del mar, y sin afección alguna para la vida marina. Esto siempre que se arrojen con una urna biodegradable, o prescindiendo del depósito, de no ser apto para su disolución en el agua.

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